Sexto mes

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Miraba desconcertada como mi amiga reía a carcajadas.

-Te vez bastante graciosa - siguió riendo. Estaba gorda, lo admitía. El embarazo se notaba de lejos, aún recuerdo cuando Boruto se rió porque ya no me venía nada.

Suspiré agotada después de terminar el trabajo y me dirigé a la casa, eran las siete, Boruto había avisado que llegaría tarde así que aprovecharé hacer la cena.

-Sarada-chan - voltee al escuchar a la madre de Boruto.

-Buenas tarde Hinata-san - le saludé.

Ella rió con gentileza - deja la formalidad Sarada-chan, somod familia.

-Eh...si lo siento - reí nerviosa.

-¿Cómo te sientes?

-Bien...solo algo cansada - seguimos caminando.

-Debes de estar en reposo - me miró algo preocupada.

-Lo sé, llegó más temprano ahora y Boruto se encarga de limpiar la casa- sonreí. Ambos nos dividiamos las tareas del hogar, el no era de limpiar tanto, pero ahora se ofrece voluntariamente, además solo vivimos dos, solo hay que sacudir.

-Me alegra - sonrió - el no suele hacerlo.

-Lo sé - ambas reímos y al llegar a la misma esquina nos despedimos.
Vi las luces encendidas y al llegar el me resivió con un cálido beso.

-Estaba por ir a verte - dijo con una sonrisa.

-Te dije que no es necesario - miré mi vientre que resaltaba - estamos bien.

-Aún así - acarició mi cabello - haz estado perdiendo mucho chakra.

-Es normal, no te preocupes.

-Bueno - sonrió - preparé la cena - dijo orgulloso.

-¿Hamburguesas? - pregunté para fastidiarlo.

-¡Oye! Todavía te hice onigiris - dijo indignado a lo que reí.

-Saben bien - le dije al probarlos, el sonrió ladino.

-Lo sé

Ni siquiera recuerdo que le iba a decir, solo lo olvide al instante al sentir tus pequeñas patadas en mi vientre.
Te miré y tu estabas desconcertado.

-Se movió - acaricié mi vientre y te miré de nuevo - tocalo - sonreí y vi tu mirada llenarse de terror - vamos - te animé.

Llevaste tu mano lentamente a mi vientre, tocaste delicadamente.

-Creo que no le agrado...- reiste nervioso al no sentir nada.

-Claro que sí

En tus ojos azulados se reflejo algo nuevo, un brillo especial que nunca había visto...era tu mirada de padre.

En la noche abrazaste mi cintura y tu cabeza reposaba delicadamente sobre la mía.
Era tan cálido sentirte cerca...

Cuando te fuiste de misión me sentía realmente sola, no quería asignarte una misión, pero no me quedó opción.

Eras el mejor ninja y lo mejor era acabar con los problemas rápido...

Los días pasaban y tu ausencía era un ollo enorme sin salida, te extrañé tanto.

➳Ser Madre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora