Capitulo 04

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Vainilla, Sally y Fiona estaban subidas en la carroza que las llevaría hacia él castillo, pero una de las hermanastras tenia un poco de culpa — Madre, ¿Si estuvo bien romper él vestido de Amy?

—Hermana, ¿desde cuando la llamas "Amy"?— comenta Fiona haciendo comillas con los dedos

¿Por que la pregunta? ¿Que a caso quieres estar del lado de esa eriza?— la coneja deja de sacudir su abanico y lo cierra de manera brusca

No...

—Entonces no sientas culpa por ella Sally— guarda él abanico y él carruaje es detenido.

💗^💗

No soy nada— dice la eriza entre sollozos con lágrimas en los ojos— No puedo confiar en nada, ni en nadie...

—¿Hola?— se escucha la voz de una anciana a sus espaldas

¿Qui-quien es usted?— dice la rosada limpiándose las lágrimas y levantándose

Oh, hola querida— la anciana comienza a caminar en dirección a la eriza y ésta se va alejando poco a poco— ¿Podrias regalarme un poco de pan y leche? Tengo mucha hambre— al ver que era una anciana pordiosera, se limpia las lágrimas y asiente con la cabeza dirigiéndose a la cocina.

[...]

Aqui tiene— le entrega una taza de leche y un plato con pan con mermelada a la pobre anciana sucia, la cual lo toma

Gracias querida— esta agarra él pan y se devora en una mordida y la leche se la toma como si fuera agua, sin saborearla y escurriéndose por toda su barbilla. Amy trata de disimular los malos modales de la señora, pero le es imposible. Deja él plata y la taza en una barda— ¿Por que no estas en él baile?— pregunta mientras se limpia con la manga de su capa

Yo... no pertenezco, además, tengo prohibido ir al baile— agacha la cabeza y suelta un suspiro de tristeza

Ah, querida, no te pongas melancólica...— saca un bastón de su capa y se apoya en él caminando hacia la joven— iras a ese baile

—Claro, como tengo vestido— dice sarcástica señalándose completa

Eso no sera problema, solo un poco de magia y listo

—¿Magia?— dice confundida— Eso no existe

—Ah, claro que si. Solo observa...— gira su bastón y lo lanza al aire. Lo que antes era un pedazo de árbol gastado, cayo en sus manos como un cetro hecho de crigal color blanco transparente con un diamante en la punta. Lo aguito arriba de ella y en vez de la anciana feúcha y sucia que era, se convirtió en una murciélago color blanca con una corona en la cabeza y un vestido escotado color morado largo y esponjado. Parecia una princesa— Listo... UF, cariño, ni sabes cuato me alegra volver a ser yo

—¿T-tu e-eres una...?

—Soy tu hada madrina querida— le sonríe coqueta— Ahora, debes ir a ese baile, y como toda princesa, necesitas un transporte, y para eso... necesito...— observa para todos lados y ve que hay un sembrado de calabazas— Calabazas..

—¿Calabazas?— repite la joven rosa confundida

Si, ahora... necesito que te hagas para atrás... esto puede ser peligroso, cariño— dice a lo cual la joven hace caso y da unos cuantos pasos hacia atrás. La murciélago comienza a agitar su cetro— Bidivi. Badivi. Bu— la calabaza comento a crecer descontroladamente, sus hojas se hicieron redondas convirtiéndose en lo que serian las ruedas del carruaje. Por fin la calabaza ya estaba transformada en un carruaje color dorado— Listo, ahora, como todo carruaje necesita caballos, y un conductor y él que abre la puerta... necesito...— en eso los pequeños ratones salen para ver porque él alboroto

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