Llevaba dos meses haciendo lo mismo. Tras la primera excusa que escuchaba de su pareja, tomaba un abrigo, las llaves del auto y del departamento, su billetera y el celular. Alcanzaba la velocidad máxima dentro de la ciudad, sobrepasaba el límite y a duras penas respetaba el resto de señales de tránsito. Con el corazón lastimado es más posible que las cosas dejen de importarle.
Llegaba a un bar cualquiera, bebía toda la noche y regresaba como podía a la casa, a veces en compañía de alguien que se ofrecía a conducirle el auto, con claras intenciones de conseguir algo más, a los que obviamente rechazaba. Víctor podía estar tomado, pero no inconsciente de sus actos.
Tan rápido como llegaban a casa, terminaba despachando al susodicho con cualquier excusa y se marchaba, a derramar su frustración sobre la almohada con aroma a él.
Dos meses haciendo lo mismo y aún no encontraba el fondo del vaso al beber, ni la tranquilidad de la que todos hablan que se llega a alcanzar una vez empieza a importarte poco lo que esté sucediendo. Ese desinterés que viene de la mano con la ebriedad, Víctor hasta el momento no lograba encontrarlo.
Y esta es la tercera vez en la semana que asiste al mismo bar, una constancia que sorprende al barman dado que tiempo atrás sus visitas eran solo una vez a la semana.
Sí, el descaro de su pareja empezaba a ser más constante, al igual que la presencia de Víctor frente al trago.
—Deberías buscar otra forma de liberarte. El trago terminará arruinando tu lindo rostro de adonis.
—Al diablo las apariencias. Mientras más atributos físicos, más gente hipócrita te encuentras en la calle.
Alzó el vaso de vodka con maldad, lastimando su garganta al ser el décimo que se tomaba sin respiro ni descanso. El barman lo miró con lástima escondida en el pequeño gesto de pasarle una botana para que doliera menos.
Los ojos azules del ruso se notaban apagados, si el barman- el que había empezado una extraña amistad con Víctor la misma noche que lo conoció- pudiera describir el antes y el después de sus ojos; diría que pasaron de un mar de olas embravecidas a un lago menguado por la sequedad.
—Víctor, eres un hombre apuesto. No creo que sea buena idea arruinarte de esta forma por alguien que sin duda no vale tu paciencia.
—Dos meses, Chris, dos meses soportándole sus infidelidades, esperando a que una de esas veces se arrepienta y en el acto decida regresar a casa conmigo, sin ese aroma prendado por toda la piel. Chris, con el cinismo de abrazarme y dejarme percibir el fresco aroma de un shampoo y un jabón que ni siquiera usamos, con ese cinismo se acuesta a mi lado, y susurra todas las noches un "Lo siento" que me obliga a creer que en verdad es así. Pero lo hace de nuevo, y ahora cada vez más constante.
—Solo te lastimas ¿No lo ves? Esto es más tóxico que soportarlo en soledad, vivir de una falsa ilusión es peor, Víctor.
El aludido bajó la cabeza, suspirando. Sintió el frío mesón sobre la piel de su frente, el aroma a trago que emanaba de su boca pronto le causó gracia. Más antes odiaba oler de esa forma, a trago, y pretendía siempre mantener el sabor de la menta. Pero ahora, todo era diferente.
—Ya no sé qué hacer, Chris, todo esto es demasiado para mí. Tanto el aceptar que me engaña y decirlo, como el seguir con esta sucia broma...todo es desastroso y algo que ya no toleraré un minuto más.
Chris asentó ambas manos sobre la barra, una a cada lado de Víctor, y bajó hasta el nivel en el que se encontraba, encarándolo directamente.
—Escucha bien lo que te voy a decir. Pero entiéndelo correctamente ¿De acuerdo?—dijo con la mirada determinada, levantándose solo un poco para que Víctor tenga la oportunidad de alzar la cabeza—. Favor con favor se paga.
—¿Qué?
—Favor con favor se paga—repitió—. Sí él te engaña, y otro te hace el favor de complacerlo en la cama...tú también hazle ese favor a alguien más.
—¿Qué quieres decir con eso?—Víctor frunció el ceño, comprendiendo lo que Chris le trataba de insinuar.
Chris buscó con la mirada por el bar, sonrió cuando descansó sus ojos sobre una mesa en específico, regresó la mirada a Víctor y le indicó con la cabeza la mesa del último.
—¿Ves a ese chico de allá? Se llama Yuuri. Ha venido desde la semana pasada a este bar, todos los días seguidos. Se emborracha, pierde el conocimiento, hace un show completo y se va cuando un amigo suyo lo viene a buscar. Es muy conversón cuando tiene copas encima, sin embargo, sobrio no dice ni la hora.
—¿Y?
—¿Cómo que "Y"? Víctor, ese muchacho me contó en medio de sus alucinaciones de borracho, que su pareja también lo engaña. Apenas lo ha descubierto y no sabe cómo sobrellevar el dolor. Le di el mismo consejo que ahora te lo di a ti.
—Obviamente se negó.
—Extrañamente lo aceptó. Y ahora no toma mucho porque busca con quién vengarse de su pareja.
—¿Ese niño de ahí? Pero si parece que no rompiera ni un plato.
—Rompe la vajilla completa. Los callados son peores, créeme—dijo con una sonrisa socarrona—Quiso intentarlo conmigo, no le fue bien porque mis expectativas van más allá de lo que él quiere.
—¿Y cuáles son tus expectativas?
—Un trío en vía pública.
Chris rió a viva voz, pero Víctor se mantuvo en silencio. Claro que aquello era una broma y él lo sabía, porque conocía a la pareja de Chris desde hace unas semanas atrás. Pero el muchacho en la última mesa quizás no, y aquella "verdad" dicha por Chris tal vez le sonó muy cierta, hasta el punto de avergonzarlo.
—No deberías ser malo con las personas, Chris, mucho menos si son tus clientes.
—No te estoy diciendo esto para que me reclames nada. Lo digo porque veo en ese chico la oportunidad que buscas.
—No busco nada.
—Claro que sí, tus ojos lo gritan y tu ego lo busca, que te niegues a verlo es diferente—Aquellas largas pestañas pertenecientes al barman se notaron frondosas ante los ojos de Víctor, quien le estaba tomando mayor atención que antes—. Puedes hablar con él, ver qué tan jodido está y darle una oportunidad. Si la venganza viene de ambas partes, creo que será incluso mejor. Después de todo son dos corazones heridos que intentan ver algo bueno en la vida ¿No?
Víctor cayó, mirando a Yuuri con cierto recelo. Parecía haber llorado recientemente, emanaba un aura de depresión, nerviosismo, preocupación e inquietud. Él sabía que lo que quería hacer estaba mal, pero algo en su interior lo aceptaba. Víctor se vio tentado al chocar miradas con Yuuri por error, y ver el mismo destello quebrado se reflejaba en sus ojos.
Tan igual, dos corazones rotos ¿Podría funcionar?
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Abejitas <3
Siempre que empiezo un trabajo nuevo me tiemblan las manos y se me congelan las ideas. Ahora que la idea ya estaba planteada y que solo tocaba darle forma la cosa se me puso peor jajajaja no sé ni por qué.
Pero quiero ante todo, que este trabajo sea para el gusto de todos ustedes, como lo dije en las notas previas. Es así que entregaré todo mi corazón y tiempo a este corto fic (porque será corto) y espero ser constante, no prometo fechas de actualización porque la universidad me está ahogando.
Gracias por darle una oportunidad a este fic <3
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Game of Infidels [Los Deseos De Pajarito] [COMPLETO]
FanficVíctor Nikiforov y Yuuri Katsuki son un pequeño retazo de lo que alguna vez fueron. Sus corazones expuestos a la traición piden a gritos ser curados, sanar. Y el orgullo les ruega devolver todo aquello que se les ha conferido. Pocas palabras serán s...