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Lunes, después de un fin de semana sin fiestas por la chico, los chicos estaban fastidiados pero en cuanto hizo el desayuno se les paso. Noah, tiene una buena táctica para hacer que futbolistas hambrientos dejen de quejarse, y eso es la comida. Porque una buena comida conquista el estomago de un hombre y eso es lo más sagrado, eso decía mi abuelita. Estábamos apurados, todos, hasta la chico, porque nos demoramos comiendo toda la comida, porque fue mucha y se lo agradezco, ayer no había cenado por terminar unos trabajos para hoy.

Al cruzar la puerta principal de la universidad, todos, se giraron a vernos, las chicas a nosotros y los chicos a Noah. En una muestra de protección, pase mi brazo por sus hombros y la abrace contra mí. Sé, que sí no hago saber que no esta disponible, todos se le lanzarán. Fue un error porque las chicas empezaron a susurrar y pude escuchar muy bien como se burlaban de ella y la insultaban en lo bajo. De seguro se ganará una buena broma de Frida, una de las populares que marca su huella por todo el equipo.

Camine a mi casillero, el cuál estaba al lado de Noah, esto será divertido. La chico abrió su casillero y se lo cerré en la cara. Me miro enojada e intento abrirlo, pero lo cerré de nuevo. Su mirada era incomprensible cuando me dio  un puñetazo en la cara. Me fui hacia atrás y ella empezó a reírse, los presentes miraban asombrados la actitud de la chico.

-Oh, dios, golpeas muy duro -me sobeé el pómulo, dolía como los días de pesca cuando tenía que cargar los diez kilos de carnada yo solo.

-Tu me serviste tu cara en bandeja de plata, no me resistí -y supe que ya nadie comprendía lo que pasaba.

No soy malo con nadie, pero puedo actuar un tanto agresivo si te cruzas en mi camino. Pero, después de eso, nada, no soy de unirme a las bromas a los chico de primer año. Por qué fui uno y también se burlaron de mi, por más que compartiera fraternidad y equipo. Aunque ahora no dudo de su amistad, antes sí lo hacía.

Pero, la chico, se salvo de nuestras bromas por que es una chica y esta entrando al equipo. Por qué sino, ya estaría llena de malteda su hermosa melena castaña. Y su sonrisa se hubiera ido y me hubiera enojado conmigo mismo. Pero eso no sucederá y listo.

-Estas bien? -pregunto cuando cerró su casillero. Me encogí de hombros y la escolté a su salón. Por lo que sé ella esta estudiando  licenciatura en literatura, o eso dijeron los chicos. Por mi parte, estudió para ser abogado, aburridas y largas leyes para salvar a mi cliente de la cárcel cuando es mucho más culpable que el juez mismo en la corrupción.

-Aquí la dejo, preciada princesa chico de los deportes -le sonreí y ella golpeo mi hombro.

-Au -me lo sobé- te voy a denunciar por violencia de genero.

-Créeme, si no te considerara mi amigo, no te hubiese golpeado, en cambio, me hubiera ruborizado como todas esas chicas -señalo detrás de mí, donde había un grupo de chicas coquetas- y correría felizmente hacia mi pupitre -hizo una cara de niña pequeña-. Pero eso no sucederá, que quedé claro -chocamos puños con la seriedad presente en sus facciones y desapareció en el aula.

Sonreí coqueto y mire a las chicas. Ellas se sonrojaron y me saludaron al mismo tiempo. Tiene razón, genero rubores muy rápidamente.

[...]

El peor momento, el termino de clases, no digo que me guste la universidad pero a la salida se juntan todos los simios y sí intentas pasar entre ellos, es una muerte segura. Pero como me gusta arriesgarme, camine entre cuerpos apurados generando miradas fulminantes de mi parte cuando me chocaban.

Llegué sano y salvo, por mi parte, al salón de Noah, mire hacia adentro y estaba guardando sus útiles dentro de su mochila. Al verme, me sonrió e hizo un ademán de manos. Imité sus gestos y vi como se acercaba. Chocamos puños y el pasillo ya estaba libre. 

Caminamos por los pasillos dándonos empujones con las caderas. Aunque ella golpeaba el lado izquierdo de mi muslo y yo golpeaba la curva de su cintura. La chico es muy baja. Llegamos a la salida y nos encontramos a los simios mayores.

-Hola, chicos -choqué puños con todos, al igual que la chico y empezamos a caminar por el campus. La fraternidad quedaba al otro lado de la universidad, consistía en una pequeña calle sin salida donde, aparte de la nuestra, había mas fraternidades. De porristas, el club de ciencia, el de carpintería. Y, literatura. Ahora que lo pienso, por qué no fue a esa fraternidad. Los "Traga libros" .

Al llegar a la casa me tire al sillón con un paquete de papas fritas y encendí la tv, los chicos se perdieron por las escaleras y la chico se sentó a mi lado. Tomo mi paquete de papas y empezó a comerlo. Me quejé y se lo saque. Ella intento tomarlo pero lo coloque sobre mi cabeza, haciendo que no llegué, ni dando saltitos. Me reí y nos sentamos de nuevo.

-Me agradas, Noah -le sonreí y extendí el paquete de papas. Lo tomo y me sonrió.

-Y tu eres un simio desalmado -sin dirigirme la vista, comió las papas y siguió mirando la tv.

Negué divertido y dirigí mi vista a la pantalla. Esta chica, realmente me agrada.

La chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora