UNDÉCIMO CAPÍTULO: INESPERADAS DECISIONES Y ARREPENTIMIENTOS

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Aún no amanecía pero todos estaban preparándose para partir cuando al momento que el Sol ascendiera de nuevo. Hashirama estaba al tanto de todo, pues la noche anterior Tobirama le contó la situación, sin remedio aceptó. Dejando que las cosas marcharan.

Al asomarse el Sol entre las montañas, todos estaban separándose. Extrañamente, Yūgen tuvo palabras de aliento con Miyaki, la Senju con la que viajó en días pasados.

—Estamos listos para partir.

La voz de Kaname captó su atención pero siguió viendo como Miya se perdía entre los árboles con los otros.

En respuesta hacía el rubio, asintió. Se dió vuelta y se encaminó con él.

Yūgen se sentía bien, todos antes de partir comieron generosamente como para aguantar todo el trayecto, hoy era uno de esos días donde Yūgen se sentía ligera como una pluma, se sentía bien y estaba agradecida, en la pelea con Madara  sintió que cargaba rocas con ella, cada paso y movimiento era una tortura; pese a estar acostumbrada a esa sensación, en ciertos días era insoportable.

Agradecía que hoy no formara parte de ellos.

Moviéndose alerta entre los árboles, para mayor impulso y velocidad, alcanzaron a las horas a Hashirama, quién también estaba en movimiento.

—Es un gusto verlos juntos de nuevo, chicos.

Todos, a excepción de Yūgen y Tobirama, respondieron un "gracias". Miraron a Yūgen, quién no dijo nada.

—Me hace sumamente feliz que estés bien, hermana —vociferó Hashirama, ya que estaba un poco lejos, pues todos seguían en movimiento.

—¡Seguro! —gritó la Senju para que la oyera.

El camino siguió tranquilo, hasta que se detuvo su hermano y los demás también.

Era el final del frondoso bosque y el sol estaba en su punto más alto, iluminando el paisaje.

—Mierda —susurró Yūgen mientras sacaba una banda larga para cubrirse. Entre árboles, la brisa es fresca y corre, también la protegían del sol. Sol que no soportaba. Le pidió a Tobirama que mojara su cabello —porque no quería hacer nada de momento, la ola de calor la golpeó de repente— y en eso los tres hermanos lo sintieron.

—Bueno, esta experiencia será buena para ti —Tobirama le dió un apretón en el hombro a su hermana— porque es un grupo grande.

Yūgen lo sabía, podía sentirlos.

Y ahora estaba arrepentida.

Era como una mala jugada, de nuevo, del destino. Hace poco se había enfrentado a él y estuvo bien sólo porque no había nadie alrededor suyo que viera la pelea pero ahora, no sólo estaban sus hermanos, también estaban sus amigos y compañeros de toda la vida; Ise, Kaname y Tōka eran los Senju predilectos para pelear junto a ella desde el primer momento y nadie mejor que ellos conocía su estilo, su verdadera forma de pelear, su verdadera postura.

Yūgen estaba condenada a luchar al cien por ciento en esta ocasión.

Su equipo se miró entré sí y fueron los primeros en tomar distancia para abarcar territorio, los demás le siguieron y desde ahí, el primero en atacar fue Hashirama con su Mokuton, Yūgen le siguió, la tierra dentro del bosque se movió abruptamente, levantándose hasta cuatro metros de altura, exponiendo a los Uchihas; quienes también atacaron a larga distancia.

DEAR MADARA   ||   MADARA UCHIHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora