Mis dulces mierdas

Pecarte.

Y si te digo que no es un juego,
que te quiero
y podemos empezar de cero,
¿te arriesgarías?
porque te juro que yo lo haría,
lo haría
sin anestesia,
como ese día
cuando me asaltaste
robandome nuestro primer beso,
pero también
mi corazón,
los dos siempre
un paso adelante del mundo,
íbamos tan juntos soñando,
planeando futuros
sin nombre,
nombrando a nuestro amor
como el mejor,
siempre sintiéndonos
a gusto
y gustandonos
cada día más,
ayudándonos sin condición,
ocultandonos de las mentiras
aunque siempre cayendo
en alguna,
cayendo también en celos,
esos que nos mataron
del todo,
esos que todavía siento,
a veces,
cuando me mirás
y algo me dice
que mi vida te pertenece,
y después te vas
y no me llevas,
buscas otras cosas,
otras chicas,
otras miradas,
y yo otra vida
porque la mía te siguió
mientras yo
te seguía esperando,
porque (casi) siempre
volvés,
a mirar,
a hablar,
a querernos (devuelta),
y (a veces) te niego,
pero después te pienso
y sé que aceptaría
una ronda más de este juego
que tanto nos hirió,
yo me arriesgaría
a qué me vuelvas
a quemar,
porque sos tan fuego
que después de todo
volver a pecarte
sería volver a perder
el cielo
y ganarme
el infierno
antes de muerta.