Desperté como cada mañana, con unos ojos grises observándome en silencio, le dirigí una sonrisa y me abalance para abrazarlo con más fuerza, a veces creía que me portaba como un crío.
–Buenos días cariño– su voz ronca era la que me mataba, era la que hacía revolotear el santuario de mariposas dentro de mi estómago.
–Buenos días – susurré y le planté un beso.
–¿Porqué tan feliz?– susurró mientras giraba conmigo y me dejaba arriba de él.
–Ya falta una semana para nuestro aniversario– acariciaba las hebras de su cabellera mientras dejaba cortos besos en su mentón ahora con una barba que picaba un poco, pero me fascinaba.
–Lo sé, tengo que terminar con los detalles de la decoración de la casa perfecta para nosotros, ese será mi regalo – colocó sus manos en mi cintura y con sus dedos creaba pequeños e imaginarios círculos.
–No entiendo por qué no debo saber en dónde está– susurré rosando nuestros labios.
–Ya te dije, es secreto– me guiñó el ojo antes de atacar mis labios. Seguimos con esta tarea durante varios minutos, hasta que mi estómago se puso de chillón porque tenía hambre.
–Vamos a alimentar a la bestia dentro de ti– su risa tranquilizaba todos mis temores y apaciguaba mis vergüenzas. –Recuerda que hoy no viene la señora Helen, ¿Gustas desayunar fuera?– amaba cuando me invitaba a desayunar fuera los fines de semana, por que eso se convertía en salir todo el día a hacer cualquier cosa, aunque también amaba quedarme en casa.
Siempre que fuera con él, todo estaba bien.
–Me encanta esa idea, ¿Tomamos una ducha juntos? – moví las cejas de arriba hacia abajo en repetidas ocasiones.
–Me encanta esa idea– esa sonrisa también me encantaba.
Sus labios impactaron a los míos y fue así durante la ducha de más de media hora que tomamos, un pantalón negro y camisa blanca acompañada con chaleco gris fue lo que acompañó la vestimenta, en cambio él se veía tan sexy con ese traje, y el porte tan elegante que emanaba.
¿Todo era genial, no es así?
Un fin de semana solos, un fin de semana tonteando por las tiendas del centro comercial o en galerías, importándonos poco lo que la maldita y jodida sociedad diga.
–Lleva ropa en tu maleta deportiva, iremos al club– Sonreí al escuchar eso.
El club más bien es como para irse a relajar, cuenta con campos de golf, piscinas, áreas para masajes además de que hay meseros por todo el club, sin necesidad de levantarme e ir hasta un restaurante a pedir comida o una copa de vino.
–Me encanta esa idea, ¿Crees que Masery este allá? Quiero la revancha en tenis– en una pequeña maleta introduje lo que creía necesario.
–No lo sé cariño, ya sabes que cada fin de semana se la pasa en el club, iré por mi billetera, creo que la deje en la sala– salió de la habitación y revise su maleta deportiva de él, como siempre, no llevaba protector solar.
Salí de la habitación con las dos maletas y me dirigí a la sala, ya se estaba tardando para simplemente recoger su billetera.
–Buen día cariño– saludo mi “madre” con una gran sonrisa.
–Hum– murmuré –¿Has visto a mi esposo?– pregunté ya que no lo veía en la sala.
–Dijo que iría por su palo de golf en lo que nos arreglamos– lo mire extraño y pedí con la mirada que me explicara. –Nos invito al club– seguidamente pasó delante de mi y se dirigió a la habitación temporal en la que estaba.
–¿Qué hiciste?– le pregunté una vez que lo encontré en la pequeña bodega que teníamos
–Vine a buscar el palo de golf, creo que ya puedo usar este– de su gran colección tomo un palo de golf y recorrió su pertenencia con la tranquilidad que nadie más puede tener en el mundo.
–No hablo de eso… hablo de porque le dijiste a ellos que podían acompañarnos, se supone que es NUESTRO fin de semana juntos, ellos no deben porque meterse en mi vida, ya suficiente tienen con vivir en este mismo techo y sabes que lo deje pasar por los motivos que tu me dijiste y… – las respiración se volvía pesada al solo hablar mucho.
–¡He!, cariño, tranquilo– me tomo de los brazos y me acerco para besarme, pero yo simplemente me negué.
–Déjame, sabes que, ve tu al club con ellos, conmigo no cuentes– Me di la vuelta e iba a continuar caminando, pero nuevamente me detuvo.
–No te enojes, es sólo que no quería que se quedarán en el departamento y se pusiera a husmear o se adentraran en nuestra bodega personal– me tranquilice un poco, porque era verdad, tenía un buen motivo.
Esta bodega personal comenzó con un objeto, era realmente valioso por que fue un gran recuerdo de nuestra luna de miel, sí, nada de lo que otros esperan, nosotros tuvimos una noche muy loca, pero no tan… bueno, como son las lunas de miel, todo en nosotros es tan distinto.
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C R I M I N A L
ChickLitNo confíes ni en las letras que tus ojos ven... aquí, se aplica la típica frase "Nada es lo que parece" o bien, puede ser "El que con lobos anda, a aullar se enseña" Tranquilo, pasa, la historia estará lista para contarse en breve... No temas, no...