A la sombra de la taberna sangre y pociones me acomode los pantalones de cuero tratando de pasar inadvertida, esto es patético, pensé, soy demasiado buena para esto.
Por lo regular mi trabajo consistía en atrapar brujas sin licencia y brujas negras, se necesita de una bruja para capturar a otra. Pero esta semana las calles estaban más calladas que de costumbre, pero yo estaba aquí con este caso de porquería,
A quien estoy engañando? murmuré me acomode la correa de mi bolso sobre mi hombro, hace un mes que no me mandaban a capturar brujas negras, brujas sin patente y brujas blancas, nada. Tal vez no fue buena idea atrapar al hijo del alcalde por andar de hombre lobo en una noche sin luna llena.
Un auto elegante doblo la esquina, era la tercera vez que pasaba por la esquina, fruncí el ceño al ver que se aproximaba.
-Joder!!!- necesito un sitio más oscuro.
-Jajaja el piensa que eres una prostituta Kara-susurro mi asistente en mi oído- lo vez te dije que no te pusieras ese corpiño rojo, es demasiado llamativo.
-Alguna vez te han dicho que hueles a murciélago borracho, Winn??-gruñí entre dientes, y apenas moviendo los labios, mi asistente estaba incómodamente cercano está noche aferrándose, a mi arete, Winn era pretencioso, con mala actitud y un temperamento de lo peor, lo mejor que me daban de asistente eran duendes, desde aquel pequeño accidente con el sapo. Habría jurado que las hadas eran demasiado grandes para caber en un animal de esos.
Me recosté contra la piedra fría del edificio con los ojos puestos en las luces rojas de auto que frenaba y alcé las cejas al verme a mí misma. Soy una mujer alta aproximadamente de un metro setenta, cabello rubio y ojos azules, pero no tengo tanta pierna como la ramera que estaba en el poste de luz cercano, tampoco estaba tan maquillada como ella, mis caderas angostas y mi busto casi plano no contribuyen mucho para hacerme material de calle.
Mis ancestros emigraron a este país querido, estados unidos, en el siglo XIX, no sé cómo, pero de generación en generación las mujeres se las arreglaron para conservar los cabellos rubios y ojos azules de nuestra tierra. Eso sí, mis pecas están ocultas gracias a un hechizo que mi papá me regaló el día que cumplí trece años, metió el diminuto amuleto en un anillo de meñique, nunca salgo de casa sin el.
Suspiré y me reacomode el bolso, los pantalones de cuero, las botas rojas y el corpiño de tiras delgadas, no eran tan diferentes de la indumentaria que usaba los viernes para joder a mi jefe; pero salir así por la noche.
- mierda- le dije a Winn- parezco una prostituta.
Un gruñido fue su única respuesta. Me esforcé por no reaccionar mientras regresaba a la taberna, había estado parada casi una hora mientras esperaba a mi objetivo, lo mejor sería entrar y esperar. Además adentro no daría la sensación de ser una prostituta.
El taconeo de mis botas produjo un elegante contrapunto con las esposas que colgaban de mi cintura mientras cruzaba la calle mojada en dirección a la taberna. Las argollas de acero parecían un accesorio de utilería barata, pero eran reales y destinadas a buen uso, sonreí, con razón se detuvo el mirón, si son para trabajar, pero no precisamente para lo que estás pensando .
Me mandaron a la zona baja de la cuidad para atrapar a un leprechaun que evadía impuestos; cuan más bajo puedo llegar?, pensé. Tal vez fue por atrapar a ese perro la semana pasada. Cómo podía saber que era un hombre lobo? Correspondía a la descripción que me habían dado.
Una vez entre al pequeño vestíbulo y me sacudí el agua, le eche un vistazo a las típicas porquerías de las tabernas irlandesas: gaitas colgadas de las paredes, letreros verdes de cerveza, sillas de vinilo negro y un escenario diminuto donde una futura estrella organizaba sus instrumentos y gaitas en medio de montañas de amplificadores. Había un tufillo a azufre de contrabando que despertó mis instintos depredadores, olía a viejo de tres días pero no lo suficientemente fuerte para seguir su rastro. Si tan solo pudiera seguir al que lo abastecía podrían borrarme de la lista negra de mi jefe y darme casos dignos de mi talento.
-Oye- grupo una voz- estás remplazando a Toby?
Olvide el azufre, abrí bien los ojos y me di la vuelta, hallándome ante una camiseta verde brillante. Mis ojos recorrieron al hombre que parecía un oso enorme, cheque su nombre en su camiseta Cliff obvio!
-Quien???- le pregunté mientras secaba con la manga de su camiseta mi escote. Ni se alteró. Que deprimente!!
-Toby, una ramera estatal. Volverá otra vez?
Escuche una vocecita en mi arete casi cantando
-Te lo dije.
Sonreí a medias
-No lo se,- repuse entre dientes- no soy una ramera.
Gruñó de nuevo observando mi atuendo, busque en mi bolso y le di mi identificación de trabajo.
-Seguridad Inframundana - proseguí mientras le entregaba mi identificación- estoy de ronda buscando a alguien, no vengo a acosar a sus clientes, por eso llevo este disfraz.
- Kara Danvers - dijo en voz alta casi cubriendo mi identificación con sus gruesos dedos - agente de seguridad inframundana, Eres agente de inframundo?? - sus ojos pasaron del carnet a mí y de nuevo al carnet. Hizo una mueca con sus grandes labios. - Que le pasó a tu cabello, te lo peinaste con un soplete??
No le contesté al maldito. La foto tenía 3 años, y no había sido un soplete, si no una broma como parte de mi iniciación como agente de tiempo completo, vaya broma!!
El pixie salto y dejo mi arete oscilando en el aire.
-Yo cuidaría mis palabras, el último grandulon que se burló de su foto, termino en urgencias con una sombrilla atravesada en la nariz- le dijo, girando la cabeza a mi Carnet.
Ya me estaba calentando.
-Como sabes eso??- le pregunté arrebatándole mi carnét al grandulon.
-Todos en el comité de asignaciones lo saben- río gustosamente el pixie - y también saben de tu intento por atrapar al lobo con un hechizo para la comezón, pero que lo dejaste escapar por el retrete.
- Ya quisiera verte atrapar a un lobo en la víspera de la luna llena sin que te muerda, - argumente en mi defensa - No es tan fácil como parece, tuve que usar una poción y son costosas ¿Sabes?
- Y luego depilaste un autobús lleno de gente - Sus alas de libélula se tornaron rojas de risa. Parecía Peter pan en miniatura, vestido de seda negra y pañoleta roja posando como uno de esos miembros de pandilla de centro de cuidad,eran diez centímetros de fastidio y mal humor.
- No fue culpa mía - dije - el conductor pilló un bache - fruncí el ceño. Además alguien me había cambiado los hechizo. Yo intentaba atarle las patas y terminé depilando al conductor y las personas que se sentaban en las tres primeras filas. Al menos logré mi objetivo, aunque malgaste mi paga entera en taxis durante las siguientes tres semanas hasta que el autobús quiso recogerme de nuevo.
-¿Y lo de la rana? - Winn volvió a saltar hacia atrás antes de que le dieran un capirotazo - yo soy el único que quería venir contigo esta noche y me van a pagar un plus de peligrosidad.- El pixie se elevó varios centímetros en un gesto de orgullo.
Mira - le dije - lo único que quiero es sentarme y tomarme una copa tranquilamente.
El gorila se encogió de hombros.
-Gracias- Ignorando la risita cantarina de Winn me abrí paso entre las mesas vacías hacia un banco en un rincón oscuro. En cuanto encontrase al pilluelo me iría de allí . Era insultante. Llevaba en la SI tres años, siete si contaba los cuatro de práctica, y allí estaba, haciendo trabajos de novata. Eran los becarios los que se encargaban de las tareas rutinarias de la Policía de Nacional City y los barrios al otro lado del río, a los que llamaban kripton. Nosotros nos encargabamos de los casos sobrenaturales que la AFI(AGENCIA FEDERAL DEL INFRAMUNDO) no podía controlar.
Pero yo era una cazarecompensas profesional.¡Joder!, yo era demasiado buena para esto, ya lo había demostrado. Fui yo sola la que encontró y detuvo al grupo de brujas que practicaban magia negra que habían logrado burlar los hechizos del zoo de Nacional para robar los monos y venderlos a un laboratorio ilegal. Pero ¿acaso me reconocieron el mérito? No.
¿Y los robos en los cajeros automáticos que asolaron la ciudad las navidades pasadas? Me costó seis encantamientos hacerme pasar por un hombre, pero finalmente atrapé a la bruja que había estado usando una combinación de hechizos de amor y de olvidó para atracar a los incautos humanos. Aquella fue una captura especialmente satisfactoria. Tuve que perseguirla por tres calles sin tiempo para echarle una maldición cuando se volvió para golpearme con lo que podría haber sido un amuleto letal, así que estaba perfectamente justificado que yo la dejara tiesa con una patada circular. Es más, la AFI llevaba tres meses tras ella y yo solo tardé dos días en atraparla. Quedaron como idiotas. Pero, ¿Acaso me dijeron «buen trabajo, Kara »? ¿Me llevaron al menos en coche a la torre de la SI con mi pie hinchado? No.
Una camarera vestida de verde se acercó, demasiado alegre para ser tan temprano.
-¡Hola! me llamo Imra y seré vuestra camarera de hoy - sin dejar de sonreír plantó tres bebidas frente a mi: un bloody Mary, un old-fashioned y un Shirley temple, que encanto.
-Gracias, bonita - dije sin mucho entusiasmo -¿Quien me invita?
Miró hacia la barra, intentando aparentar cierta sofisticación, me asome a un costado de su delgada cintura ceñida por un delantal vi a tres tipos de miradas lascivas. Era una tradición muy antigua. Aceptar una bebida implicaba aceptar la invitación posterior. Otra preocupación más para la señorita Kara.
Viendo que la conversación se acababa ahí, imra se largó a hacer las cosas que hacen las camareras.
- Investigalos, winn -- le susurré y el pixie salió volando con las alas rosas por la emoción. Nadie lo vio acercarse, un ejemplo de vigilancia pixie en su máximo exponente.
Desganada, repasé el bar medio vacío cuando mi estado de ánimo agrio se difumino en una gran sonrisa al ver una cara conocida de la agencia: Lena.
Lena era una vampiresa, la cazarecompensas estrella de la SI. Nos habíamos conocido hace varios años durante mi último año de prácticas, cuando nos emparejaron durante doce meses para realizar trabajos semi-independientes. A ella la acababan de contratar como cazarecompensas profesional después de seis años en la universidad en lugar de los dos años de diplomatura y cuatro de prácticas que yo hice. Creo que emparejarnos fue en realidad una especie de broma que se le ocurrió a alguien.
Me moría de miedo al pensar que tenía que trabajar con una vampiresa, viva o muerta, hasta que descubrí que no era vampiro practicante y que había renunciado a la sangre. Éramos la noche y el día, pero sus puntos fuertes eran mis debilidades. Ojalá pudiese decir que sus debilidades eran mis puntos fuertes, pero Lena no tenía ninguna debilidad, aparte de su tendencia de planificar todo hasta el último detalle.
No habíamos trabajado juntas desde hacía años y a pesar del ascenso que me dieron a regañadientes, Lena tenía un rango superior al mío. Ella siempre decía las palabras adecuadas a la gente adecuada en el momento adecuado. También ayudaba ser de la familia Luthor, un apellido tan antiguo como la misma Nacional City. Era el último miembro vivo de la familia, con alma propia y tan viva como yo, a pesar de haberse infectado del virus vampírico a través de su madre cuando aún vivía. El virus la había atacado cuando todavía estaba en el útero, proporcionándole así un poco de ambos mundos, el de los vivos y el de los muertos.
Respondiendo a mi saludo, se acercó despacio. Los hombres de la barra se daban codazos volviéndose los tres para admirarla. Ella les lanzó una mirada de indiferencia y juro que incluso oí un suspiro.
-¿Cómo te va Lena? - le pregunté al tiempo que se sentaba justo en el banco frente a mí.
Haciendo rechinar el plástico del asiento, Lena se reclinó en el banco apoyando la espalda en la pared, y coloco los tacones de sus botas altas en el banco dejando ver sus rodillas por encima de la mesa. Me sacaba un par de centímetros, pero mientras yo parecía simplemente alta, ella se veía esbelta y elegante. Su aire ligeramente irlandés le daba un aspecto enigmático, reforzando así mi teoría de que la mayoría de las modelos debían de ser vampiros. Ella también se vestía como una modelo: una sencilla falda de cuero y una blusa de seda, todo de primera, hecho para vampiros y claro de color negro. Su cabello hacia una suave onda, acentuando la palidez de su piel y la forma de su rostro. Hiciese lo que hiciese con su pelo siempre le quedaba exótico. Yo podía pasar horas peinandome y el resultado siempre era el mismo rubio y encrespado. Era demasiado hermosa y elegante.
- Hola, kara- dijo Lena - ¿Que haces en kripton? - su voz sonaba melodiosa y grave , fluía con la suavidad de la seda, simplemente perfecta-- Creía que estaría haciendo méritos para un cáncer de piel en la costa está semana - añadió - ¿Sigue James mosqueado por lo del perro?
Me encogí de hombros tímidamente.
- Qué va - En realidad al jefe casi le había explotado una vena y por poco no me degradó a fregona de la oficina.
- Fue una equivocación comprensible - Lena echo la cabeza hacia atrás con un movimiento lánguido que dejó ver su largo cuello con su sexy lunar. No tenía ninguna cicatriz en el. - Podría haberle pasado a cualquiera.
A cualquiera menos a ella, pensé con amargura.
-¿Ah sí ? - dije en voz alta, acercandole el bloody Mary - Bueno, dime si ves a mi objetivo. - dije haciendo sonar los amuletos que llevaba en las esposas, tocando el trébol tallado en madera de olivo.
Sus finos dedos rodearon el vaso como si lo acariciasen. Esos mismos dedos podrían romperme la muñeca si se lo propusiera. Tendría que esperar a estar muerta para tener la fuerza suficiente para quebrar la sin inmutarse. Aún así seguía siendo mucho más fuerte que yo. La mitad de la bebida descendió por su garganta.
- ¿Desde cuándo le interesa a la SI un leprechaun? - pregunto observando el resto de mis amuletos y pasando sus dedos entre ellos.
-Desde que la última vez que al jefe se le cruzaron los cables.
Se encogió de hombros y se sacó el crucifijo de debajo de la blusa para mordisquear provocativamente la cadena. Sus colmillos eran afilados como los de un gato, pero no eran más grandes que los míos. La versión mejorada le saldrían cuando muriese. Aparte la vista de sus dientes rápidamente para fijarme en la cruz. Era tan larga como mi mano y estaba hecha de plata bellamente trabajada. Lena había empezado a llevarla recientemente para irritar a su madre. No se llevaban precisamente bien.
Busqué con los dedos la diminuta cruz de mis esposas pensando que debería ser duro que tu madre estuviese no muerta. Yo solo había conocido a unos pocos vampiros muertos. Los más viejos eran muy reservados y los más recientes solían atraer a las estacas, a no ser que aprendieran a ser más reservados.
A cambio de sus almas tenían el don de la inmortalidad. También venía acompañado de la pérdida de la conciencia, los vampiros más viejos decían que era la mejor parte: la capacidad de saciar todas sus necesidades carnales sin sentir la culpa cuando alguien moría para proporcionarles placer y mantenerse sanos un día más.
Lena poseía ambas cosas: el virus vampírico y su alma. Estaba atrapada entre ambos mundos hasta su muerte, cuando se convirtiera en una verdadera no muerta. Aunque no fuese tan poderosa y peligrosa como un vampiro muerto, la capacidad de soportar el sol y podía profesar un culto sin sufrir dolor le habían granjeado la envidia de sus hermanos.
Los eslabones de metal tintineaban rítmicamente contra sus dientes perlados mientras yo ignoraba sus sensuales gestos con una nada improvisada compostura. Me gustaba más cuando era de día y demostraba un mayor control sobre su naturaleza de predadora sexual.
Mi pixie volvió y aterrizó en la flor artificial colocada en un jarrón lleno de colillas.
- ¡Dios mio! -exclamo Lena dejando caer su cruz - ¿Un pixie? James debe de estar muy enojado.
Las alas de Winn se congelaron un instante antes de volver a convertirse en un torbellino.
-¡Pierdete Luthor! - dijo con voz estridente-. ¿Que te crees, que las hadas son las únicas con buen olfato?
Hice un gesto de dolor cuando Winn aterrizó con fuerza en mi arete.
- Solo lo mejor de lo mejor para la señorita kara- dije con ironía, Lena se rió, haciendo que se me erizase el pelo de la nuca. Extrañaba el prestigio que me daba trabajar con ella, pero seguía poniéndome nerviosa. - Puedo volver más tarde si crees que te fastidio tu misión.
- No- dijo ella - quédate ahí. Tengo a un par de chupa sangres encerradas en el baño. Les pille capturando a menores. - Con la bebida en la mano se deslizó hasta el final del banco y se puso de pie estirándose sensualmente, dejando escapar un quejido casi inaudible - pero he dejado a mi búho afuera por si intentan escaparse rompiendo una ventana, serán comida para pájaros, solo me queda esperar a que salgan. - bebió de su vaso mirándome con sus hermosos ojos verdes por encima del borde.- Si atrapas al tuyo pronto ¿Te parece que compartamos el taxi de regreso al centro?
El suave tono peligroso de su voz me obligó a asentir inmediatamente antes de que se marchara. Mis dedos jugueteaban nerviosos con un rizo de mi pelo. Ya veríamos si me subía a un taxi con ella; dependería de la pinta que tuviese a esas horas de la madrugada. Puede que Lena no necesite sangre para sobrevivir, pero era obvio que la deseaba a pesar de su compromiso público de abstenerse.
Winn seguía revoloteando excitado.
-Relájate, Winn me gusta tener un ayudante pixie; las hadas no mueven un dedo sin el visto bueno de su sindicato.
-¿Verdad que sí? - salto Winn haciéndome cosquillas con el aire que levantaba al mover las alas frenéticamente. - Y solo por un pegajoso poema anterior a la revelación escrito por un borracho se creen que son mejores que nosotros. Es pura publicidad Kara, no es más que eso. Las muy roñosas ¿Sabias que les pagan más a las hadas que a los pixies por el mismo trabajo?.
-¿Winn? - le interrumpí - ¿Que haz averiguado en la barra?
-¿Y que me dices de aquella foto? La recuerdas, la de ese humano entrometido colándose en la fiesta de la fraternidad....
- Corta el rollo, Winn - le dije - ¿Que pasa en la barra?
- El concursante número uno es entrenador personal de atletas, el concursante número dos arregla aires acondicionados y el número tres es reportero de un períodico. Todos pardillos.
-¿Y el chico del escenario?- le susurré sin mirar en esa dirección- La SI solo me ha dado una descripción general ya que probablemente nuestro objetivo lleve un hechizo.
-¿Nuestro objetivo?- dijo Winn. El aire de sus alas cesó y su voz perdió todo enfado.
Apunte el dato, tal vez lo único que deseaba era sentirse incluido.
-¿Por qué no vas a averiguar? - le pedí, en vez de ordenarselo - Parece que no tiene idea de que lado soplar la gaita.
Entró un grupo de personas hablando todos a la vez, demandando la atención de los demás. Los observé detenidamente, algo en mis entrañas me decía que uno de ellos era un vampiro muerto, mi candidato era el que estaba detrás de todos solo observando sin emitir palabra alguna. Debía ser condenamente bueno para estar rodeado de tantos jóvenes humanos como ese, con cicatrices en el cuello y aspecto anémico, pero parecían bastante felices.
Como si hubiera leído mis pensamientos se giro a verme y bajo sus gafas de sol y me quede estática cuando sus ojos buscaron mi mirada. Sus labios se movieron con un susurro y casi pude oírlo aunque no entendiera sus palabras que me envolvían he impulsaban a ir hacia el.
Con el corazón en la boca, le hice entender que sabía que era y sacudí la cabeza, solo me sonrió y apartó la mirada.
Aún un poco intranquila mire hacia el otro lado que el músico venía directo hacia mí con los ojos llenos de rabia. Estúpido pixie lo descubrieron.
-¿Has venido a oírme tocar preciosa? - me dijo parándose junto a mi mesa.
- Me llamo Sue, no preciosa- le mentí, mirando a Lena, que estaba detrás de él. Se estaba riendo de mí, genial eso iba a quedar muy bien en el boletín de la oficina.
-¿Me has mandado a tu amiguita el hada a espiarme?
-Es un pixie, no un hada- dije yo. O era un estúpido normal o un inframundano muy listo haciéndose pasar por normal estupido. Yo apostaba por lo primero.
Abrió el puño y Winn voló a trompicones hasta mi arete. Las airadas quejas de Winn inundaban mi oído, no creo que ninguna de sus sugerencias fuera anatómicamente posible, pero al menos me confirmó que era un normal.
-¿Por qué no vienes a mi camioneta a ver mi gaita grande?- dijo el chico- seguro la haces sonar.
- Lárgate.
- Voy a ser famoso Suzy - fanfarroneo - Me iré dentro de poco a la costa, en cuanto tenga el dinero suficiente. Tengo un amigo en el negocio de la música que conoce a un tipo que conoce a un tío que limpia la piscina de Janis Joplin.
- ¡Que te largues! - le repeti, pero en vez de irse se inclinó y empezó a cantarme, aporreando la mesa sin mucho ritmo.
Era bochornoso. Seguro me perdonaban por golpearlo.
Pero no, no iba a hacerlo después de todo era una buena chica, así que solo me incline hacia delante hasta enseñarle un poco de escote. Eso siempre llama la atención de los hombres, aunque no había mucho que mostrar. Alargando el brazo retorci los pelillos de su pecho. El aullido que dio paro en seco su canturreo, que lindo.
- vete - le susurré y le puse el old-fashioned en la mano- y tomate esto a mí salud - abrió los ojos de par en par cuándo le di un tironcito. Finalmente lo solté y se batió en retirada, derramando media bebida en el camino.
Hubo un vitoreo en la barra. El camarero más mayor se reía abiertamente. Hundi la cabeza.
- Estupido chico - no pintaba nada aquí en kripton, alguien debería de darle una patada en el culo hasta el otro lado del río antes de que termine muerto.
-¿Estás bien Winn?- pregunté imaginando la respuesta.
-El muy imbecil casi me aplasta ¿Y tú me preguntas si estoy bien?.
Te puedes meter la paga triple por donde te quepa, Kara, no vale la pena.
Ahora que Winn no podía volar sin llamar la atención, más valía largarme a casa. Tal vez si le compraba una setas quizás no le contaba nada al encargado de asignaciones de como se torció su ala. Pero ¡A la mierda! ¿Por qué no mejor lo celebraba? Una especie de última juerga antes de que mi jefe clavara mi escoba en un árbol. Mi carrera se hundia en picado pero ese no era motivo para no disfrutar el vuelo.
Emocionada con la perspectiva cogí mi bolso y el Shirley temple levantandome para ir hasta la barra. No era mi estilo dejar las cosas a medias, el concursante número tres se levantó con una sonrisa, sacudiéndose una pierna para recolocarse algo. Madre mía, que desagradables pueden llegar a ser los hombres. Me sentía cansada, abandonada y tremendamente poco valorada. Sabiendo que se tomaría cualquier cosa que dijera como si me estuviera haciendo la estrecha y me seguiría a la calle , opté por tirar la copa en su entrepierna sin detenerme siquiera.
Se me escapó una pequeña sonrisa al oír su grito de indignación, luego fruncí el ceño cuando me puso la mano con fuerza en el hombro. Agachándome, estire la pierna, girandome para tirarlo al suelo. El bar se quedo en completo silencio después de un grito ahogado. Me senté encima de él a horcajadas sobre su pecho antes de que se diera cuenta de que lo había derribado.
Abrió los ojos desorbitadamente. Cliff seguía junta a la puerta cruzado de brazos, disfrutando del espectáculo.
-¡Joder, Kara! - exclamó Winn -¿Quien te ha enseñado a hacer eso?
- Mi padre- le conteste. Me incline hacia el tipo para quedar cara a cara. - Lo siento mucho - le dije con el acento muy marcado - ¿Quieres jugar listillo? - vi el miedo reflejado en sus ojos cuando se dio cuenta que era una inframundana y no cualquiera buscando guerra. No iba a hacerle daño , pero claro el eso no lo sabía.
- ¡Por la madre de campanilla!- exclamó Winn, apartando mi atención del tipejo - ¿No huele a trébol?
Solté a mi presa y el hombre se largó gateando.
- ¿Es uno de los camareros? - pregunté en voz baja incorporándome.
- Es la mujer - dijo entusiasmadoBueno espero y les haya gustado el primer capítulo y no se les haya hecho muy largo, lo que pasa es que quería explicar un poco más de qué va el drama y esas cosas
Y pues ya encontraron al leprechaun, ahora vamos a ver que va a hacer Kara y pues si les gusta háganmelo saber, si no pues también. Y disculpen si hay algún error ortográfico.

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BRUJA BLANCA
FanfictionKara Danvers bruja blanca y cazarecompensas, trabaja en una organización llamada SI (seguridad inframundana) que las circunstancias la hacen que dejen dicha organización,y junto a su compañera de trabajo una vampiresa llamada Lena Luthor, abren su p...