Los hermanos rojos

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Llegó la mañana, nada más levantarme, le di los buenos días a Iván nos dijo por WhatsApp si nos apetecía desayunar en alguna cafetería. Se votó a ir a una de la más famosas cafeterías de nuestra ciudad, cuando llegamos, había mucha gente en las mesas pero Víctor ya había llegado antes que nosotros y había reservado un par de mesas por lo que nos sentamos y comenzamos a contarle todo a Paco y a Miguel Ángel, después de una larga charla explicándoles que oíamos una voz y teníamos poderes, nos pedimos nuestros desayunos. Pablo comía muy rápido, por lo que Alfonso le dijo:

-Si sigues desayunando así te va a dar algo malo.

Pablo respondió indignado:

-Este es el mejor desayuno de todos, los vuestros no pueden igualarse al que yo me he pedido.

Todos seguimos desayunando hasta que Fayn nos dijo:

-Buenos días, ya que estáis todos reunidos aprovecharé para comentarlo. Anoche noté una gran energía, no era de ninguno de nosotros, eran como muchas piedras como yo reunidas siendo consumidas. La peor noticia es que esa energía provenía del edificio de FEP. Creo que alguien nos está diciendo que volvamos.

Todos nos quedamos callados, hasta que Alfonso dijo apenado:

-Fayn nos ha dicho que alguien está en FEP llamándonos consumiendo una gran cantidad de energía de las piedras...

Nadie hablaba, sabíamos que no iba a ser una lucha nada fácil, teníamos la ventaja de ser muchos pero que fueran muchas piedras consumidas, nos preocupó. Miguel Ángel dijo:

-Aunque no tenga poderes como vosotros y no tengo una fuerza descomunal ni nada parecido no me voy a quedar quieto sabiendo que podéis salir heridos o incluso muertos. Iré a hacerle frente.

Se levantó y extendió la mano hacia el centro de la mesa, Paco le siguió y Joselu e Iván también pero los que teníamos poderes no queríamos ponerlos en riesgo, nos quedamos sentados con la mirada gacha. Pablo los miró y les dijo:

-A ver, nos habéis demostrado que sois fuertes y con las armaduras sois capaces de defenderos pero el problema es que no tenéis superpoderes, pero nosotros nos metimos sabiendo las consecuencias. Vosotros aún tenéis la oportunidad de no ir.

Iván, golpeó la mesa haciendo que la gente se girara a vernos por lo que se sentaron todos y dijo enfadado:

-¡No nos toméis por gente débil que no saben defenderse, vamos a ir aunque nos cueste la vida!

Tuvimos que aceptar, mientras bajábamos Iván le dijo a Pablo y a Víctor:

-Oye, se que estuve cerca de mataros y nunca me lo hubiera perdonado, solo quiero hacer las paces, sabéis que no era yo el que estaba luchando. Solamente quiero que sepáis que sois importantes para mi.

Aceptaron las disculpas aunque Pablo tenía una cara de pocos amigos en ese momento y Alfonso gritó:

-¡Quienes se pelean se desean!

Todos nos reímos incluso Fayn soltó una carcajada, era la primera vez que oíamos a Fayn reírse. Siempre lo habíamos tomado como un ser serio, oscuro y con un pasado sombrío pero empezábamos a pensar que en verdad era una persona agradable. Íbamos por la explanada de FEP cuando vimos un haz de luz blanco que iba hacia el cielo. Todos estábamos asustados aunque intentábamos no aparentarlo, Pablo dijo para calmarnos:

-Antonio, esta batalla va a estar tirada, somos muchos y esa persona es solo una, es imposible que perdamos.

Yo le respondí con una sonrisa:

-Tienes razón, somos un grupo imparable.

Todos hicieron un intento de una sonrisa pero no podíamos ocultar el miedo, se notaba en el ambiente una energía que nunca habíamos sentido hasta ahora. Según íbamos acercándonos nuestras caras mostraban más miedo y preocupación, teníamos bastantes dudas en si saldríamos vivos de allí. El suelo estaba cada vez más quebrantado según nos íbamos acercando, la vegetación iba desapareciendo poco a poco, también se empezó a notar como el viento se iba calmando. Miguel Ángel gritó:

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