Capitulo 8.- Milagrosa sangre 2/3

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Al abrir los ojos la claridad me ciega, estoy muy cansada a mi cuerpo le cuesta responder las ordenes que manda mi cerebro. Sin embargo, consigo sentarme en la cama y desprenderme de las sábanas manchadas de sangre. Los recuerdos se agolpan en mi cabeza, Ash bebió de mi sangre. Creía que si podía tratar con él podría dejarme ir, pero ayer me dejó en claro que eso no era así.

La incertidumbre me invade, siento como si estuviera olvidando algo importante. Me esfuerzo en recordar que es lo que estoy olvidando.

Unos suaves golpes en la puerta que comparto con Misaki, interrumpe mi incertidumbre. Una señora algo regordeta, su pelo es pelirrojo y rizado, ojos castaños, de medina edad, se encuentra bajo el umbral de la puerta.

–Vengo a hacer la cama, niña. —su tono suena dulce y suave. Asiento con la cabeza y me levanto para dejar que haga su labor. Al hacerlo me mareo un poco y me siento en la mesita de noche mientras. La mujer levanta la almohada llena de sangre y veo un folio que agarro rápidamente para meterla en la mesita de noche.

Esto estaba olvidando. La carta de Misaki.

La mujer hace la cama mientras hablamos. Cuando acaba la veo muy fatigada y le pido que no se mueva. Voy corriendo al baño, vuelco el vaso donde está el cepillo de dientes y la pasta de dientes logro llenarlo. Lo llevo a la mujer que se encuentra blanca,pálida y sudorosa. Le doy el agua despacio. Misaki entra en la habitación y se acerca a nosotras.

–No sé porque trabaja teniendo problemas de corazón.—las palabras Misaki hace que reaccioné, coloco el índice y el corazón en su cuello.

 –Está apunto de sufrir un infarto. —Misaki corre hacia la puerta principal para dar golpes y gritar por ayuda. En ese instante la mujer cae sobre mi cama inconsciente.

No vienen ayudar porque creen que estamos pidiendo ayuda para nosotras, para huir. Tenemos que hacer algo.

Mi mano se mueve hasta mi cuello y clavo las uñas en los dos orificio que provocó el vampiro la noche anterior. Un líquido fluye entre mis dedos, pero no es suficiente.  A la vez que hundo más mis dedos en mi piel un grito se me escapa. Misaki se gira, su expresión grita temor y pánico. La puerta en seguida se abre de un golpe, siento unos brazos alrededor de mi.

–La señora, está... apunto de sufrir... un infarto. —logro decir entre respiraciones agitadas.

–¿Tanto quieres ayudarla? —asiento entre violentas respiraciones y temblores.

Observo como Ash agarra el vaso que antes utilicé para hidratar a la mujer, vuelca su contenido al suelo, inclina su cabeza hacia mi cuello mi cuerpo se tensa de inmediato, pero no me clava sus colmillos solo absorbe la sangre que cae de mi cuello. Se aparta de mi, lo miro sin comprender que está haciendo, entonces escupe mi sangre en el vaso y lo mueve como si estuviera mezclando algo. Misaki coge el vaso y se lo da a la mujer. Ash me obliga a sentarme en la silla del tocador.

Lo miro mientras rompe el vestido y con el pedazo que ha logrado arrancar del vestido improvisa un vendaje. Cuando quiero darle las gracias ya se encuentra al lado de la pared. Tres vampiros más entran en la sala. Misaki se sienta en el suelo a mi lado mirando hacia la mujer que aún se encuentra en mi cama.

–¿Ahora entran inútiles? —Misaki no dirige la mirada a nadie pero sé que va dirigido a los vampiros.

–Tienen ordenes, de no entrar en esta habitación. Menos aún, cuando yo no estoy en la casa. —Ash la mira con coraje. — Ustedes sálganse. —ordena a los hombres. Ellos salen sin rechistar. Las dos miramos a Ash atónitas. Son personas y las trata como perros, ¿Quién se cree que es? — El ambiente está impregnado en sangre. Podrían descontrolarse.

–¿Y tú? Tú eres como ellos. —Misaki habla con desprecio.

–La realeza tenemos más control que los convertidos. —su tono de voz es neutral. Pero su aspecto desenfadado dice lo contrario. Mi mente colisiona en ese momento.

¿Cómo no puedo entender nada? Toda mi vida he tenido fijación con los vampiros. He leído un montón y he visto un montón más de películas sobre ellos. Sin embargo, es la primera vez que escucho que existan vampiros de la realeza. Bueno en Crepúsculo estaban los Vulturis, pero él me dijo que nada era cierto de esa película.  

Me fijo en la señora que descansa en mi cama. No respira, parece como si estuviera muerta. Me sobresalto, cuando de repente se reincorpora con violencia su respiración es agitada. Misaki y yo nos abalánzamos hacia ella para intentar que se calme pero tiene demasiada fuerza y hace que nos caigamos al suelo. Ash se coloca frente a ella la mira directamente a los ojos, como si tuvieran una conversación por telepatía.

–¿¡La has convertido!? —grita Misaki fuera de sus casillas poniéndose de pie.

–Controla tu tono, no olvides donde está tu lugar, humana. —su voz es neutral pero ha sonado demasiado amenazante. — No la he convertido, no al menos completamente.

–¿Un vampiro a medias? —pregunto totalmente confundida. Este tema hace que me duela la cabeza.

–Es más bien, un súper humano. —lo miro sin entender absolutamente nada.

–Explícate de una maldita vez. —suelta Misaki de forma que no agrada demasiado a Ash. Tanto que, se abalanza hacia ella, la agarra del cuello elevándola del suelo y acerca su rostro al suyo. Me acerco hacia ellos.

A la vez que lo hace la señora agarrándole la muñeca a Ash. Él mira el punto de contacto con la mujer y luego la mira a los ojos. Un gemido sale de los labios de la mujer y se cae de rodillas soltando a Ash. Sin embargo Ash no deja de sostenerla.

–La sangre de Levy curo una parte de su corazón, —¿mi sangre puede hacer eso?— la mezclé con mi ponzoña muy poca cantidad para que el veneno no la matará y terminará de sanarlo. Eso sí, no sé que le pasará cuando su cuerpo elimine la ponzoña de su cuerpo. Eso sucederá dos o tres días. En ese tiempo podrá decidir morir o vivir como un convertido. —suelta a Misaki haciendo que caiga al suelo. Ash me mira abre su boca queriendo decir algo, pero parece arrepentirse y desaparece cerrando la puerta con pestillo. 

¿Mi sangre puede salvar vidas?

Tu dulce sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora