Capitulo 12.- Traidores

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Mi cuerpo esta adormecido, debajo de mi trasero siento algo sólido, duro. Intento llevar mis manos hacia esa zona pero no se mueven, hecho que me pone en alerta en seguida y abro mis ojos rápidamente.

Mi vista no se enfoca como quisiera, todo se mueve de un lado a otro provocando un mareo terrible. Como puedo, logro distinguir unas cuerdas alrededor de mis muñecas. Estoy sentada en una silla de acero.

–¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!? —grito pero no obtengo respuesta.

En esta habitación la oscuridad predomina, el olor a humedad inundan mis fosas nasales. ¿Estoy secuestrada, otra vez? No recuerdo nada.

Fui a casa después del entrenamiento de Gajeel. Recuerdo el miedo inexplicable que se apoderaba de mi cuerpo sin razón aparente. Empecé a correr y ...

Nada

Estoy en blanco. Una respiración profunda hace que mueva mi cabeza hacia parte posterior de la sala. Solo consigo vislumbrar dos puntos ambarinos, que me observan expectante.

–Al fin despiertas, cielo. —no puedo verle, pero por el tono de sus voz y ese apodo sé que es el que me tuvo secuestrada y rey de los vampiros. Ashdeak.

–¿Por qué me has secuestrado otra vez? —mi voz suena más autoritaria de lo que espero, sin embargo lo agradezco.

–No te he secuestrado, nos han secuestrado. —para reafirmarlo arrastra las cadenas por el suelo. — Nos han secuestrado unos malditos traidores. —un gemido de dolor sale de su boca cuando intenta levantarse

–¿Estás herido?

–Por supuesto que estoy herido, nunca me hubieran atrapado de no ser así. —se me olvidó su arrogancia. — Pero no deberías preocuparte por mi, sino por ti. —reconozco que sabe como captar mi atención. — Estoy herido, hambriento y unas malditas cadenas de plata me están quemando la piel.

–No entiendo donde está el peligro

–Y yo que te creía lista. Necesito sangre para curar mi herida, y llevo siete días sin comer. —lo miro por encima del hombro esperando que continué. — Oh, mira por donde que la única humana que hay aquí eres tú.

Mi pulso se acelera y empiezo a sudar.

Vale, él es el depredador y yo...

Su victima.

Santa mierda necesito salir de aquí.

–¡Socorro! —grito tan fuerte que mis cuerdas vocales protestan haciéndome carraspear. — ¡Ayuda!

-¿En serio, los prefieres a ellos a mi? —ahora se pone celoso, lo que me faltaba.

–¡Joder! ¿Por qué no viene nadie? ¿Por qué tú y yo? —lágrimas se agolpan en mis ojos pero no las dejo caer. Puedo sentir su mirada encima mi. Ahora mismo me siento como un cordero esperando que el león lo cace

–Ellos también saben de mi estado, y lo que podría hacerles, en resumen, no le echan valor a entrar. Quieren forman un ejército para derrocar a la realeza y a la nobleza. —hace una pausa para dar dramatismo al asunto. Como si el asunto no tuviera demasiado drama encima. —Necesitan nuestra sangre, mi sangre para que entren en la categoría de realeza y la tuya porque ahora mismo no hay sangre más rica en el planeta, además, —tengo la sensación de lo que viene no me va a gustar. — de que cuando bebemos de ti nos volvemos mucho más fuertes.

Definitivamente, no me gusta nada. Pensándolo bien, podría ser una ventaja. Él es el vampiro más antiguo y yo lo puedo hacer más fuerte con mi sangre. Podremos salir.

–Tengo una idea. —giro mi cabeza y me choco con su torso ensangrentado haciendo que me calle.

–La misma que la mía. Podría costarte la vida —un riesgo que pienso correr. Sin más preámbulos, entierra sus colmillos en mi cuello. En cada absorbida se puede notar sus ansias y su desesperación. Me empiezo a sentir más mareada que antes.

–Ashdeak tienes que parar. —un jadeo sale de mis labios, me siento cada vez más débil. Sus colmillos salen de mi cuello.

Observo como estrella sus manos encadenadas a la pared,haciendo un ruido ensordecedor. Mis oídos pitan por ese gran ruido. Pero las esposas se abren.

Mis párpados se cierran sin mi consentimiento, para no volver abrirse.


Unos golpes en mi mejilla me despiertan. Fijo los ojos en quien a interrumpido mi viaje por la inconsciente, es Ashdeak común abrigo largo negro, y una camisa suelta. Me doy cuenta que sigo en el mismo lugar donde me desmayé.

–Levántate, nos vamos. —su tono es frío y demandante. Que ironía que me escape con el que casi me mata hace unos minutos.

–¿A dónde? —camino a su lado. Mejor dicho corro a su lado, una zancada suya es como dos mías. Los altos no tiene compasión.

–A palacio, —lo miro incrédula. ¿Por qué volvería al lugar donde me tuvieron secuestrada? — Camina.

En cuanto llegamos a la sala de estar, puedo observar la sangre en las paredes y los cuerpos apilados desmembrados en una esquina. La escena me provoca arcadas, Ashdeak parece notarlo porque acelera el paso hacia la salida. Cuando nos hemos retirado lo suficiente, él se detiene, se gira hacia la casa y la mira fijamente. Por mi parte lo miro a él y luego a la casa.

¿Cree que puede hacerla desaparecer con la mirada?

Entonces lo veo, un hilo de humo negro empieza a salir de la casa. Gigantescas llamas danzan sobre la casa destruyéndose. Mis ojos se clavan en el rostro de Ashdeak sus ojos brillan con potencia., hasta que pestañea apartando la mirada, su brillo baja muchos tonos.

Camina en silencio hacia el bosque corro a su lado, jadeando. Como no baje el ritmo voy a estar en el suelo en breves. Se detiene y pone la mano frente a mi en modo de protección.

–Necesitas comer. —un oso gigantesco aparece en mi campo de visión. Capto su idea.

–No, no voy a comerme al oso. —pongo cara de asco. —No lo mates

–Es un problema, o te lo comes o nos come. —me mira por encima del hombro y ve mi cara de asco. Suelta un bufido. —Que delicada es la señorita.

Claro, comer oso es normal. Yo lo como todos los días.

El oso nos gruñe, y lanza un zarpazo al aire. Ash se mueve rápido hacia detrás del oso agarra sus orejas y lo mira directamente a los ojos. Su abrigo deja ver una gran mancha de sangre en el costado. El oso hace un movimiento violento y Ashdeak lo deja libre para que se vaya.

Camino hacia él y levanto su camiseta hasta su costado. Una herida bastante fea se ve en este.

–¿Por qué no se cura? —pregunto sin parar de mirar en la herida de su costado.

Entonces veo sus muñecas en carne viva. Sus manos vuelven a bajar su camiseta.

–Necesito sangre, por eso necesito que comas. Si ahora bebo de ti te mataría.

Interesado

Y con esas palabras se va. Camino deprisa detrás de él.

★★★★★★★★★★★★★★★★
¡Hola mis queridisimos lectores! (Si es que queda alguno)

Bueno siento tanto el retraso. Me quedé sin inspiración pero ya está aquí.

¿Les gusta la historia? Ya no noto el mismo apoyo que tenía cuando empezó. Y no sé si es porque ya no les gusta. Aveces pienso que escribo para una pared.

Saludo y Besos de Noa-chan

Tu dulce sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora