Capítulo 9

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El resto de la semana transcurre con normalidad. Me arden los ojos  de tanto estudiar. Si la hija de puta de la profesora no me aprueba, juro que voy a provocar un incendio en la escuela.

He intercambiado un par de mensajes con Jayden, por el simple hecho de que si no le respondo, es capaz de averiguar mi dirección para venir a hablarme.

Aunque sea un idiota, no es tan degenerado como yo creía. Hasta puedo aceptar que no me cae tan mal y esta bueno.

El gran día llegó, y cuando me pasa a buscar Lyon por la puerta de mi casa, he notado que me he olvidado de peinar y arreglar, y hasta incluso de las galletitas. 

El examen la tercer hora, y las dos primeras, no puedo hacer más que pensar en ello.

Cuando entra la profesora, entro en una crisis. Planteo huir y tirarme de un balcón, pero para cuando me decido, ya tengo el examen en la mesa. 

La mayor parte es teórica, bien. Hay poca práctica, bien. La práctica es un 60% del resultado final, mierda.

Intento estar lo más al margen posible, y completo la teoría rápidamente. Tengo media hora para hacer lo práctico. Tengo que igualar ecuaciones, hallar el producto, y calcular los moles que tienen los distintos átomos. Lo que me hace llegar a la conclusión de que odio química.

Cuando termina el horario del examen, pude realizar todo, pero todavía tengo mis dudas al respecto de algunos puntos.

Salgo del aula, y me encuentro con la última persona que quería encontrarme en esta situación.

-Cómo te fue en el examen, dulzura? - Pregunta con esa sonrisa que me saca de quicio.

-Ya te dije que no me llames.- se que va a ser inútil, así que no termino la oración- Tu no tendrías que estar entrenando o hablando con algunas de tus amiguitas, para ver si puedes echarte un polvo esta noche?

-Todavía no te propuse nada- Se ríe y le doy un golpe en el pecho.

-Te crees muy gracioso Romeo?-digo irónicamente.

-Solo si quieres ser mi Julieta- Pongo los ojos en blanco, aunque comienzo a plantearme si aceptaria o no alguna e sus propuestas si lo llegara a plantear. Solo que soy muy orgullosa, y no voy a permitir que me vea así.

-Si al fin terminaste con tus sermones, me podrías dejar ir?- Le digo con un tono molesto.

Se pone adelante mío y veo como acerca su cara a la mía. Permitiéndome observar cada detalle de su cara,  sentir su aroma a cigarrillos y una colonia que no logro reconocer pero que me gusta y mucho. Demasiado. Siento que el pulso se me acelera y la respiración se me entrecorta. Nuestras miradas se conectan y así quedamos por no se cuanto tiempo. El dice algo, pero no escucho nada, así que me tiene que repetir la pregunta.

-Entonces, tu gustaría salir a tomar algo conmigo mañana?- Pregunta, y al darse cuenta que me tomo por sorpresa sonríe, achinando los ojos.

-Solo si no te comportas como un imbécil- añado, arrepintiéndome de haber aceptado.

-Trato hecho. Paso por ti a las ocho- me guiña el ojo, se da vuelta y me deja  ahí parada, sola y media atontada.

Qué mierda acabo de hacer? Acaso soy estúpida, o es que las neuronas se me están desvaneciendo por haber pasado tanto tiempo con el.



Amores de los que duelenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora