Quinto mes

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Miré el reloj de la pared.

Las de la madrugada.

Miré a mi esposo durmiendo -Boruto- le llamé de nuevo.

-Hum - era como el quinto monosílabo que decía - ¿Qué pasa? - preguntó aún con los ojos cerrados.

-Quiero Dangos.

-Mañana te compraré

-Pero lo quiero ahora

-Son las tres de la mañana dattebasa - bufó mirándome con ironía.

-Si y tu hijo quiere dangos ahora.

-Apenas salga el sol iré por ellos - se acurrucó de nuevo y me  levante -¿Qué haces? - le escuche decir

-Iré por dangos, ya que mi esposo no quiere ir pues... - imitó lo que dije con una voz graciosa mientras se levantaba.

-Si no hay no te quejes - salió de la habitación y volví a la cama.

Ya había paso media hora y no volvía, estos cambios me mataban, no solía comer tanto, pero era preferible a las naúseas.

Fuí a la sala a esperarlo y no llegaba ¿por qué no usa sus habilidades ninjas? Shanaroo.

Abrí la nevera, estaba llena de cosas saludables, el siempre comía tonterías en la calle por lo que siempre le cocinaba algo saludable, pero...nada se me antojaba.

Quería cosas dulces o saladas, quizá amargas.

Estaba por cerrar la nevera y vi una envoltura familiar.

Era una hamburguesa.

Era exrraño que se me antoje, era su desayuno, pero...¿Quién lo manda a tardar tanto?

El olor de la carne calentandose era muy apetesible, me trajo recuerdos.

Nuestra primera cita fue en el local de hamburguesas...fue muy, pero muy romantico...

Le dí un mordísco y recordé su sonrisa ese día, quisa eran muy distintos, pero me encantaba ver su sonrisa.

Desde la muerte de nuestros padres cambio mucho, por eso no me importaba hacer cosas que no me gustaran, mientras el sonriera era feliz.

Siempre me hacia reir así que era mi turno de hacerlo feliz.

Aunque cuando se enteré de que comí su hamburguesa quizá se enoje, era su favorita, maldición...

Miré el ultimo trozo, se pondrá triste y dije que lo haría feliz...

Que importa, metí el ultimo cacho a mi boca y errugue la envoltura, me prepararía té.

Lo escuche decir mi nombre por lo que me salí de  la cocina.

-¿Boruto?

-Aquí estas - lo escuche decir aliviado y luego me miró extraño -¿Te comiste mi hamburguesa?

Ups.

Me encojí de hombros -Se me antojo

- ¿para qué me pediste dangos entonces? - miré que tenía los dangos.

-Los conseguiste - sonreí, comer algo dulce después de lo picoso es lo mejor.

-Te comiste me desayuno - frunció el ceño ligeramente y alzó la caja.

¿por qué tenía que ser más alto?

-siempre las comes, son malas para tu salud

-lo dice la que acaba de comerse uba dattebasa.

-Dame los malditos Dangos

-No...

-¡Shanaroo!

-Boruto - le dije al verlo a un costado mio.

-¿Qué quieres? ¿onigiris? ¿ahora qué?- se levanto somnoliento.

-No exageres - reí

-En lugar de embarazo debería llamarse maltrato al esposo - se cubrió el rostro con una almohada.

Reí de nuevo, era bastante tierno.

-Ven - el me miró y se acercó, lo abracé de una manera en donde el recostaba su cabeza en mi pecho, mientras el permanecía en total silencio yo acariciaba sus cabellos rubios. ¿nuestro hijo lo heredará? Ojalá sean sus ojos, esos bellos ojos azules.

-Sara.. - le oí decir

-Dime - lo abracé más a mi.

-Crecieron.

-¿Qué? - no entendí a que se refería con eso - ¿de que...? - ¿acaso...? ¡¿cómo se atrevía?!

-¡Boruto Baka!

-No tenías que tomartelo así dattebasa - se lamento

Miré a mi marido en el suelo, ahí debía estar.

➳Ser Madre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora