Mi hermano arrancó el BMW y nos fuimos rumbo a los establos norte. Cuando llegamos la luz de los establos estaba prendida, Gemma y yo habíamos terminado por quitarnos las zapatillas pues entre la maleza, jamás pasaríamos. Biagio, Kaleb y Raymond nos habían alcanzado mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta.
—Hermosa —saludó Lennan—. Pásense.
Los gemelos seguían viéndolo mal.
—Cathy, ¿Confías en él? —preguntó Biagio.
—Cállate — les reprendí.Seguimos a Lennan hasta el sótano, aquél sótano en el que habíamos organizado nuestra propia conspiración, probablemente yo era la única que no estaba nerviosa, cuando llegamos abajo y vi a Luisella sentada cómodamente con una copa de vino tinto en la mano sonreí, ella me devolvió la sonrisa.
—Asumo que las cosas se complicaron o no estaríamos aquí —dijo Luisella.
—Mujer, te has vuelto muy perspicaz —le dije en broma.
—Alguien tenía que mantener el nombre de Las Reinas.
—Bien, universalicemos el idioma a Inglés por favor —pidió Gem.
—No es mi idioma favorito pero está bien —dijo Lennan ya en inglés.—Bueno, primero que nada, tengo que decirles a todos, que si no había dicho nada era porque realmente no tenemos pruebas de esto, pero estamos haciendo todo lo posible por conseguirlas —les aclaré a todos.
—Además de porque Cathy tiene miedo del resultado —dijo Luisella y yo ya no sabía si gradecer o no que diera voz a lo que no pude decir yo.
—Chicos —dije mirando a mis hermanos pequeños—. Hace tiempo cuando el abuelo Angelo enfermó, Lennan, Luisa y yo escuchamos una conversación por teléfono de forma accidental, mamá estaba hablando con alguien a quien no reconocimos. Esa persona insistía en que dijera la verdad, mamá se alteró y dijo que nadie debía saber que Rupert no era un Capaldi, y que ella ni pensara en decir nada. Después la otra mujer comenzó a mencionar nombres y mamá la hizo callar cuando mencionaba a Senbrich Soileidis, mamá se escuchaba rara por el teléfono, lo que nos dejó pensando que tal vez y solo tal vez, Rupert sea hermano de Gavril.
No di tiempo a que mis hermanos reaccionaran mucho pues seguí.
—Cuando nos fuimos, fue cuando Lennan por fin pudo ponerse a investigar todo donde los Soileidis.
—¿Qué nos da la garantía de que podemos confiar en él? —preguntó serio Biagio.
—Sí —concordó su gemelo—. Él es sobrino de los Soileidis... ¿Cómo sabemos que no nos está mintiendo o incluso grabando justo ahora?—No lo sabemos, pero yo confío en Lennan, y no solo porque me advirtiera del regreso de Gavril a Grecia, sino porque además de todo...
No sabía cómo se tomarían esto los gemelos, y no estaba segura aún de contárselos... Lennan había crecido con los Soileidis después de todo.
Lennan debió notar mis nervios y mi preocupación, porque se acercó a mí y tomó mi mano con fuerza, como intentando transmitirme apoyo y una fuerza de que, pude notar, el tampoco rebosaba, estaba tan nervioso y preocupado como yo o tal vez más. Evité mirarlo y evité mirar a nadie que no fueran los gemelos. Tomé un profundo respiro... pero para desgracia mía, la mayor característica de Luisella jamás había sido la paciencia.
—¡Ay, ya! —exclamó mi amiga—. Dejen de poner tanto suspenso a esto, gemelos, Lennan es su hermano. Ahora Cathalinna, ¿Cuál es el plan para cuando llegue tu madre?
Por mucho que yo adorara a Luisella, esta vez si que se había pasado de la raya. Mira que soltarles la bomba así como así a mis hermanos... y no solo a ellos, Gemma tampoco sabía nada de eso, mucho menos Kaleb y Ray, quienes no entendían absolutamente nada de la situación.
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La Mitad de una Promesa |ECAP 2|
Підліткова літератураSegundo libro de la saga El Camino al Paraiso (Necesario leer Verdades que son Mentira) Aún en los momentos de mayor desesperación, existe ese rayo de esperanza. Con ese único pensamiento, es con el que Annabeth se levanta cada mañana, recordándose...