Bajo la luz de la luna [2Min]

Nosotros

Mis inquietos ojos se movieron por todo el lugar sin detenerse en algo en específico, y mis dedos no dejaban de enredarse entre sí, asimilándose al revoltijo de sensaciones que sentía en mi estómago. Estaba nervioso, demasiado.

Y el silencio, lo volvía todo peor.

Todo se había vuelto una maraña de incomodidad desde que entramos en su apartamento, cuando le pusimos fin a esa discusión sin sentido que había provocado que algunos residentes se asomaran en sus puertas. ¡Incluso uno se acercó a preguntar si todo estaba bien! solo en ese momento pudimos detener nuestra discusión y darnos cuenta que no era lugar indicado para hablar sobre ese tipo de tema.

Entramos, yo con la esperanza de poder hablar, pero MinHo, cuando la puerta se cerró detrás de mí, desapareció tan rápido por el pasillo que apenas pude reaccionar, dejándome solo y destruyendo la poca ilusión que tenía de que pudiéramos conversar. Quise quedarme ahí, parado y no hacer nada, o irme y esperar que todo se solucionara por arte de magia... pero mi parte racional, sabía que eso no pasaría.

Y ahora, algunos minutos después, me encontraba aquí, en su sillón, viéndolo sentado frente a mí con los codos sobre las rodillas y la cabeza hundida entre sus manos. Creo que aún no se ha dado cuenta que estoy frente a él; esperando algún incentivo que me diera las fuerzas para saber que era correcto hablarle.

Era mi primera vez aquí, pero me sentía tan ajeno a todo, tan incorrecto y equivocado, como si fuera un terreno desconocido que nunca debí tocar.

—Min... —mi voz sonó tan ajena al lugar que dude si seguir hablando— será mejor que me vaya.

Me incorpore y lo mire, pero no mostro ninguna reacción, seguía ignorándome y eso solo me hizo sentir peor porque supe que no me detendría, que era lo que esperaba cuando le dije que me iría.

El camino hacia la puerta se sintió largo a comparación de cuando recorrí el pasillo buscando a MinHo. Todo el valor que había tenido hace algunas horas atrás, se había ido y, cuando mire hacia atrás y no lo vi, me resigne a todo. Me iría sin siquiera intentarlo, porque MinHo no ponía de su parte para hablar y solo se dedicaba a ignorarme.

Todo había salido mal.

Yo no quería irme, quería hablar con él y arreglar todo este malentendido rápido, pero MinHo se sentía tan lejano que solo me hacía temer y llenarme de inseguridades que no quería. Mierda, no quería seguir así. Y no supe en que momento ya me encontraba frente la puerta, con mis mejillas bañadas en lágrimas.

Dos grandes gotas cayeron cuando me di el valor de tomar la manilla con mi temblorosa mano. Limpie mi rostro intentando recomponerme, aún era temprano como para dejar que la gente vea mi desastroso y derrotado aspecto, como si me viesen rechazado. Sonreí con dolor ante la irónica comparación. Aquello no estaba ten lejano de la realidad.

Cuando pude regular mi respiración, abrí la puerta con la intención de irme, pero esta se cerró tan rápido, en un estruendoso ruido que hizo sobresaltarme. Unos conocidos brazos me tomaron por la cintura, atrayéndome hacia ese pecho que tanto necesitaba.

—MinHo...

—No te vayas —su voz suave golpeando contra mi nuca, casi en un susurro, apretándome más cerca de él—. Lo siento, yo... yo solo estaba pensando. Además, estoy un poco cansado por el viaje. Lo siento, no quería ignorarte.

—Entonces es mejor que me vaya, ya no quiero molestarte. Lo siento, yo... vine en mal momento... —comencé a balbucear.

Ambos estábamos disculpándonos por los motivos equivocados.