Capítulo 6

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—Cathalinna ¿Has visto la corbata amarilla? —gritó Ray.
—¡¡Estás loco si crees que vas a llevar amarillo!! —grité medio en pánico desde el baño—. Ponte la verde jade.
—Da igual, de todas formas no la veo tampoco —dijo con frustración.
—¿Y qué color ves? —pregunté angustiada.

—Azul —dijo.
—Pues ponte esa —dije aún desde el baño, mientras me abrochaba mi sujetador.
—Pero hay como seis ¿Cuál es mejor?

De verdad jamás había estado tan estresada como en este momento, iba a responderle a Ray que no veía los colores desde el baño, entonces escuché la voz de Clary.

—Papi, pero todas son iguales, no veo la diferencia —sin poder evitarlo me eché a reír fuerte.

No es que nos sobrara tiempo, por lo que solo por esta vez, decidí olvidarme del pudor y salir en ropa interior del baño, ya que mi vestido lo había dejado en la cama, Ray tenía sus seis corbatas encima de la cama, y así como había dicho Clary, las seis eran básicamente iguales, pero esos dos seguían pelando acerca de cuál era mejor que se pusiera.

Yo me puse mi vestido blanco, ya que a mi papá siempre le había gustado verme de ese color. Una de las razones de que ese fuera el color de Las Reinas de Grecia.

Luego busqué los accesorios de colores que traía, y encontré uno que se parecía al color de una de las corbatas de Ray, me puse el cinturón y regresé con Ray y Clary.

—¿Verdad que está mejor esta? —dijo Ray a la vez que Clary decía.
—¿A que esta es mejor?

—No quiero ser partidaria de nadie —aclaré—. Pero mi lazo se parece más a esta —añadí tomando la corbata que sostenía Clary, la cual al ver mi elección sonrió de oreja a oreja.
—Te lo dije papi, las chicas tenemos sentido de la moda —dijo orgullosa cruzando los brazos.

Yo solo pude reír. Ray solo la miró algo enojado.

—Ven aquí Gordo —le dije para luego pasarle la corbata por detrás de su cuello y hacerle un bonito nudo.
—Enserio es una bendición que sepas hacer más de diez tipos diferentes de nudos de corbatas —dijo sonriente.
—¿Yo puedo aprender también? —preguntó Clary, me giré para prestarle atención.
—Claro que si Muñeca —le dije sonriente—. Después podemos practicarlo con papá.

—Genial —dijo emocionada—. Cathy, aún te faltan tus zapatos.
—¿Me ayudas a escogerlos? —le pregunté sabiendo la respuesta.
—¡Sííí! —dijo contenta y me jaló para ver los pares que había traído.

Ella escogió unas sandalias blancas, y no me parecieron mala opción, así que accedí a llevarlas. Clary ya estaba completamente arreglada, pues la había cambiado antes de siquiera bañarme yo. Por mi parte solo me faltaba cepillarme el cabello, pues a papá tampoco le gustaba que lo llevara recogido. Regresé al espejo para hacerme a la labor y una vez estuvo desenredado mi cabello solo me puse dos broches para sujetarlo y que no me cubriera el rostro.

Me quedé viendo mi reflejo en el espejo, yo misma me veía diferente, la Cathalinna que alguna vez se fue de Grecia a Estados Unidos, no era la misma Cathalinna que me regresaba la mirada ahora, y mi padre se daría cuenta de eso, estaba segura. Otra seguridad es que haría preguntas, y no estaba segura de poder responderlas todas. Pero necesitaba hablar con él antes de acordar una reunión con Gavril para negociar.

—Hey —susurró Ray en mi oído sobresaltándome, al parecer me había ensimismado, ya que nunca vi cuando se había colocado detrás de mi—. Todo va a estar bien, ya tenemos un diplomado en mentiras, ¿Qué podría pasar? —me reí, esta era una de las razones por las que lo quería tanto.

—Tienes razón —dije riendo—. Hasta podríamos impartir cursos.
—No tengo idea de qué esperamos para ello —continuó con la broma.
—Vamos Gordo, terminemos con esto —le dije tomándolo de la mano y jalándolo hasta donde estaban el sombrero de Clary y el mío. Ella estaba jugando fuera de la casa, no me preocupaba porque podía verla desde el ventanal. Tomé los sombreros y salimos de la casa.

La Mitad de una Promesa |ECAP 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora