Capítulo 5

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Ketha

No recuerdo todas las groserías que le dije a ese maldito imbécil. A veces me sorprendo de lo que es capaz de salir por mi boca.

Lo único que recuerdo fue que me tomé dos vasos más de vodka, y luego me recosté en el sillón.

Tuve un sueño muy extraño. Era como si mi alma hubiera salido de mi cuerpo y me podía ver a mi misma tirada en el sillón, hecha un desastre. Pero no duró mucho hasta que siento una vibración proveniente de mi celular. 

Intento abrir los ojos, pero la luz me hace mal. Mi organismo se encuentra a mil por hora, tratando de activar mis defensas debido a todo el alcohol que tomé ayer. Abro de nuevo los ojos y puedo observar que no reconozco el lugar dónde estoy, y la seda de las sábanas blancas son de mi desconocimiento. Tampoco estoy vestida. Apago la alarma, y me doy vuelta sobre mi propio eje. Y ahí estaba el, con su reluciente sonrisa y sus ojos azul profundo. Su mirada me hace sobresaltar y caigo de la cama.

-Tú otra vez?-comienzo a levantar el tono de voz. Llegando al punto de la histeria.-qué haces aquí?, por qu..-corto la oración para realizar una pregunta con mucho más énfasis, mientras miro mi cuerpo semi-desnudo- Qué hiciste conmigo?- Se me empezó a acelerar el pulso. Si el maldito me puso una mano encima, voy a implementar mis tres clases de kick-boxing en él.

-Ya olvidaste nuestra noche salvaje? Yo nunca podría olvidar como gritabas mi nombre y gemías como loca- dice con una estúpida sonrisa en su cara.

NO, NO, NO, NO. Tiene que ser un sueño, más bien, una pesadilla. No pude haber hecho nada con él. Por más ebria que estaba, soy consciente de mis decisiones, Y no lo haría con semejante imbécil.

-Eres una mierda, Jayden - grito mientras me levanto mientras se me enrosca el pie con mi vestido que esta tirado en el piso. Mi día no podía haber arrancado de peor manera.

Retiro lo dicho.  Cuando tomo mi móvil tengo diecisiete llamadas perdidas de mi madre, mierda.

-Déjame explicarte lo que en realidad sucedió.- Dice, y mantiene una expresión seria.

-Me largo.- Le digo mientras me visto lo mas rápido que mi cuerpo y mente me lo permiten después de la noche que tuve.

-Bueno, me tendrás que escuchar, porque esta es mi casa, y no te voy a abrir la puerta hasta que me escuches.- contraataca con un tono de molestia.

Mi madre me vuelve a llamar, y no va a desistir hasta que no conteste sus malditas llamadas, o apararezca en mi casa en los próximos minutos. Tengo que salir de allí. Asi que le digo

-Tienes cinco minutos.
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Imagen de Chris en multimedia


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