|Capitulo 11|

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NARRADOR OMNISCIENTE.

Matteo estaba descubriendo un nuevo rasgo de su personalidad: Era masoquista. O era eso, o estaba loco.

Pero estaba seguro de que era la primera opción, sino por qué demonios había invitado a Luna a quedarse a su casa? ¿Para que la necesitaba ahí? ¿Para nada, ella no tenía nada que ver con él. Él no tenía porqué hacerse responsable de ella, no tenía ni siquiera porque preocuparse por ella en cuanto abandonara su oficina.

Pero ahí estaba, entre la puerta y Luna para evitar que se fuera, lo cual lo llevaba a la única conclusión lógica, sin poner en duda su cordura: era masoquista.

-¿Estás seguro de que quieres que me quede?-Preguntó indecisa Luna. Después de lo que había pasado entre ellos no sentía como la persona más bienvenida en esa casa.

-¿Para que te vas? Tu hermano está ocupado con tu amiga, como ya dijiste. ¿Que vas a hacer? ¿Esperar afuera de tu casa toda la noche hasta que regrese?

-Es una opción...

-Definitivamente no. No voy a dejarte ahí sola a la mitad de la noche para que cualquier tonto venga y se aproveche de ti, preferiria que te quedaras aqui.

- No tienes porque hacerte cargo de mí-No era un reproche, no lo dijo en mal tono, simplemente lo dijo porque era la verdad, sin embargo no queria hacer sentir mal a Matteo.

-Si, lo se, pero quiero hacerme cargo de ti... no podría vivir sabiendo que algo malo te pasa y yo lo pude haber evitado-Se apresuro a aclarar.

Luna sonrió ante su encantadora explicacion.

-Esta bien, me quedaré... si tanto insistes... pero mi ropa...

-No te preocupes por eso.

Media hora después, el vestido de Luna ya estaba mojado, pero limpio, y ella usaba de nuevo su bata. Pero ahora Matteo tenía un problema aun mayor: Solo habia una cama.

La sensación de que tal vez le gustaba el sufrimiento lo volvió a invadir... bueno todavía era muy temprano, solo eran las diez de la noche, no había porque estresarse y comenzar a pensar en donde iban a dormir.

-¿Quieres algo mas, Luna?

Luna lo miro. Estaba sentado enfrente de ella, con las piernas abiertas, los codos apoyados sobre las rodillas, las mangas de su camisa estaban arremangadas, y la abertura del cuello le permitía ver una parte de su pecho. Definitivamente si queria algo mas, mejor dicho necesitaba algo mas, pero no estaba dispuesta a pasar esa noche calibre, y tampoco esperaba que Matteo lo hiciera.

Iba a tomarse las cosas con calma, no quería hacer tan evidente la necesidad que tenia de acostarse con él, podría hacer que se relajara, que se olvidara del pequeño arrebato de pasión que habían sufrido los dos momentos antes y volver el ambiente más amistoso.

También iba a ser lo mejor para ella olvidarse un poco de lo que pudo haber pasado. Tan solo recordar sentir el miembro de Matteo tan grande y duro contra ella la excitaba. Respiro profundamente, vio que Matteo arqueaba las cejas y supo que había tardado demasiado tiempo en contestar.

-No, nada. Asi estoy bien-Eso es una gran mentira, se dijo en silencio.

Y la platica siguió de lo mas amena. Luna y Matteo lo admitieron, cada quien de forma personal, que congeniaban de maravilla con el otro. Y poco a poco los dos se fueron relajando.

Platicaron sobre todo: Algunas experiencias de la infancia, como llegaron a elegir la carrera que ejercen, y lo que al parecer los habia unido pero a los dos les importaba un cuerno: El caso de las pinturas robadas de Luna.

Seduciendo A Un Caballero |ADAPTADA| (LUTTEO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora