Sin ánimos de moverse, Yūgen fue sacada de la cama por sus hermanos; debía terminar la logística del evento que se llevaría a cabo en la aldea, la apertura oficial. Adicionando el hecho de tener que atender a los Kages que se quedarían para la celebración de Konoha —Aunque esperaba transferirle esa tarea a sus hermanos—; Yūgen había planeado muchas ideas de comercio, por lo cual debía mantener contentos a los líderes para que ninguno declinara las ideas y tratos que se hablaron los últimos días… o intentarlo porque, tras su honesta declaración, ella no quería verles la cara ni actuar amenamente con ellos, estaba pasando por una especie de vergüenza y pena que no había experimentado antes, emociones nuevas por las nuevas circunstancias que afrontaba.
Primera falla como diplomática: hecho.
—¿Por qué no te levantas si te dormiste temprano? —preguntó Hashirama, que sostenía a su hermana de los brazos.
—¿Temprano? Se durmió después de media noche hablando con tu mejor amigo —respondió Tobirama, quién se llevó un intento de patada de su hermana, pues él la sostenía de los pies.
Yūgen no respondió ni replicó, seguía negándose a abrir los ojos y asumir las responsabilidades del nuevo día, nunca pensó que fuera tan trabajoso llevar a cabo un evento, pero lo era y no quería seguir asumiendo ese papel; quería descansar, además que su cuerpo estaba excesivamente cansado y pesado para sí misma.
La lanzaron al mueble de la sala y el soporte del mismo colapsó.
—Los felicito —dijo abriendo los ojos perezosamente—, han logrado levantarme incluso en este estado. —se sentó a duras penas y con una mueca de dolor en su rostro, realmente no quería asumir que era de día y que era un nuevo día.
Y el golpe del impacto en el sofá también le dolió.
—¿Te sientes mal? —preguntó Hashirama, con impresión al ver cómo quedó el sofá
—No… —sonrió apenada—, solo un poco. —hizo un gesto con su mano que dejaba un espacio pequeño entre sus dedos.
Ambos asintieron.
—Entonces es mejor esperar que te recompongas —Tobirama se acercó—, ¿Puedes levantarte?, ¿Te pesa mucho? Bueno, te sentaste, eso es algo —balbuceó, expresando abiertamente su preocupación.
Yūgen sólo alzó sus hombros y cejas a modo de respuesta, el albino suspiró y el mayor mencionó que iría por el desayuno.
—Solo me pesa más que lo usual, supongo que por eso rompí el mueble. —Yūgen se acostó en el sofá desplomado, meditando, se estaba sintiendo mejor.
—¿Ya había pasado antes?
Ella negó. No había pasado de esa forma. Siempre sentía cierto peso y sólo fue un poco peor cuando su hermana murió pero del resto era lo usual para ella.
Pero pasó algo extraño, sintió algo extraño.
Algo o alguien se acercaba. Eso la sacó de sus pensamientos y sus palabras salieron en automático—: Abre la puerta —le ordenó a su hermano.
Está vez se sentó con facilidad —a diferencia de minutos atrás—, mientras su hermano caminaba a la puerta principal y la abría, quedando sorprendido de encontrarse con Madara e Izuna llegando a su puerta. Ellos también se sorprendieron al verlo en la entrada, pues él abrió antes de que ellos llegasen a tocar. Se saludaron incómodos, entrando al mismo instante que Hashirama regresaba a la sala con la comida que ya estaba preparada.
—¡Oh, bienvenidos! —saludó Hashirama sonriente—¿Comieron? Hay suficiente para todos.
Yūgen miró expectante a ambos hombres y luego los saludó moviendo la mano y sonriendo.
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DEAR MADARA || MADARA UCHIHA
FanfictionMadara Uchiha (FANFIC) 1 "Tal vez las cosas debieron resultar diferentes para esas almas lastimadas." Hay que atravesar dificultades para encontrar lo que queremos e incluso tenemos que sacrificar cosas para conseguir nuestros sueños y ambiciones. E...