CAPÍTULO 13

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CAPÍTULO 13

Tomé las toallas de la mesa y salí al jardín. Logan se encontraba sentado en el borde de la alberca. Sus pies eran los únicos que danzaban dentro del agua, causando un sonido sosegado.

La arrojé la toalla desde lejos, de manera amigable. Él alzó su cabeza, tomando la toalla y sonriéndome, algo triste.

Me senté a su lado, con la toalla cubriendo mis hombros. Un silencio nos invadió a ambos. Nada nos salvaría otra vez, teníamos que hablar.

—Lo siento —dijo él primero, sorprendiéndome— No debí...

—Tampoco debí reaccionar así —lo interrumpí con toda la razón en mis palabras—. Es que aún tenemos cosas que resolver.

—¿Te refieres a...?

—La pregunta —completé—. ¿Por qué no fuiste a buscarme?

—Nadine...

—Logan, ya sé que es ridículo que insista... —confesé, frustrándome— pero no dejo de pensar que las cosas hubieran cambiado tanto si tan sólo hubieras ido a visitarme.

—Tú no contestabas mis llamadas, me alejaste.

—Tú sabias donde estaba. —lo miré fijamente, reprimiendo la inmensa nostalgia que comenzaba a irrumpirme.

—Fuiste muy... egoísta —dijo y yo sentí una punzada en el estómago— Teníamos sólo quince años, yo no podía dejar a mi madre.

Asentí, decepcionada. Tal vez eso era lo que necesitaba escuchar. La verdad pura de lo que realmente fui y probablemente soy.

Me levanté, salpicando algunas gotas de agua. Comencé a caminar, pero Logan tomó de mi mano.

Contuve la respiración.

—Espera —desvió la vista hacia el suelo—. No quise lastimarte en el pasado y no quiero hacerlo ahora.

Dejé salir un suspiro, no sabía porque Logan era tan extremamente afable conmigo, después de todo lo que había hecho.

Me senté nuevamente a su lado, sin decir nada. Recargué mi cabeza en su hombro, casi sin pensar. Seguían sintiéndome incompleta, pero en cuestión de segundos, dejé mis miedos desvanecerse en la tranquilidad que Logan me inspiraba.

Nos quedamos así por unos minutos, perdiéndonos al igual que la tarde y encontrándonos en el reflejo del agua.

Había una pregunta más que tenía que averiguar.

Sabía que podía ser demasiado paranoica, pero después de todo, era parte de mi personalidad.

—Logan...

Se giró a verme, en señal de respuesta.

—¿Qué vamos hacer? —lo miré fijamente, deseaba que entendiera a qué me refería.

Mi alusión era nosotros dos. A que estuviéramos juntos.

—Vamos a empezar otra vez.

Sonreí, mi angustia terminó por disiparse.

(...)

Logan se fue mucho más tarde de lo que planeaba. Nos quedamos conversando después del atardecer.

Hablamos de música. No fui tan valiente para abordar el tema de las emociones, y él tampoco. Estábamos sentados en los camastros alrededor de la piscina. Aún llevábamos puestos los bañadores, pero el tiempo nos había hecho secarnos. Ya no tenía más frío.

Logan y yo teníamos el mismo gusto en canciones. Siempre habíamos estado inclinados hacia la música antigua, de los años ochenta hacia atrás.

—Under Pressure es mucho mejor que Vainilla Ice —discutí—. No puedes negar eso.

—¡Es exactamente el mismo ritmo! —protestó en respuesta.

—La letra es mucho mejor, además es David Bowie.

Logan se río, negando con la cabeza. Habíamos escuchando tantas canciones que en total podía asegurar que llevábamos álbumes completos.

Era él quién tenía el control de escoger las canciones. Ya conocía la mayoría, pero aún así era emocionante esperar cuál sería la próxima elegir.

—¿Estás lista para la siguiente canción? —me miró, sonriente.

Asentí, mordiéndome el labio inferior en señal de emoción.

La canción que se escuchó, retumbó en mi alma. Era un clásico, pero tenía un recóndito significado para mí. Y también para Logan.

Era Fast Car, de Tracy Chapman. Una canción que yo le había dedicado desde que empezamos a plantear los sueños que teníamos a los quince años. Expresaba totalmente lo que sentía por Logan, aunque tuviera un final desalentado. Lo miré, asombrada.

—¿Recuerdas que la cantábamos todo el tiempo?  —le pregunté, conmocionada. 

Me quedé en silencio, evocando aquellos días. La nostalgia y el deseo de volver a vivirlos me colmó, pero no podía mostrarlo hacia Logan. No quería parecer ridícula.

—No sería capaz de olvidarlo. 



LET ME COME HOMEWhere stories live. Discover now