Capítulo 3

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Me desperté con la alarma de mi celular y me dispuse a despertar a Gemma. 

—¡Te juro que quería cedírtelo! —gritó Gemma despertando.
—¿Pues qué soñabas Gem? —pregunté entre divertida y con reproche. No había olvidado su comentario de dormida de ayer.
—Nada —dijo desviando la mirada.
—Bien, podremos hablar luego, por ahora, vístete y apresúrate, que debemos irnos al aeropuerto.

Era una bendición que Stella antes de irse hubiera reservado los boletos de avión.

Fui a despertar a Ray, pero me topé con la sorpresa de que no estaba en la cama, entonces fui a buscar a Clary, y me deshizo el corazón completamente la escena que presenciaba. Clary estaba dormida en su cama y Ray la abrazaba, dormido junto a ella, de forma protectora, como si de esa forma nadie pudiera quitársela, como si de esa forma, la pudiera mantener siempre segura.

Caminé del lado de Clary tomé su cámara instantánea. Les tomé una foto que no despertó a ninguno de los dos.

Le di un beso de aire en la mejilla a Clary, no muy fuerte para no asustarla, pero lo suficiente para despertarla. Ella abrió sus ojitos riendo y cuando se movió, Ray saltó de la cama despierto, haciendo que tanto Clary como yo lo miráramos extrañadas.

—¿Papi por qué no estás en tu cama?
—Es que... amm... —me palmeé mentalmente la frente.
—Se le calló el café en ella —dije haciendo que ambos voltearan a mirarme.
—¿Y no podía quedarse contigo? Es que me siento apuchurrada —dijo inocentemente, logrando una arrancarme una sonrisa.

—No Muñequita, porque tía Gemma se quedó conmigo —le dije sonriendo. Mientras tanto Ray se levantó de la cama.
—Voy a cambiarme —dijo distraído mientras salía de la habitación.
—¿Qué tiene papá? Está rarito —me dijo Clary preocupada—. ¿Es por lo que no me puedes decir?

—Si pequeña, eso lo tiene "rarito" —le contesté—. Prometo hablar con él para que no vuelva a dormirse en tu cama, pero por ahora...
—No —dijo ella algo avergonzada, la miré interrogante—. Me gusta que duerma conmigo, es lindo.
—Bien, entonces no le diré nada, pero usted señorita —dije ayudándola a levantarse—. Debe arreglarse porque vamos a salir en media hora para el aeropuerto.
—¿Qué me voy a poner? ¿Hace frío?
—Pues no hace frío, pero como estás calentita porque estabas dormida, debes abrigarte un poco.

—¿Me puedo poner mi chamarra de CazaFocas? —escuché una estruendosa risa en la puerta, me giré para ver a Gemma recargada en el marco de la puerta muerta de risa.
—Cathy, debo tener cuidado con lo que digo cuando Clary está presente —dijo ella aun riendo.

Sabía a qué se refería, yo tenía una chamarra muy parecida a la que Clary se refería, y una vez Gemma había dicho que era mi chamarra de CazaFocas porque parecía de esas que usan en la Antártida.

—Definitivamente Gemma. No quiero que adquiera malos modos —le dije en broma.
—Pero para eso estamos las tías, para malcriar, si no, pregúntale a Athala —dijo rotunda—. Que los padres sean los que eduquen —el comentario me afectó más de lo que hubiese querido y ella se dio cuenta—. Lo siento Cath...
—Está bien Gem —la interrumpí, no iba a dejar que dijera nada frente a Clary—. No te preocupes.

—¿Y bien? —le preguntó a Clary—. ¿Vas a usar la chamarra de CazaFocas?
—Sí tía Gemma —dijo Clary riendo, mientras la tomaba del armario.
—Muy bien, ahora hay que ponerte bella para que Grecia te reciba como la princesa que eres, ¿Te hemos contado alguna vez que Cathy, Andy, Luisella, Torie y yo somos las Reinas de Grecia?  —dijo Gemma mientras se acercaba a Clary y le tomaba el cabello. Pero esta huyó de Gemma.
—¿Ustedes son Reinas? —preguntó emocionada—. ¿Cómo pueden ser reinas todas?

La Mitad de una Promesa |ECAP 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora