Detrás del cristalino azul de sus ojos desvaídos,
Se encuentra la mujer que lo dio todo, por sus hijos.
Hoy, lejos del tumulto de su gente, vive alejada y ausente.
Sus ojos ya no recorren mis pasos, ni se detienen en mi risa,
Son miradas torvas, vacías… muy tristes.
Se ancló en los mares confusos de su inocencia pues,
Sin ser virgen… ¡fue, es, y será, una Santa!
Dejó un día de bregar con sus males y dolores,
Y marchó, buscando mares en calma.
Mujer de sonrisa fácil, siempre delicada y amorosa,
Nos deja una herencia inapelable, ¡su resistencia!
Molida a palos día tras día, por un mal hombre,
¡Jamás nos dejó solos, siempre con nosotros a cuestas!
Ya no volverán a escudriñar tus entrañas…
Te fuiste, madre, no sé si para siempre…
O tal vez, buscando sin querer a nuestro padre.
No me siento merecedor de tu cariño,
Aquel que me dabas sin esfuerzo,
Días, tardes y noches, convertidas en una existencia,
Nunca jamás forzada.
Tanto amor insuflaste a nuestra existencia
Y tan mal te pagamos… ¡Madre!
Espero que desde allá en el cielo, un día puedas perdonarme.
No, Madre, no fui ni seré merecedor… quizás,
¡No lo fue ni lo será nadie!
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LETRAS QUE LIBERAN MI ALMA
PoesíaCuando la soledad juega su papel, nadie está a salvo de una derrota o de un fracaso, en el mío, me vencieron, por lo tanto; lo es al completo. Esa es la razón de estas letras, que, conforman este libro de poesía; ¿una sola razón...? "es todo lo que...