Capítulo O5

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Mi mente se sentía confundida mientras miraba con detenimiento la puerta de mi casa que acaba de cerrar. ¿Tal vez estaba en medio de un sueño? O, mejor dicho, una pesadilla. Todo se sentía muy real pero no podía ser posible, ¿verdad? Él no tendría el descaro de aparecer en mi casa después de un año, ¿verdad? Aparte, él no sabía donde vivía ahora. No es posible.

—Jiminie.

Cada uno de mis bellos se erizaron antes de que saltara sobre él y, con todo el resentimiento que había en mí, le diera un fuerte golpe en la mandíbula con mi puño. No dijo nada más, no repitió el apodo cariñoso por el que antes me llamaba... porque lo había noqueado. Maldije, soltando su cuerpo inconsciente en el suelo.

Kim Taehyung estaba desmayado en habitación. La culpa y la satisfacción por al fin golpearlo como él merecía me atormentaban. Una parte de mi sonreía con malicia mientras veía la marca de mi golpe en su mentón, pero otra parte de mí, una muy grande, se sentía horrible. Las dos partes batallaron hasta que una ganó.

Me sentí culpable.

—Tae. —le dije, sin aliento, a pesar de que no podía oírme. Él estaba hecho un desastre y apestaba a alcohol. Es mas, aún traía una botella en su mano.

Con una mano temblorosa sobre mi boca, me arrodillé en el suelo a su lado. La situación era demasiado chocante y no sabía como sentirme. Nunca amé a Taehyung, estoy seguro, pero estuve muy cerca. Si él no me hubiese dicho todas las cosas horribles que me dijo esa vez era probable que yo hubiera caído muy fuertemente enamorado. Supongo que por eso le debo estar agradecido. Terminar con Taehyung me dejó muy mal, y no quiero ni pensar en lo peor que pudo haber sido si lo hubiese amado. Tal vez, por eso, no siento todo el odio que pensé que sentiría si alguna vez lo volvía a ver. Pero tampoco tengo ningún sentimiento cálido hacia él. No más. Y eso me aliviaba.

Taehyung siempre fue delgado pero ahora era ridículo, era como si no hubiese comido casi nada en todo este tiempo, lo que era imposible porque su familia era dueña de la cuarta parte de Corea. Seokjin tampoco dejaría que su hermano pasara hambre. Fruncí el ceño con ese pensamiento. Había presenciado suficientes interacciones entre los hermanos como para saber que Seokjin amaba mucho a su hermano menor que a veces actuaba como una madre. Era muy extraño, viendo como de tranquilo estaba Seokjin hoy en la tarde, que su hermano estuviese tan mal. Por dios, el siempre perfecto rostro de Taehyung ahora tenía unas terribles ojeras y unas arrugas que no deberían estar ahí cuando solo tenías veinticuatro años.

Pero ahora eso no era momento de pensar en eso. Tenía que resolver el problema de que estuviese en mi casa. No podía llamar a Seokjin porque: Uno; ya no conocía su número. Dos; son las cuatro de la mañana. ¿Cómo podría sacar a Taehyung de aquí? No quería que se levantara y tener que enfrentar esta incómoda situación.

Suspirando, tomé la botella que llevaba en su mano y la boté con una mueca. Odiaba la peste del alcohol. Y Taehyung la tenía sobre él. Hice otra mueca cuando lo sostuve de las axilas para poder arrastrarlo más cerca de mi cama. Pensé en intentar levantarlo y recostarlo en mi cama pero, aunque estuviera más delgado, aún pesaba mucho para mí. Y siendo sincero, tampoco quería que tocara mi cama.

Tiré una frazada en el suelo y lo hice rodar por encima para que por lo menos no estuviese contra la fría madera. Fue lo mejor que pude hacer. Me negué a darle otra mirada después de acomodarlo.

Dejé caer mi cuerpo en mi cama. Necesitaba respirar. Pensar. Debía encontrar la manera de como salir de esto.

Abrí mis ojos y ya era de día. Me quedé dormido. No hice nada. Fantástico.

Con temor le di una mirada a Taehyung pero él solo se había enroscado en sueño en el mismo lugar en donde lo había dejado. Frote mi rostro para alejar los rastros de sueño. Brinque de la cama cuando recordé que tenía el teléfono de un profesor y que éste podía tener el de Seokjin. El único inconveniente era que el profesor al del cual tenía su número se llamaba Hwang. Si por mí fuera, no hablaría con ese tipo de nuevo. Cada momento en su presencia era incómodo. Pero era una emergencia.

¿Por qué No Me Odias?  [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora