Capítulo 2: El seductor y el monstruo

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A la mañana siguiente Aome iba por la misma calle del día anterior mirando hacia todas partes pero esta vez no había peligro ni rastro de Taisho.

Al llegar a la escuela había una revolución de chicas en el pasillo, ella no tenía idea de qué podía estar pasando.

- Ayumi ¿qué sucede? -le preguntó a su amiga que salía de su curso.

- ¿No te enteraste? Hay un chico que es adivino, dice que puede decirte tu futuro.

Aome miro extrañada hacia el tumulto pero no lograba ver nada, sólo escuchaba las risitas escandalosas de algunas chicas.

Sin importarle entro al aula. Inuyasha ya se encontraba allí y después de un rato entraron en tropel todas las chicas junto al profesor.

- Buenos días -saludo amargado-, el día de hoy revisaremos los deberes de ayer...

La clase pasó y Aome observo que todos salían al recreo excepto Inuyasha. Se sintió triste por él, seguramente no salía porque no tenía amigos.

Pensando en esto no se dio cuenta mientras salía y empujo a alguien.

- Lo siento -dijo.

- No lo sientas -contradijo una armoniosa voz.

La chica miro a quién había empujado y vió a un atractivo muchacho de cabello negro y ojos azules.

- Supongo que tú también quieres, ¿verdad?

- ¿Qué cosa?

- Pues que adivine tu suerte -dijo para luego agarrarle la mano-. Mmm... dejame ver... aquí dice que tendrás una vida llena de aventuras, larga y feliz junto a un joven atractivo que adivina la suerte -La miró seductoramente.- Y que tendrás muchos hijos con él. -sonrió.

Aome no sabía que decir excepto:

- Ehhh... gracias, supongo -dijo recuperando su mano.

- De nada, señorita -contestó haciendo una pequeña reverencia-. Y recuerde que si necesita otra cosa sólo búsqueme.

- Vámonos Aome -le dijeron sus amigas mientras la arrastraban de ahí.

- Aome no debes meterte con tipos como ese -le advirtió Yuka.

- Sí, ha estado todo el día tratando de convencer a las chicas de tener algo con él -acotó Erin.

- No se preocupen -les aseguró Aome. Para tratar de cambiar de tema les pregunto sobre el asunto que rondaba su mente-. ¿Saben algo sobre el chico nuevo?¿Inuyasha Taisho?

- Ese es otro chico del cual debes mantenerte alejada Aome -le dijo Yuka mientras tomaba su helado.

- Me han dicho que es un buscapleitos -les informó Erin-, lo expulsaron de su anterior escuela y es un chico muy problemático.

- Pues a mí no me parece -acotó Ayumi-. Hoy trajo las tareas hechas, aunque si me parece un poco solitario, tal vez las peleas sean en defensa propia -pensó.

Ayumi siempre veía el lado bueno de las personas, con sus ojos soñadores y cabello rizado Aome la consideraba una gran amiga.

Ella no opino nada ni les conto el rescate, sólo regresaron al aula.

Para cuando terminaron las clases emprendió su camino hacia el parque pisándole los talones a Inuyasha.

Que chica más extraña, es el segundo día que me persigue.

Aome iba a cambiar de dirección ya que había notado que Inuyasha se daba vuelta para mirarla, cuando de repente escucho un extraño gruñido.

Se giró cuando escucho una voz que decía:
Entrégamela

Una especie de ogro de color rojo oscuro apareció en medio de los árboles, blandiendo sus enormes brazos hacia ella.

Aome gritó y esquivo el ataque como pudo pero tropezo y cayó. Cuando giro vio una enorme mano que iba a aplastarla.

Cerro los ojos y sintio un jalón en el brazo y su cintura. Cuando los abrió vio que Inuyasha la había jalado y salvado del monstruo.

- ¿Qué es eso? -preguntó el muchacho sosteniéndola.

- No tengo idea.

Inuyasha trato de defenderla atacando al ogro con una gruesa rama pero éste lo empujo lanzándolo lejos.

- ¡Inuyasha!

- No te acerques.

El monstruo volvió a girar hacia Aome y repitió:
Entrégamela... Entrégame la perla

Aome no sabía que quería, sólo volvió a esquivarlo y corrió hacia Inuyasha a pesar de sus advertencias.

- Te dije que no te acercaras -le dijo malhumorado.

- Y qué esperabas, ¿que huyera? -contesto mientras lo ayudaba a levantarse-. ¿Y ahora qué hacemos?

- No lo sé. -Inuyasha no tenía idea de que podían hacer, sólo se le ocurría huir lo más pronto posible justo cuando el monstruo atacó de nuevo.

Al esquivar el nuevo ataque la mochila que Aome llevaba del brazo se cayo provocando que la garra de monstruo de su abuelo cayera al suelo. Recordo lo que su abuelo le dijo: que aquella cosa la protegería. Nada perdía con intentarlo.

Agarró la garra y avanzo hacia el monstruo.

- ¿Qué estás haciendo? ¿estás loca?

- Mi abuelo dijo que era sagrada, tal vez funcione.

- Sí, estás loca.

- Ash -gruño enojada. Se acercó al monstruo pero él la tomo del brazo.

- Espera, dime que debo hacer.

- Sólo sostenme.

Avanzaron juntos y ambos levantaron la garra hacia el ogro.

- Desaparece -gritó.

El monstruo siguió avanzando.

- Desaparece ahora mismo -gritó de nuevo.

El monstruo levanto su mano y creyendo que era el fin cerraron los ojos. Justo cuando la mano entro en contacto con la garra sagrada, el monstruo lanzo un grito y se desintegro en cientos de fragmentos brillantes.

Aome no se cayo por la ola expansiva gracias a que Inuyasha estaba a su espalda agarrándola.

- ¿Estás bien? -pregunto él, preocupado.

- Sí.

Luego de eso regresaron juntos hablando de lo ocurrido hasta que llegaron al templo de Aome.

- Gracias Taisho, nos vemos mañana -dijo subiendo los escalones.

Él sólo levantó un brazo en despedida mientras se alejaba.

Llego a una gran escalinata, entro a la casa, subió hasta su habitación y se tiró en la cama boca abajo.

No quería admitirlo pero el golpe del monstruo le había dejado la espalda doliendo.

- ¿Por qué estás tan sucio? ¿no me digas que te peleaste? A Kaede no le va a gustar nada si estuviste otra vez peleando.

- No estuve peleando -dijo con voz amortiguada-. Ahora vete Shippo que quiero descansar.

Conexión de la Época actual con la antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora