Dos lunas, cuatro ojos.

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Tengo dos lunas
de ojos,
mira mi reflejo,
soy como un espejo
que te observa de lejos,
cerrar los ojos
y pensá en mi,
que yo de mientras
acarició tus lunas
con besos robados,
seremos dos enamorados.
Te tengo acá,
justo a mi lado,
y no entiendo mucho
de esto que me está pasando,
pero sigo adelante,
porque siento
a nuestras lunas eclipsadas,
a punto perfecto,
y no hay cráter
que esto lo pueda arruinar.
Desde acá
veo una marea de ojos,
y después los tuyos,
que no hacen más
que arruinarme el sueño,
romperme las entrañas,
y quitarme las estrellas
dejándome sola,
como la luna,
pero acompañada
por tus lunares,
que simulan ser ellas
-las estrellas-
y tu cielo de sueños
en los cuales espero estar,
y claro,
tu luna.
A los primeros rayos de sol
me alejo de vos,
me dedico a brillar
en silencio,
y a tomarte de rehén
solo en una imagen,
porque el más difícil
poder tomarte en serio.
Te escondes
como el sol al atardecer,
muestras yo justo salgo
a encandilarte en luz,
a inspirarte la vida,
a llamarte en sueños
cada noche,
o escribirte en poesía,
como la luna.
Muero por hacerte compañía
mientras vos me la haces
sin siquiera saberlo,
siendo siempre
mi punto fijo en el giro,
el oxigeno
que me mantiene viva,
esa luna de fotografía
que tanto admiro,
que por ella sigo,
y yo
juego a ser tuya,
juego como niña
y me enredo sola
cuando miro tus ojos,
cuándo tienes tus pupilas.
El tiempo avanza
y las cosas pasan,
te engancho
y tiro de la soga
para tenerte conmigo,
porque deseo que así sea,
para que algún día
cuándo alguna voz anuncie
La luna ya no salió
porque el sol
jamás se escondió,
también anuncie
que ella sola no está,
ahora son dos (cuatro) lunas
las que en alguna parte
del universo están,
encadenadas de amor
y presas de la libertad.

Mis dulces mierdasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora