IV: Tony NO es un gato, pero entra en celo

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Steve sabía que tener de pareja a alguien como Tony no sería fácil, el genio es alguien complicado de tratar y con una personalidad igualmente complicada, comenzando desde su gran ego más alto que su torre, pasando por su berrinchuda, mimada e infantil actitud, cruzando por su usual sarcasmo y terminado con su constante dramatismo por todo, además de todos los demás problemas de la forma de ser del millonario.

Sin embargo, habían detalles que hacían que todo esto valiera la pena. Tony era, aunque difícil de creer para los que no lo conocían realmente, una persona desinteresada y que pone primero a los demás antes que a sí mismo, una prueba de ello eran todas esas veces en las que se había sacrificado para salvar a amados y extraños importandole poco su propia vida con tal de que nadie saliese herido o muerto.

Y su humanidad no era el único punto bueno, había otra cosa más que Steve amaba de él y era la constante calentura de Tony, saber que, sin importar qué, nunca lo dejaría con las ganas cuando se lo pidiese.

Tony era goloso y un amante del placer carnal, en cada oportunidad se le insinuaba a Steve deseoso de ser complacido y así era como se hallaba ahora, disfrutando de cada pequeño rincón de su cuerpo, dejando marcas de mordidas y besos por cada lugar que se lo permitiece: el cuello, abdomen, piernas y glúteos, siendo estos últimos sus favoritos.

Claro que Tony no se quedaba atrás en cuanto a marcar territorio se tratase. Cada penetración dentro del cuerpo del millonario era una nueva marca de rasguño en la espalda del Capitán la cual en este punto estaba más roja que el traje de IronMan de su esposo y con algo de sangre saliendo de las delgadas líneas dejadas.

— Más profundo. — Escuchó suplicar a su amante, ¿y cómo no complacer su petición? Tomo las caderas de Tony con más fuerza e igualmente las penetraciones se volvieron más intensas, dignas de un súper soldado.

Entraba y salía en un vaivén que volvía loco a Tony. Cada vez que entraba golpeaba su próstata haciéndole alcanzar el cielo, y por supuesto, esto hacía que el interior de Tony le apretase deliciosamente dentro de él.

— Qué hermosa vista. — Comentó Steve admirado del rostro de placer de Tony bajo él.

— Puedo darle una mejor, Capitán. — La sonrisa juguetona llena de lujuria que se asomó en el menor hizo calentar -de ser posible- aún más al rubio.

Tony aprovechó el momento de desconcierto de su esposo para empujarle contra la cama y dejarlo acostado, se subió sobre él y, lentamente se introdujo el miembro de Steve dentro a sí mismo.

Steve veía admirado y excitado como su propio pene se perdía entre las nalgas de Tony y a este sudando, respirando con dificultar y con un hermoso rubor en sus mejillas y orejas, además de la expresión en su rostro y ojos que demostraban lo completamente caliente que estaba.

— ¿Qué piensas de esta vista? — Preguntó dando un sentón.

— Más que perfecta. — Tomó las caderas de Tony para subirlo y bajarlo comenzando un constante ritmo de penetraciones con la mejor vista de todas.

...

«¡Más profundo! ¡Así! ¡Steve, vente dentro de mí!»

Escucharon el resto de Vengadores desde la sala principal, por desgracia para ellos, las paredes no obstruían los sonidos del todo.

— Necesitaré terapia. — Comentó Clint.

Steve debería controlar mejor a Tony durante su celo, o al menos eso pensaron los héroes al seguir escuchando los gritos y gemidos de este.

El gato de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora