EL DOLOR Y LA CULPA parecían estar saliendo de su cuerpo en ráfagas interminables. No sé cuánto tiempo llevábamos abrazos de la misma forma, pero no había manera de que fuera a soltarlo. Lucía tan vulnerable que casi me hacía llorar.
Pasé mi mano por su cabeza deteniéndome en la cola donde mantenía sostenido su pelo. No podía terminar de creer que lo hubiera conocido hace menos de una semana cuando huía de la habitación de la señora Davis. Un momento, ¿menos de una semana? ¡¿Solo un par de días?! Parecía que había transcurrido una eternidad. Tiene sentido. A veces lo único que no transcurría eran algunos recuerdos. Se quedaban estancados atormentándonos.
Esperaba hacerlo sentir mejor, tanto como él me hacía sentir a mí.
Los brazos de Edward me estrujaron contra él, pero no creía que se diera cuenta de lo que hacía.
¿Cómo un hombre era capaz de golpear a su esposa? ¡¿Cómo una persona era capaz de golpear a otra?! Tenía que ser alguien demasiado despreciable para hacer algo así. No solo nunca fue un padre para Edward, sino que lastimaba a quien él más quería.
El roce delicado de unos dedos por mi columna vertebral me hizo estremecer.
—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te enojes?
No.
—Por supuesto, pero solo si dejas de acariciar mi espalda.
Se detuvo incluso antes de que yo terminara de decir las palabras. Lástima, mi piel iba a necesitar más tiempo para olvidar su tacto.
—¿Por qué vas a casarte?
—¿En serio? ¿Esa es tu pregunta?
Supongo que no debería sorprenderme.
Traté de ocultar mi cabeza en su cuello, un lugar que en ese momento me parecía seguro. Por alguna ridícula e incomprensible razón no quería hablar de eso con él.
—No te preocupes, no voy a pedirte que no te cases ni ninguna mierda parecida, solo quiero saber. ¿Por qué se casaría una persona que no está enamorada?
Eso me enojó. Me estaba cansado que sacara suposiciones sobre mí.
Salí de mi escondite y le lancé una mirada mordaz. Me abstuve de cruzarme de brazos porque eso atraería la atención a la zona de mi cuerpo que más parecía gustarle.
—No puedes decir eso, no sabes si estoy o no estoy enamorada.
Se encogió de hombros.
—No luces como una mujer enamorada.
—Oh, y dígame usted señor «Las apariencias engañan», ¿cómo debe lucir una mujer enamorada?
Rozó su pulgar por mis labios.
—Sigues evitando la pregunta.
Dándome cuenta de que no íbamos a llegar a ningún lado si no respondía y que mi respuesta no tenía por qué ser secreta, dije con honestidad:
—Porque Henry me ama.
—Eso es pura mierda si el sentimiento no es recíproco.
Asentí. No me sorprendía que esa fuera su línea de pensamiento. Es muy fácil pensar así viniendo de una persona que no se compromete con nadie y si alguna vez llega a hacerlo va a tener la suerte de que esa chica caerá rendida a sus pies. Porque desde ya se mueren por él.
Pensar en Edward con alguien más envió una opresión sobre mí, si él se llegaba a enamorar de una chica tenía la sensación de que no lo vería más. Por respeto a ella.
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ʜᴜᴇʟʟᴀs ᴅᴇ ᴜɴ ʙᴇsᴏ || #1.5
Truyện NgắnFiore aprendió a corta edad que es mejor que nada la tome con la guardia baja, ir siempre por lo seguro y no llamar la atención de mala manera, hacer lo que siempre se espera de ella. Eso esta bien, después de todo ella se sabe desenvolver mucho mej...