CAPÍTULO 11

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LOGAN

Han pasado menos de tres días desde que Nadine volvió. A pesar de eso, me había vuelto loco. No estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero sin duda, no era un simple reencuentro común entre dos amigos. Tenía una inmensa intriga por Nadine. Era como si después de todos esos años juntos, no hubiera podido descubrir quién era ella realmente.

Los viernes me daban solamente unas horas de trabajo, por lo cual estaba agradecido. Salí temprano y recibí los mensajes de Nadine, que me invitaba a nadar a su piscina. No sería la primera vez que ambos nadábamos ahí, sin embargo, estaba completamente seguro de que sería diferente.

Me alisté con un bañador sencillo, no esperaba impresionarla, realmente sólo quería pasar un momento con ella.

Conduje hasta su casa, recordaba la dirección porque mi madre visitaba seguido a la mamá de Nadine. Toqué la puerta una vez y nadie respondió. Pensé en la posibilidad de que me estuviera jugando una broma, pero finalmente abrió.

Llevaba puesto un vestido corto, pero muy dulce y sencillo. Se podía notar su bañador debajo, era de color negro.

Su cabello largo y castaño se recogía por las gafas de sol.

La miré, sonriente.

—¡Logan!  —me abrazó fugazmente— Sé que es extraño que te invite a nadar, así de la nada, ¡pero extrañaba tanto la piscina de mi casa!

—Está bien —le sonreí, mientras me adentraba por su casa— Me pareció una buena idea.

Su hermano James estaba en la cocina, comiéndose un cubo de helado. Me saludó, secamente, no quiso hablar de la noche anterior.

—Mejor los dejo solos  —nos dijo, mientras sonreía con falsedad— Diviértanse.

No podía discutirle. Después de todo, no me afectaba para nada.

(...)

La casa de Nadine siempre había sido hermosa. Estaba muy cerca de la bahía, rodeada de palmeras y adornada con hermosos jardines. Nadine siempre había tenido una buena vida, pero eso no le bastó para ser feliz. Cualquiera daría lo que fuera por vivir en una casa como la suya. Sin embargo, nunca le pareció suficiente.

—Encendí la calefacción, pero muy poco —mencionó, mientras caminábamos por el patio de la piscina—. Hace mucho calor.

—Se ve excelente —contesté, contemplando el panorama.

Nadine asintió, y luego retiró los lentes de su cabello. Estaba distraída, pero se veía bastante linda. No parecía angustiada como los últimos días. Se veía serena, con los rayos del sol contrastando con sus ojos claros.

Sus pies ya estaban descalzos, y no veía que tuviera su celular o cualquier aparato cerca. Estaba en la perfecta posición para que pudiera arrojarla a la piscina.

Me acerqué sigilosamente a ella y la levanté del suelo, dejando salir una carcajada. Ella comenzó a gritar y reír sin parar. Al mismo tiempo, no dejaba de lanzarme patadas.

—¿Qué estás haciendo, Logan?  —chilló— ¡Basta!

No era la primera vez que esto ocurría. Ha decir verdad, era algo que solíamos hacer con frecuencia en esta misma zona.

Unos minutos antes de lanzarla, Nadine rodeó sus brazos alrededor de mi cuello, para sujetarse y evitar caer.

De repente la visualicé, como si fuera una escena en cámara lenta. Su largo cabello cubría la mitad de su rostro, el cual relucía con la luz del sol y su melodiosa risa me hizo sentir mucho más que sólo una ingenua diversión.

Ella me hacía sentir mucho más.

Intenté dejarla caer sobre el agua. Pero la fuerza que ejercían sus brazos, me hicieron perder el equilibrio, cayéndome al mismo tiempo con ella.

Sentí el estruendo del agua tibia, pero salí de inmediato, sin dejar de reírme.

—¡Eres un bruto! —se río al salir del agua, mientras acomodaba su cabello.

—¿Bruto?  —la miré extrañado, sonriéndole— ¿Qué clase de insulto es ese?

Nadine soltó una carcajada.

—¡Déjame! —se quejó, y luego me salpicó de la misma agua.

La miré con indignación, negando con la cabeza. Ella cubrió su rostro y luego comenzó a nadar lejos, con velocidad.

La seguí, haciendo un alboroto en la piscina. Así estábamos ambos, persiguiéndonos dentro de una pileta de dos metros, como si fuéramos dos niños.

Pasamos largos minutos dentro, jugueteando de la forma más inocente. Sin embargo, nuestras miradas no cambiaban. Era como si nuestros ojos no dejaran de decirnos que lo que sentíamos era algo inmenso y que no podíamos dejarlo ir.

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Antes, quiero agradecer por leer mi primer novela. Aunque sea un inicio, significa mucho para mí saber que puedan disfrutar una obra mía. Me gustaría tener comentarios y votos, pero eso depende mucho de su opinión. Aún así, gracias, espero que sigan viviendo la experiencia de mi historia.

LET ME COME HOMEWhere stories live. Discover now