Yuuri sonrió cuando vio a Víctor aparecer por la entrada del local, vistiendo un conjunto informal de jeans y camiseta azul. No fue su intención relamerse los labios en ese preciso momento, ni provocar al platinado hasta hacerlo apresurar el paso. Fue todo con inocencia.
Cuando lo tuvo frente suyo, dio un saludo común con un apretón de manos y el simple "Hola" que se merecía cualquier amigo. Fue momento para que Víctor imitara su gesto anterior y lo acompañara con una ligera mordida a su labio inferior.
Chis los miró de reojo, casi burlándose del pobre hombre que se encontraba desde hace más de cinco meses en una zona de amigos de la que parecía ser imposible de escapar. Tanta era su emoción por reírse un poco de la desgracia ajena que dejó a medias su trabajo de lavar vasos y corrió a "servir" a sus nuevos clientes.
Ya cerca de ellos dio el típico saludo de una mano alzada y su radiante sonrisa, ambos le correspondieron, pero solo uno entrecerró los ojos y dudó de sus intenciones.
—¿Van a tomar algo o prefieren esperar?
Yuuri miró el menú de cocteles adosado a un cartel con el nombre del bar, si él entrecerró los ojos fue solo para poder ver los nombres que se encontraban escritos y poder decidirse por uno. Llevó su dedo índice a la altura del cartel y recitó el nombre de uno de los varios cocteles, sonriendo al terminar de nombrarlo para después regresar a su pose anterior de total serenidad.
Víctor también ordenó, pero sin tener la necesidad de ver lo que estaba escrito en el menú, solo pidió un shot de vodka doble mientras se acomodaba en un banco cerca de Yuuri.
—Olvidaba que los rusos aman el Vodka—dijo Chris con tono juguetón—. Pero algunos japoneses no lo toleran, y si no toleran el vodka creo que no soportarían a los rusos. ¿Verdad, Yuuri?
Yuuri solo sonrió, viendo cómo en la cara de Víctor se iba curveando una sonrisa que no pretendía ser amistosa. Estaba empezando a acostumbrarse a esas riñas verbales que se lanzaban Víctor y Chris, donde ninguno de los dos tenía intenciones de perder.
Pero esa noche, encontrándose de alguna forma más animado, no iba a permitir ese comportamiento por parte de ninguno de los dos. Sí, era divertido verlos empatar cada vez y siempre, pero si dejaba que todo fluyera de esa forma se iba a tornar incómodo para él, y era lo que menos deseaba.
—Me gusta el vodka, Chris.
Si Víctor hubiera sabido que Yuuri diría eso, habría preparado la cámara de su celular para enmarcar la expresión llena de sorpresa que se formó en el rostro del barman que los atendía. Quería reírse en su cara, pero prefirió solo aguantarlo y bajar la cabeza.
Chris solo chasqueó la lengua, marchando hacia la barra de cocteles para preparar el pedido de Yuuri y llevarlo junto con el shot de Víctor. Debía admitir que le gustaba más la versión de un Yuuri tímido y reservado, el que guardaba silencio mientras él se encargaba de meter leña al desesperado incendio que nacía dentro de Víctor.
Víctor, al verse sin la compañía del impertinente caballero de inquietantes ojos verdes, aprovechó para acercar más su asiento hacia Yuuri con la clara intención de hacer chocar sus rodillas. Esta acción no pasó desapercibida para el japonés, quien sonrió con complicidad y provocó mayor fricción en el contacto, desviando la mirada para pretender demencia. El ruso sonrió complacido, jugueteando con una gota de agua olvidada sobre la barra de madera de laurel que dividía el lugar de trabajo de Chris con la sección para los clientes.
—¿Cómo va con su nuevo estilo de vida, señor Katsuki?
Yuuri rodó los ojos hasta dejarlos en blanco, acomodó hacia atrás con su mano los cabellos que se rebelaban ante él y miró al joven sentado a su lado. Un gesto de reproche no pudo esperar en hacer aparición en su rostro, y con los ojos netamente fijos en las orbes de Víctor optó por contestar.
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Game of Infidels [Los Deseos De Pajarito] [COMPLETO]
Fiksi PenggemarVíctor Nikiforov y Yuuri Katsuki son un pequeño retazo de lo que alguna vez fueron. Sus corazones expuestos a la traición piden a gritos ser curados, sanar. Y el orgullo les ruega devolver todo aquello que se les ha conferido. Pocas palabras serán s...