cuando te dicen que no eliges de quien te enamoras, es totalmente cierto.
existen veces en las que esa persona tiene todas las cosas que te disgustan, pero en ella no parecen ser tan importantes.
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en donde shawn mendes conoce a una chica que fuma...
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acababa de terminar mi concierto, estaba exhausto, sólo quería un par de días en casa con mi familia y amigos. cantar podía llegar a ser realmente agotador si dedicabas demasiado tiempo a eso, y más si le sumamos viajar tanto, la presión, el odio, el amor excesivo, etcétera.
esperé casi una hora en el recinto para asegurarme de que no quedara nadie en el lugar o sus alrededores, todo mi equipo se había ido hace un rato atrás y yo quería salir a dar una vuelta sin que me acosaran, así que éramos los guardias del lugar, mi guitarra y yo.
salí de la arena y caminé algunos metros hasta llegar al pequeño parque que se encontraba justo en frente. sólo quería sentarme sobre el césped y tocar algo de música. necesitaba desahogarme; simplemente no podía, a mis diecinueve años, soportar tanto estrés y presión.
tomé asiento y afirmé la espalda en el tronco del árbol que estaba detrás de mí. saqué la guitarra de su estuche y la acomodé sobre mi regazo para comenzar a tocar suaves arpegios, que poco a poco lograban relajarme.
la hora pasaba sin que yo lo notara, abrí los ojos, porque sentía olor a cigarrillo, al separarse mis párpados pude ver que frente a mí estaba la chica más bella que había visto en mi vida.
su piel era jodidamente blanca, sus ojos eran de un azul impactante, adornados con unas abundantes pestañas negras, sus labios de color rosado se veían muy suaves y su cabello negro como el azabache. mi mirada bajó hasta su mano, en la cual sostenía un cigarrillo entre sus dedos con unas uñas de un color oscuro.
– tocas realmente bien –dijo, mientras una media sonrisa se formaba en sus labios.
– uh, gracias –sonreí algo avergonzado.
– soy edén –se presentó y a continuación le dio una calada a su cigarrillo.
– soy shawn –respondí, estrechándole la mano.
– ¿qué hace un chico famoso, solo, en un parque de san diego? –preguntó con una sonrisa.
ella sonreía bastante.
– buscaba algo de tranquilidad, necesitaba tocar y en el hotel podía molestar a alguien –rasqué mi nuca nervioso.
– ¿me la prestas? –señaló la guitarra.
– sí, claro.
le tendí la guitarra y ella la recibió, acomodándosela en las piernas. aplastó el cigarrillo en el césped a su lado.
– ¿quieres cantar conmigo? –sonrió muy levemente–. tocaré don't be a fool.
– ¿te gusta mi música? –le pregunté sorprendido, edén no se veía como alguien que escuchara mi música.
– sólo algunas canciones, tus letras son buenas –dijo mientras ubicaba sus dedos sobre las cuerdas de mi guitarra.
– no creo que sea buena idea que cante aquí –hice una mueca, dándole a entender que lo sentía.
– mi casa queda a algunas cuadras, podemos ir en mi auto.
consideré la idea, no quería que pensamientos erróneos pasaran por su cabeza, pero sus ojos rogaban por que dijera que sí.
finalmente terminé aceptando.
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