Subí la última maleta en la parte trasera del automóvil. Mis padres me lo habían regalado dos días antes de que se enteraran de que planeaba escapar de casa.
Seguía hablando con ellos por Skype, y por mensajes de texto. A pesar de todos mis errores, nunca dejaron de apoyarme. Es por eso que regresaba a verlos.
Me preparé mentalmente para el viaje de cuatro horas. Lo único en lo que podía pensar era en los deliciosos platillos de mi madre, y el calor que me refugiaba en casa. La nostalgia invadió mi ser por completo, y la mitad de mi trayecto consistió en dejar salir mis sollozos al ritmo de la música de los 80's. En la otra mitad decidí escuchar un audiolibro que compré en una venta de garaje, era de autoayuda amorosa. Tuve que quitarlo antes de quedarme dormida.
Llegué aproximadamente a las ocho de la noche, estaba hambrienta y la carretera me había provocado somnolencia.
La casa de mis padres era bellísima, a decir verdad. Se encontraba en la costa del lago Erie. Mi hermano y yo siempre pasábamos tiempo en la piscina, donde se podía ver la preciosa vista en la bahía. Los recuerdos inundaron mis ojos de lágrimas, justo antes de bajarme del auto.
Le había comentado vagamente a mi familia la posibilidad de visitarlos el día de hoy. Las luces se divisaban encendidas. Estacioné mi auto, metros lejos de la entrada. No quería hacerme notar.
Caminé indecisa a la puerta, las cosas habían cambiado un poco. Pero en general, todo parecía exactamente igual.
Presioné el timbre, mientras dejaba salir un suspiro entrecortado.
La puerta se abrió de inmediato. Ni siquiera me dio tiempo de pensar qué decir.
—¡Nadine, hija!—mi madre se lanzó a mis brazos, tomándome por sorpresa.
Le correspondí el abrazo, y cerré mis ojos. Mi labio inferior no dejaba de temblar.
—Lo siento, mamá.— sollocé, dejando salir las lágrimas que llevaba guardando por cinco años— en verdad lo siento.
(...)
Los muebles habían cambiado, definitivamente. La casa tenía un estilo mucho más... ¿moderno? No dejaba de ser acogedora.
—¿Dónde está papá? ¿Y James? —cuestioné, mientras caminaba por la cocina.
Corrí hacia la nevera. Casi dejo salir un grito de emoción al ver que estaba repleta de comida de todo tipo.
—Fueron a recoger un pedido de pollo frito, no deben tardarse. —respondió mi madre—. Si hubiera sabido que vendrías, te hubiera preparado algo muchísimo más delicioso.
—El pollo frito es perfecto, mamá. —le sonreí.
Papá llego minutos después, junto con mi hermano, James. No voy a especificar la escena tan emotiva, pero si puedo decir que se involucraron muchas lágrimas y un sermón de parte de mi padre. Lo merecía.
Después de ayudarme a bajar las cosas del auto, cenamos todos juntos. Como siempre lo hacíamos.
Me enteré de que mi hermano va a graduarse pronto de la preparatoria, con las mejores notas de su grupo. Mi padre sigue trabajando en su taller, y mi madre es parte de una asociación de mujeres en contra del cáncer de pecho.
¿Y yo? Bueno, tengo un dólar y un montón de historias de cómo fui humillada en las audiciones en Hollywood.
—Deberíamos organizarte una fiesta de bienvenida —sugirió mi madre, bastante emocionada.
—No creo que a nadie le guste ver a la hija pródiga, mamá. —respondí, completamente convencida de que no sería una buena idea.
—Podría ser algo sencillo, aquí en la casa. —apoyó mi hermano—. Algo muy familiar, con las hamburguesas de papá.
Las hamburguesas de papá son asombrosas. Podría aceptar la oferta sólo para probar un bocado de ellas.
—También podríamos invitar a la Familia Lerman. —propuso mi madre, de nuevo con mucha emoción.
Casi me atraganto con una alita de pollo. Tuve que tomar un sorbo de agua y aclarar mi garganta.
—¿La familia Lerman? Todavía... ¿existe?
—Claro que existen, hija. —mi madre soltó una carcajada—. Anne está conmigo en la fundación, es mi principal socia.
Anne era la madre de Logan. Logan fue mi primer amor.
—Logan siguió buscándote después de que te marchaste. —mi hermano intervino, haciéndome enojar como en los viejos tiempos—. El pobre chico no dejaba de preguntar por ti, incluso después de que le rompiste el corazón.
De acuerdo, es suficiente.
—Yo no... hice eso, James. —lo miré molesta—. Éramos demasiado jóvenes, unos niños, en realidad.
—Deberías ver lo apuesto que se puso, parece un modelo. —mi mamá dijo, mientras James reía. Luego ambos me miraron con picardía, excepto mi padre, qué se había mantenido callado toda la conversación. Parecía muy concentrado en su comida.
—¿Papá? —lo miré, esperando ser salvada.
Parecía muy concentrado en su comida. Su personalidad era idéntica a la mía.
—Creo que será un gusto asar unas hamburguesas para ti, hija. —me sonrío—. No importa a quién invitemos.
—De acuerdo, entonces organizaré todo para el sábado. —mi madre, se levantó de la mesa y comenzó a recoger todo con una amplia sonrisa.
—¿El sábado? ¿No creen que es demasiado rápido?
No estaba lista. No estaba lista para recibir a mis tíos y tías y ser juzgada por mi falta de éxito laboral. Mucho menos estaba lista para volver a ver a Logan.
El primer chico del que me enamoré. Tal vez el único en todo este tiempo.
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LET ME COME HOME
Teen Fiction"Una chica excelente, bastante loca de a ratos. A veces tan triste. A veces tan muerta de risa. A veces mala." -Julio Cortázar