cuando te dicen que no eliges de quien te enamoras, es totalmente cierto.
existen veces en las que esa persona tiene todas las cosas que te disgustan, pero en ella no parecen ser tan importantes.
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en donde shawn mendes conoce a una chica que fuma...
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llevaba cerca de dos meses hablando con edén, por mensajes, llamadas, facetime. era maravillosa, una chica increíble. había llegado a conocerla mejor que a mi mismo; era una excelente estudiante de medicina, dedicada, inteligente y no podía olvidar su talento y pasión por la música.
mierda, me encantaba.
imessage
preciosa preciosa edén franklin
shawn qué pasa? voy de camino a la universidad
lo sé cuándo tienes vacaciones?
en 3 días 😍😍
entonces nos vemos en 3 días porque tengo mucho tiempo libre
OH DIOS MUERO POR VERTE QUE EMOCIÓN 😭😭😭😭😭
haha sabía que te alegrarías 😌 nos vemos, preciosa
me emocionaba tanto como a ella por fin poder verla. tenía un montón de planes, empezando por sacarla lo más posible de su casa e impedir que se drogara; en el tiempo que hemos estado lejos había perdido la cuenta de las veces que me había hablado drogada como la mierda.
le había tomado cierto cariño a la pelinegra y no quería que acabara mal por ese tipo de mierdas.
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estaba en casa de edén, esperando que llegara de la universidad, ya que ella sólo se había encargado de dejarme una llave escondida para poder entrar cuando llegara. desde que había llegado estaba en la sala de música, tocando guitarra y mirando fijamente la pequeña mesa con bolsitas de cocaína y algunos cigarrillos baratos.
– ¿shawn? –escuché la voz de edén llamarme desde la entrada.
– ¡aquí estoy!
pasos apresurados se hicieron oír por el pasillo, cuando la chica apareció en el umbral de la puerta yo me puse de pie y ella corrió a mis brazos, la envolví con ellos y aproveché la cercanía para apreciar el maravilloso aroma a café que desprendía.
– moría por verte, shawn.
– y yo a ti, preciosa.
al decirle preciosa sus mejillas se tiñeron de carmesí y ella trató de ocultarlo con su cabello, ¿por qué hacía eso si se veía tan linda sonrojada?
ambos nos sentamos en el sofá que yo utilizaba anteriormente, edén tomó la guitarra y comenzó a arpegear suavemente, casi como si fuera música ambiental.
– ¿por cuánto te quedarás?
– creo que unas dos semanas, o quizás más –le sonreí.
– y... –se equivocó en una nota y dejó de tocar– mierda. ¿dónde te quedarás?
– planeaba quedarme en un hotel –rasqué mi nuca.
– quédate aquí –sonrió–, hay demasiadas habitaciones y vivo sola. no me vendría mal que me hicieras compañía.
sonreí e hice su guitarra a un lado para atraerla hacia mí y envolverla nuevamente en mis brazos.
– ¿qué haremos hoy? –preguntó luego de separarse.
– planeaba ir a un club, hace meses no voy a algo así –hice un puchero y luego reí.
