Capitulo 3

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Mi despertador sonaba y sonaba, luego de unos minutos logre levantarme. Fui a ver a Em y dormía dulcemente. Aproveche y me bañe, salí veinte minutos después ya eran las 6:30 am, me coloque un vestido suelto corto de color gris y zapatos a juego. Desayune tranquila viendo las redes sociales. Casi nunca entraba, la verdad me fastidiaba ver a mis antiguos amigos y familiares tan hipócritas fingiendo amistad y felicidad.

Al terminar lave mis dientes nuevamente y levante a Em. 7 am puntual iba saliendo de mi depto en busca de un taxi que me llevaría a la guardería nuevamente.

- Adiós mi amor, mama te ama - así me despedí de mi pequeña.

Me dirigía a la supuesta empresa, mis nervios me consumen, son casi iguales al día que esperaba los resultados para saber o no si estaba embarazada, casi me desmayo de los nervios.

Una, dos, tres, cuatro... y a la sexta cuadra estaba dichosa empresa, por suerte quedaba cerca.

- WOW! - exclame a penas llegue. Estaba en la puerta,  entre el miedo y los nervios impedían que entrara. Un edificio demasiado grande. ¿Cuantos pisos habrán? Mmm unos 30 o 40, pensaba sin cesar.

Es hora, yo puedo, me decía internamente una y otra vez.

Entre a pasos torpes y me dirigí a la recepcionista. Típica zorra pensé, un botón menos de su camisa y mostraba todo por dios. Puse mi mejor sonrisa falsa y:

-Buenos días....  - Leí su identificador- Amelia, buscaba al señor Cristhian Harrison, me esperaba a las 8 am.

Prácticamente me miro de arriba abajo, blanqueo los ojos y me IGNORO. Si señores me ignoro

- Buenos días Amelia busco a Cristhian Harrison me espera las 8 am - dije nuevamente mas fuerte a ver si así me escucha.

Seguía mirándola y me ignoraba, sentí que alguien entraba por la puerta principal. La zorr... Amelia sonrió por encima de mi y dijo:

-Buenos días Señor Harrison - automáticamente me di vuelta y ¡Oh por Dios!

Un chico extremadamente lindo, un Dios griego, si no era modelo pasaba raspando, tiene que ser un actor de cine, ojos grises, un cuerpo bien marcado, se nota que entrena mucho, tez blanca y pelo castaño un poco alto para mi me sacará una cabeza y media. Quede metida en mis pensamientos, lo miraba y si que lo miraba, no podía sacarle los ojos de encima, escuchaba que me hablaba pero no dejaba de mirarlo y pensaba que bueno que esta.

- Su nombre es?- Me dijo nuevamente mas fuerte y algo ¿Enojado?

Desperté de mi nube de pensamientos y le respondí con una sonrisa algo nerviosa e incomoda- Sarah Steel, así me llamo 

- Señorita Steel llega justo a tiempo por favor vaya a mi despacho, en el piso 30- y se fue, me dejo ahí parada.

Automáticamente me dirigí al ascensor y marque el piso 30 como dijo el Dios griego.
¿Tendrá novia? Pense, y claramente cuando sonó que había llegado al piso solicitado desperté, no podía pensar en eso el seria mi jefe y no estaba preparada para una relación y menos para llevarle un nuevo padre a Em. Oh mi bebe que estará haciendo, no ha pasado ni una hora y ya la extraño. Llegue a la puerta y toque, un, dos, tres golpes y escuche:  Adelante. Camine observando todo, que buena vista, toda la ciudad estaba a través del vidrio. El sentado en el escritorio, demasiado amplio para mi gusto, la oficina equivalía a la mayor parte de mi departamento.

- Buenos días Señor Harrison - dije de modo respetuosa y parada al lado de los sillones que se encontraban al frente de el.

- Solo Cristhian señorita Steel. el Señor Harrison es mi padre y tan viejo no estoy.- y sonrió, y acá me enamore pensé en la forma mas irónica de la palabra. Definitivamente era la misma sonrisa que su madre

- Entonces solo Sarah- le respondí de forma educada tratando de ocultar los nervios que causaba su sonrisa y mirada.

- Mi madre me hablo mucho de usted, y lamento el accidente de mi torpe hermana- ya no me miraba.

- Esta bien no se preocupe, son cosas que pasan. Su hermana y madre son un encanto- me atreví a confesarle. Y era la verdad, lo eran y no dudaba que si seguía viendo a April seriamos grandes amigas, ya me la imaginaba jugando con Em. 

Solo me contesto con un simple gracias y su cara cambio rotundamente, creo que metí la pata.

-Volviendo al tema principal en este momento mi secretaria renuncio por cosas personales de ella y me urge conseguir una, seria solo lo básico que ordene mi agenda, mande correos, me acompañe a ciertos eventos y reuniones. La paga es buena, medio tiempo y todos los beneficios posibles para usted. Por cierto también habrán viajes que deberá acompañarme...

Y pensé en Emma como haría, no podría llevarla, y tampoco dejarla, mi cara se desfiguro porque me pregunto si me encontraba bien, si algo me molesto.

-No descuide todo esta perfectamente- le respondí mientras mi mente pensaba y pensaba.

-Ahí esta el contrato léalo con calma y si esta de acuerdo mañana mismo empezar a las 8 am puntual, me gusta la puntualidad así que no llegue tarde. Si no va a aceptar me manda un mensaje diciéndome, tiene mi numero personal. Si me disculpa tengo una reunión.- se levanto agarro unos papeles, mientras me levante y me despedí con un asentimiento de cabeza.

-Muchas gracias Señor Harrison tendra mi respuesta.

- Solo Cristhian Sarah, avísame cualquier cosa, un gusto.

Y salio de la oficina y a los segundos salí yo con el contrato en manos. Fui a buscar a mi hija. Ya con Em en brazos me fui a mi depto.

-Mi amor que hago- le hablaba mientras ella jugaba felizmente con su pulpo morado, su peluche favorito. 

Todo lo que quería era su felicidad, y que nada le faltara, me moría si algo le pasaba. Era un amor tan inmenso que le tenia que la elegiría sobre encima de todo y de todos.

-Tratare de protegerte siempre mi bebe y de hacerte muy feliz, nada te faltara -le dije mientras la abrazaba.

Era un ser tan especial que no imaginaba como el padre o mis padres no estaban en ese momento para verla crecer. Nada le faltara me lo repetía una y otra vez y así decidí:

 Señor Harrison a las 8 am estaré en su oficina, muchas gracias por esta oportunidad.

 Sarah Steel.



Y así fue como me fui a dormir temprano con un nuevo empleo, y observando la inocencia de mi hija felizmente. Espero que todo se de para bien.













Mi jefe, mi hija, mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora