¿Por qué No Me Odias? [VMin]

Capítulo O4

Con la respiración agitada miré el bote de basura abollado después de que le di una fuerte patada. Estaba fuera de mí. Llevaba solo tres días en Seúl y ya lo estaba acosando. Miré el edificio en el que Jimin desapareció dentro al sentir mis vibras de acosador.

Gruñí y me marché por donde vine.

Estaba siendo estúpido. El trato con mi padre era que nunca podía estar cerca de Jimin y él no cumplía su amenaza. Una amenaza muy real de la que estaba muy seguro que padre podía cumplirla en un parpadeo. Mantenerme lejos era tan fácil cuando estaba en Europa, con muchos países entre los dos. Era casi imposible resistir la tentación de ver cómo estaba, en especial cuando mi único empleo era ser el títere de mi padre. No tenía nada que hacer mas que pensar y pensar. Y mis amargos pensamientos siempre terminaban en Jimin; ¿Estará bien? ¿Se verá diferente? ¿Trabajará en el mismo lugar? ¿Será feliz? ¿Tendrá a alguien?

¿Me habrá olvidado también?

Cerré los ojos. Soy tan idiota. Poner en peligro a alguien inocente como Jimin de esta manera tan egoísta porque  me sentía solo. Cada día eres mejor, Kim Taehyung.

Si un día mi padre contrata a alguien, si es que no va él mismo, para lastimarlo nunca me lo perdonaría. De solo imaginar su dulce y brillante rostro con una expresión de terror, con golpes.

—Mierda.

Estuve tenso todo el camino a la enorme casa familiar. No iba a volver a hacer algo como lo de hoy. Era mejor no tentar a mi jodida suerte. Y mucho menos voy a buscar a mi hermano, y no solo porque no tuviese idea de dónde se supone que él vive ahora, sino por su propio bien. Seokjin estaba feliz. Lo menos que podía hacer es dejarlo en paz. De igual forma, él no me quiere cerca. ¿Por qué me querría? Fui un hermano insoportable. Cada vez que él hacía algo bueno para mí yo lo rechazaba o hasta hubo veces en las que fui deliberadamente cruel. Como la última vez que hablé con él.

Hice una mueca cuando el recuerdo pasó por mi sobria cabeza. Yo estaba tan emocionalmente lastimado por la manera en la que había expulsado a Jimin de mi vida, cuando era lo menos que quería hacer, y también por el anunció de padre sobre mi futuro compromiso con la heredera de un hombre que dejaba en vergüenza todo el dinero y, sobre todo, el poder de padre. No había tomado bien la nueva orden. Me rebelé, negándome de inmediato. Quise irme pero su gente no me dejó salir de ahí. Busqué a mi hermano para decirle que no me iba a dejar vencer, pero él había huido de la casa la noche anterior. Lo llamé pero no respondió. Al final decidí ser hombre y enfrentar a padre por mi cuenta.

Él me dio una paliza.

Llamó a su doctor personal para que arreglara el desastre que hizo de mí después de eso. No pude dormir en días por el dolor en mis costillas, el rostro y todo lo demás. Creo que desde entonces no puedo dormir bien sin haberme embriagado antes. Tampoco he vuelto a llorar desde entonces.

Después de pasar por todo eso, llamé a Seokjin. Estaba enojado con él y enojado conmigo mismo por las horribles cosas que le dije a Jimin. Quería herirlo y quería que me odiara. ¿Por qué? Porque estoy jodido.

Pero Seokjin no me odió. Dijo que nunca lo haría. Dijo muchas cosas ese día pero ninguna importa ahora. Ya no era parte de su vida y era para mejor. Kim Seokjin siempre fue una persona encantadora de una manera menos arrolladora de lo que fui yo hace un tiempo. Era tan bueno en cuidar a las personas. A diferencia de mí que parece que solo puedo fastidiar todo.

Estaba tan hastiado.

—Ya era hora.

Suspire. —¿Qué haces en mi casa, Rahee?

Ella hizo un gesto de inconformidad por mi alegre recibimiento. Apartó su largo cabello de su hombro y cruzó sus brazos. Me congele. Rahee no llevaba ningún elegante vestido o algo similar, ni un elaborado peinado. Vestía de manera sencilla. Claro, la ropa debía ser de marca y costar una fortuna pero aún era un simple jean con una blusa azul. Era demasiado sencillo para ella. Y su cabello solo estaba suelto.