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Esa tarde se la pasaron tirados en la cama, intercambiando caricias y palabras. Junhoe, por su parte, aprovechó para intentar explicarle a Jinhwan la historia de sus padres y por qué había evitado conocer su alma gemela.

—Sigo pensando que fuiste un idiota. — Comentó Jinhwan cuando su novio terminó, aún se encontraba acostado sobre el pecho del menor. Junhoe tenía su brazo sobre los hombros contrarios, pegándolo más a su cuerpo desnudo. —Pero ahora eres mi idiota, así que no me importa mucho.

— ¿Cuántas veces puedo disculparme? — Preguntó Junhoe con un suspiro e inconscientemente apretó su agarre en los hombros.

—No más disculpas, Junhoe. — Dijo rápidamente y levantó su cabeza, dejando un corto pero fuerte beso sobre sus labios. —Ya estamos aquí y eso es lo único que importa, ¿cierto?

—Cierto. Y eres perfecto, ¿sabías? — Contestó acariciando su mejilla y rió cuando el mayor soltó un fuerte estornudo. —Eres perfecto y te estás enfermando, así que ve a tomarte una ducha caliente. Yo llamaré a mi madre.

A regañadientes, Jinhwan se levantó y caminó en dirección al baño. Junhoe observó su desnudo cuerpo y mordió su labio; realmente deseaba poder ir detrás de su chico y ducharse con él, pero le debía la llamada a su madre. Habían pasado horas desde que había salido corriendo de su casa. Con un suspiro, se levantó de la cama y buscó su bóxer entre las prendas tiradas al piso. Cuando lo encontró, caminó hacia su pantalón y sacó su celular de su bolsillo. No entendía cómo no se había estropeado al estar entre la ropa mojada, pero cuando lo desbloqueó tenía muchísimos mensajes de Donghyuk y de su otro mejor amigo. Decidió abrirlos luego y marcó el número de su madre, sentándose al borde de la cama.

— ¿Junhoe? — Contestó su madre al segundo timbre.

—Hola mamá. — Respondió y una sonrisa se asomó en sus labios; llevaba muchísimo tiempo sin que le llamaran Junhoe con frecuencia.

— ¿Cómo estás, hijo? — Preguntó su madre. — ¿Lo encontraste?

—Sí mamá...— Su sonrisa se intensificó al escuchar el gritito de alegría que soltó su madre. —La verdad es que lo encontré hace bastantes días mamá, pero ya sabes... Jinhwan va a encantarte.

—Lo sé, hijo, pero lo encontraste y eso es lo que más me llena de alegría en este momento. —Continúo su madre y el chico pudo escuchar el suave sonar de su nariz, como si ella estuviera a punto de llorar. —Lamento tanto lo que pasó June, nuestra intención nunca fue lastimarte... todo lo que hicimos lo hicimos creyendo que era lo mejor para ti.

—Lo sé, mamá. —En ese momento se abrió la puerta del baño, saliendo de este Jinhwan con solo un pantalón de pijama suelto.

El castaño, al salir, notó que algo sucedía con su ahora novio, así que caminó hasta la cama, subiéndose en ella y gateando sobre ella hasta quedar detrás de Junhoe. Abrió sus piernas y las dejó colgando al borde de la cama junto a las de su alma gemela, pegando su pecho a la espalda del menor y entrelazando sus manos en su pecho, quedando así abrazándolo por detrás y con su mejilla pegada al omóplato del contrario. Junhoe, por su parte, puso mano libre sobre las manos de Jinhwan entrelazadas en su pecho e inhaló fuerte, aspirando el aroma del shampoo de su chico. Tomó fuerza y siguió hablando. —Créeme que lo sé y trato de entenderlo... pero realmente lo único que me importa ahora es que estoy con mi alma gemela y que tú estás con la tuya.

—Te amo muchísimo, June — esta vez sí pudo notar el ligero llanto en la voz de su madre.

—Yo te amo más, mamá. Ya no llores, cuando vuelva hablamos, ¿sí?

—Está bien hijo, ahora disfruta con tu alma gemela y dale un beso de mi parte. —Pidió por último su madre y después de despedirse, se desconectó la llamada.

— ¿Estás bien? — Preguntó el más bajo al ver que Junhoe se quedó callado después de separar el teléfono de su oreja.

—Mientras estés aquí conmigo, lo estaré. — Respondió el pelinegro y se volteó para quedar frente al chico. Se quedó unos instantes observándolo y luego plantó un dulce beso sobre sus labios.

— ¿Y eso? — Preguntó después del pequeño beso con sus mejillas sonrojadas.

—Nada, que mi madre te mandó un beso. — Respondió Junhoe con una sonrisa juguetona.

—Estoy seguro de que tu mamá no me mandó un beso en la boca, Junhoe.

—No me importa, ella te lo envió y yo quise dártelo en la boca. Aguántate.

—Si lo que me tengo que aguantar son besos repentinos entonces con todo gusto.

— ¿Por qué te sonrojas por algo tan pequeño? Es decir, acabamos de hacer el amor por toda tu cama y estoy seguro de que todos tus vecinos nos escucharon. Un pequeño beso no es nada. — De su garganta se escaparon unas carcajadas al ver el sonrojo de Jinhwan intensificarse.

— ¡Cállate! — Exclamó el castaño y tomó una almohada para golpear con ella a Junhoe. —Además, ningún beso contigo es un 'pequeño beso'.

—Lo sé y por eso y miles cosas más, te amo.

—Yo también te amo, Junhoe. — Besó a Junhoe. Justo cuando unieron sus labios, escucharon el sonido del abrir y cerrar de la puerta principal de la casa, además de algunos murmullos. El menor abrió sus ojos como platos al darse cuenta de que los padres de su alma gemela habían llegado. Jinhwan soltó una fuerte carcajada al ver la expresión contraria. Cuando al fin pudo respirar y hablar, dijo las palabras que harían que a Junhoe se le paralizara el cuerpo por los nervios.

—¿Listo para conocer a tus suegros?

j|k|b

Podría dejarlas así hasta mañana... /lo piensa ~ 

soulmate ﹥ junhwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora