Otoño.

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Si en otoño un árbol
deshoja en tres días,
¿por qué en la vida
no deshojamos en tres días también?
Deberíamos deshojar
a aquellas personas que dañan,
que mienten
y lo hacen bien,
a quienes nos rompen el corazón
y vuelven
porque tienen el privilegio
de ser inolvidables,
a padres que desaparecen
porque piensan que un hijo
no es lo más importante,
a los amigos falsos,
quienes dicen quererte
pero siempre te apuñalan
y no solo por la espalda,
a todo hipócrita
que no hace más
que buscar vidas para arruinar,
a el humano crítico
que te destroza el alma
con palabras frías,
y no busca la perfección,
busca tu destrucción,
a la gente egoísta,
que piensa en si misma
y lastima
cómo si fuese solo un juego,
al recuerdo vivo del día
en el que no lo resististe
y moriste por dentro,
a la soledad
y a todo lo que ella conlleva,
a cada persona idiota
que te hace creer
que no dos nadie,
y que nadie te quiere,
a las noches de insomnio
que dejan marcas,
a cada marca
que te recuerda todos
y cada uno de tus errores,
a los sueños
que creímos realidad
pero no eran más
que estúpidas paradojas,
a la constante falta de autoestima,
y no porque no la tengas,
sino porque hicieron que la pierdas,
a la vida,
pero no a la vida en sí,
sino que a la mala vida,
que es como un túnel
sin final,
donde no haces más que caer
sabiendo que es muy difícil
ser rescatado.
Deberíamos deshojar
en tres días,
como un árbol en otoño,
cómo si fuese
un otoño
en cada corazón.

Mis dulces mierdasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora