El gato de Steve

VIII: Tony NO es un gato, pero tiende a ronroner

Los momentos de quietud de Tony eran muy pocos, pero cuando los había eran maravillosos. Momentos que Steve adoraba, sobretodo cuando lo tenía acostado sobre su regazo mientras le acariciaba su cabello, justo como ahora.

Hace ya semanas que no disfrutaba un rato como ese, y lo que más le encantaba era tener a Tony de esa forma tan tierna, tanto que juraba que si moría sería por la inmensa lindura que su esposo le transmitía la cual nadie, ni un súper soldado, era capaz de soportar.

— ¿En qué piensas? — Preguntó Tony con tono somnoliento, las caricias que le daba Steve eran el mejor médicamente contra el insomnio.

— En lo feliz que me hace tenerte como mi esposo. — Respondió con sinceridad.

— Por supuesto, soy maravilloso, atractivo y muy carismático, cualquiera mataría por estar en tu lugar. — Sin importar qué, Tony siempre sería Tony.

— Como digas, cariño. — Continuó acariciando el cabello de Tony.

Steve jura que, por un momento, lo escuchó ronronear.