IX: Tony NO es un gato, pero tiene crías (Final)

8.8K 1.2K 260
                                    

Tener que soportar a un Tony Stark era demasiado, a penas y sus compañeros de equipo podían con él, incluso Steve, que al ser su esposo debía complacer algunos berrinches que hiciera. Pero, tener que soportar a una pequeña versión de Tony Stark junto al original era lo que Fury describía como el mismísimo infierno.

Y así era, no exactamente otro Tony, pero sí algo muy parecido; Peter. El pequeño hijo de recientes cuatro años de los súper esposos.

Ambos, tanto Steve como Tony, amaban a su hermoso engendro -como el genio lo llamaba algunas veces-, a excepción de sus profundos ojos azules, era la viva imagen de su papá Tony, cabello castaño y brillante, enorme sonrisa, largas pestañas, un intelecto que haría envidiar a los grandes científicos salidos de Harvard, y por supuesto, esa actitud y energía que parecía como si hubiera una fábrica de azúcar dentro de su pequeño sistema que le diese tanta potencia como la de una planta nuclear.

Y aunque Peter no era un mal niño, era curioso y le encantaba estar corriendo de un lugar a otro logrando volver locos a sus padres, sobretodo al rubio responsable con quien más tendía a jugar.

— ¡Atrapame, papi! — Gritó el infante mientras era perseguido por Steve quien trataba de alcanzarlo para llevarlo a tomar su baño.

— ¡Peter, por favor! ¡Estate quieto! — Le suplicó el súper soldado a su hijito mientras se daba cuenta que ninguna otra misión que ha tenido con anterioridad se le dificultó tanto como el hacer que su hijo tomase un baño. — ¿Podrías dejar de reírte y ayudarme? — Miró molesto a Tony quien presenciaba toda la situación.

— No, hoy es tu turno. — Respondió mientras ayudaba a Peter a abrir una puerta para ayudarlo a escapar.

— ¡¿En serio?! — El Capitán siguió, por más de quince minutos, persiguiendo a su hijo hasta que por fin logró capturarlo y llevarlo a la bañera que estaba lista con anterioridad.

(...)

— Vamos Peter, tienes que comer todos tus vegetales. — Pidió, casi rogó Steve a su hijo quien se hallaba en su sillita y se negaba a terminar las espinacas que aún habían en su plato.

— ¡No! — Gritó molesto con los vegetales y se cruzó de brazos.

— Peter, ¿no te gustaría ser un gran héroe como papi y yo? — Trató el rubio de convencer al pequeño mientras le acercaba las espinacas a la boca que mantenía cerrada. — Si comes los vegetales crecerás tan grande y fuerte como papi y yo. —

— Si le dices que crecerá tanto como Tony entonces le quitas motivación. — Se burló Clint quien también estaba en la cocina junto a Natasha y Thor haciendo reír a estos y al niño.

— Te escuché, Barton. — Dijo el genio que entraba a la cocina y se acercaba a su esposo que tanta ayuda pedía. — ¿Qué sucede? —

— Peter no quiere comer vegetales, dile algo. — Respondió Steve y Tony asintió agachándose un poco para quedar a la altura de Peter.

— Muy bien, cariño, yo también odio las espinacas, ¿quieres tal si vamos a McDonald's? —

— ¡Tony, no! — Le regaño su esposo.

— ¡Sí! — Gritó el pequeño alegre. Tony aprovechó que su hijo tenía la boca bien abierta mientas gritaba para meterle las espinacas y lograr hacer que las comiera. — Papá mentiroso. —

— Si te comes todos tus vegetales puede que te dé de mis donas. —

(...)

Steve ya había perdido la noción del tiempo, llevaba persiguiendo a su hijo que creía estaban jugando desde que Tony se fue en la mañana a la empresa y no había podido tomar ni un respiro, estaba seguro que si no fuese por el suero ya se habría muerto, e incluso con este, su pequeño hijo lograba agotarlo.

— ¡Peter! ¡No entres ahí! — Gritó Steve al ver como su pequeña planta de energía nuclear a la que llamaba hijo entraba en la sala de entrenamiento.

Al adentrarse él también, el sistema que siempre se hallaba en automático -para facilitarle todo a él- se encendió y Steve miró con horror como varios robots salían de entre las paredes y apuntaban a ambos.

— No, no, no, no, no, no. — Steve se dirigió hacia donde se hallaban varias armas y objetos que se podían usar durante los entrenamientos tomando un escudo para proteger a su hijo.

Peter reía y aplaudía al ver como su padre con agilidad lograba desviar los ataques y destruir a todos los enemigos sin que estos le lastimen.

— Estás a salvo... — Suspiró aliviado.

— Comiencia el nivel siete de entrenamiento. — Se escuchó una voz robótica hacer eco en la habitación y nuevamente, más robots salieron.

— Steve, ¿se puede saber que hace mi bebé en medio de tu sesión de lucha? — Preguntó Tony desde afuera viendo a través de la ventana que le permitía tener una visión de cómo su esposo era humillado por tratar de proteger a Peter y como este se divertía.

— ¡Apaga esto y sacanos! — Le gritó, casi suplicando a su esposo.

Tony rió y obedeció, desactivó el sistema del cuarto de entrenamiento y abrió la puerta de la cual salieron su hijo aún brindando y corriendo y su esposo casi muerto.

— ¿Quién diría que el Capitán América no puede con la tarea de cuidar a un niño él solo por un día? — Comentó el millonario tomando a Peter en brazos.

(...)

Salió del ascensor, todo estaba oscuro, tenía sentido puesto que eran ya casi las tres de la madrugada.

Se dirigió en completo silencio al baño principal donde se dio una ducha, lo único que quería era relajarse y poder descansar, había salido a una misión que S.H.I.E.L.D. le asignó desde hace una semana y recientemente había llegado.

Al terminar de ducharse salió dirigiéndose a la habitación que compartía con su esposo, al entrar, gracias a la luz de la luna que se filtraba por la ventana, pudo ver ahí la escena más hermosa para él.

Su hijo y su esposo se hallaban dormidos juntos en la gran cama, Tony tenía a Peter entre sus brazos y su barbilla en el cabello castaño del pequeño y este le abrazaba igualmente. Ambos tenían un poco de baba en sus mejillas y roncaban ligeramente, a penas y se escuchaba.

Steve pensó que ambos eran más parecidos de lo que creía, incluso dormidos, era como ver a la misma persona pero con diferentes edades.

Sonrió agradeciendo a todo lo existente por darle a su familia y se acercó a la cama para acostarse del lado contrario a Tony para así dejar a Peter en medio de ambos e igualmente le abrazó.

— Hola, cariño. — Escuchó la baja y dormilada voz de Tony.

— Hola, amor. — Le respondió. — Vuelve a dormir, pareciera que no lo haz hecho en días. —

— Eso debería decírtelo yo a ti. — Se quejó, aún más dormido que despierto.

— Tony. — Este le miró. — Te amo. —

— Eres un cursi. — Sonrió y cerró sus ojos para volver a dormir. — También te amo. —

Steve ama la familia que Tony le dio.

~Fin❤~

El gato de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora