CAPÍTULO 3
Mi habitación se había convertido en una bodega desidiosa. Aún tenía mis posters de "The Smiths" y Joy Division. También habían conservado algunas fotos que yo misma decidí olvidar. Me acerqué al tablero, donde las fotos se exhibían desordenadas.
En la mayoría de ellas estaba con James. Él era muy cercano para mí, fui bastante cruel al dejarlo en sus años más complicados. También estaba una que compartía con mis antiguas amigas de la preparatoria. Nunca fueron verdaderas amigas, sólo me buscaban para emborracharse en fiestas. Realmente siempre supe que eran unas golfas.
Seguí mirando hasta encontrarlo. Ahí estaba. Logan. Su foto.
Contemplé sus ojos azules, la mirada amable que la cámara misma pudo percibir. No sé cuánto tiempo me quedé perdida en los recuerdos de ese rostro plasmado en la fotografía.
Escuché a alguien tocar la puerta, y desperté de mi trance.
—Está abierto —respondí, mientras reacomodaba nuevamente mis pensamientos.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó James, asomándose en la puerta.
—Ya que te ofreces como voluntario —sonreí—. podrías ayudarme a llevar todas estas cajas al ático, son las cosas que dejé aquí desde que me fui y me están quitando mucho espacio.
—De acuerdo —asintió, tomando las primeras dos—. Espera... ¿no te gustaría echarle un vistazo a esta?
James me pasó una caja de tamaño promedio. En la tapa tenía escrito: "NO ABRIR". Yo misma había echo esa caja, la había separado especialmente para Logan.
Al destaparla, un montón de imágenes volvieron a mi cabeza.
Poemas, tickets del cine alternativo, boletos de conciertos, más fotografías juntos, algunos dulces que supongo estaban rancios, y... más poemas.
Logan quería ser escritor de poesía. Después de tantos años me atrevo a decir, que él sigue siendo mi poeta favorito.
—Entonces... ¿quieres que lo lleve al ático? —habló mi hermano, con un tono levemente burlón.
Lo ignoré. Si su objetivo había sido recordar mi pasado amoroso, lo había logrado.
—¿Es verdad lo que dijiste sobre Logan? —cuestioné directamente, mirando el suelo empolvado.
—¿Qué? —alzó una ceja— ¿qué estaba como loco buscándote?
Asentí.
—Sí.—bajó la vista—. Al parecer fue el último en enterarse de tu partida.
—No fue así, James. —me dejé caer en el pequeño espacio que sobraba de mi cama, que estaba repleta de cosas—. Fue una situación muy complicada.
—Está bien, lo entiendo. —sonrió sin mostrar los dientes—. No tienes que explicarme ahora.
El tiempo que viví en Los Ángeles, había decidido bloquear los recuerdos que había pasado con Logan. Eso no significaba que lo había olvidado por completo, pero en los últimos años, dejé de pensarlo. Me concentré en la supervivencia y en mi libertad.
No esperaba recibir las memorias tan de repente, después de tantos años de evitarlo. Fue como un golpe de sentimientos encontrados.
—Lamento haberte dejado.—me dirigí a James, en un tono seco y franco—. Soy una pésima hermana.
—Está bien. —se encogió en hombros—. Sólo querías cumplir tus sueños y eso no tiene nada de malo.
Reí tristemente.
—Ya tienes 16 años, ¿cierto? —le pregunté, para cambiar el tema y distender el ambiente.
James asintió. No le había regalado absolutamente nada en ninguno de sus cumpleaños, desde que me fui. Principalmente por mi idea de evitar las fiestas comunes. Pero era un gran hermano, y por lo que había escuchado merecía al menos una buena noche de diversión.
—¿Te gustaría salir?—propuse, con una sonrisa divertida.
—¿Ahora? —me miró confundido—. Es muy tarde...
—Te recuerdo que ya soy una mayor de edad. —le guiñé el ojo—. Puedes confiar en que voy a cuidar de ti, hermanito.
—¿A dónde iríamos?
—A mi lugar preferido de Ohio —le sonreí—. Te va a encantar.
(...)
Había logrado convencer a James de acompañarme a una aventura. Estábamos en camino en mi auto. Habíamos esperado a que mis padres se durmieran, ellos tenían el sueño muy pesado. Yo conocía las estrategias de escape y de todas las veces había huido a la mitad de la noche, no fui atrapada.
—Nadine, no es por arruinar tus planes... pero si algo sale mal, mis padres podrían matarte. —me sonrío sarcásticamente y yo solté una carcajada.
—Hice esto cientos de veces, créeme, todo va a salir bien.
El bar "OLDIES" era mi lugar favorito a los quince años. Era eterno, estaba ahí desde 1978 y seguía teniendo un estilo antiguo, pero fantástico. La música era lo mejor, y podía estar segura de que a James también le fascinaría. Tiene buen gusto, lo lleva en la sangre.
—¿Es en serio que vamos a este lugar? —comenzó a exaltarse, con mucha gracia—. ¡No van a dejarme entrar, soy menor de edad!
—Deja de preocuparte. —reí, mientras quitaba las llaves del auto.
Caminamos a la entrada del bar. El lugar era increíble, con los cuadros de las leyendas de música colgados en todas las paredes. Las luces brillantes y la gente cantando al ritmo de las canciones de los años ochenta en unísono.
—¿Traes el dinero? —le pregunté antes de entrar.
James asintió.
Le había pedido prestado dinero porque yo estaba en quiebra absoluta. Pero prometí pagárselo en un futuro. Después de todo, sabía que me lo agradecería.
Pasamos las puertas de madera del bar, no exigían ID hasta que ordenaras bebidas alcohólicas. El truco era de lo más simple: tenías que ir acompañado de alguien con una identificación de mayor de edad. Así, esa persona pedía las bebidas para los que eran menores. En mis tiempos siempre funcionaba.
Nos sentamos en una mesa que se encontraba cerca del pequeño estrado, donde la música en vivo tocaba con toda la energía. Era bastante fuerte, pero valía la pena el estruendo.
James se miraba algo aturdido, pero yo conocía el lugar. No era nada peligroso, no pasaba de algunos ebrios torpes. Era un bar bastante tranquilo.
—De acuerdo, ¿qué quieres tomar? —le señalé el menú de bebidas— Las cervezas artesanales son lo mejor aquí.
James me miró extrañado, casi sin poder creerlo.
—Anda, yo pido por ti. —le rogué.
—¿Me estás animando a embriagarme?
—Te estoy animando a divertirte. —aclaré—. Yo voy a cuidarte, tú sólo... relájate.
Si fuera James, yo también estaría insegura. No le había dado ninguna razón para confiar en mí, pero sabía que lo hacía, porque desde pequeños habíamos cultivado una conexión especial el uno con el otro.
—Quisiera probar la cerveza rusa, ¿qué me sugieres? —me sonrío, correspondiendo mis peticiones.
Le devolví la sonrisa, junto con una mirada cómplice.
—Excelente elección.
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LET ME COME HOME
Teen Fiction"Una chica excelente, bastante loca de a ratos. A veces tan triste. A veces tan muerta de risa. A veces mala." -Julio Cortázar