Capítulo 1: Primer encuentro

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Era una mañana normal de día lunes cuando Aome Higurashi se levantó para ir a la escuela como siempre, excepto por una cosa: ese día era su cumpleaños n°16.

Estaba muy entusiasmada por eso, aunque su abuelo el día anterior le había regalado una 'garra de monstruo' para que la protegiera. Para no ofenderlo la guardó en su mochila, después de quitársela al gato, claro.

Ella vivía en un antiguo templo, su familia se encargaba de él pero nunca había creído en ningún amuleto que allí vendían.

Esa mañana su pequeño hermano Sota la apuró o llegarían tarde a la escuela, así que después de despedirse de su mamá y su abuelo salieron rumbo a la escuela.

- Hermana, espero que te vaya muy bien en la escuela hoy -le dijo el pequeño despidiéndose, ya que él iba a la primaria y el camino estaba hacia el lado contrario al de la chica-. Nos vemos luego.

Aome siguió caminando tranquilamente por una calle típica entre las casas, por la misma que recorría todas las mañanas.

De repente sintió algo extraño, como un escalofrío recorriéndole la espalda. Se giró pero no vio a nadie, entonces siguió, pero esta vez sintió que alguien la observaba. Al girarse levemente vio a un hombre de aspecto extraño que iba detrás, una mano en el bolsillo de la campera abultada. 'Qué raro -pensó- ya que no hace tanto frío'.

La chica apuró el paso, el hombre también. Sólo faltaban unos metros para salir de ahí y llegar a una zona más circulada, cuando Aome sintió que la jalaban del brazo.

- Oye, entrégame la mochila -dijo con su roca voz.

- No, suélteme -forcejeó.

- De acuerdo, si no quieres entregármela tendrás que darme algo más -dijo mirándola lascivamente.

- ¡Auxilio! -logró decir la chica.

- Oye, ¡¡suéltala!! -gritó una voz.

Un muchacho apareció de la nada, empujando al ladrón y liberando el brazo de Aome interponiéndose entre ambos.

- Ah ¿te crees muy rudo, no? -dijo el ladrón sacando una navaja.

Avanzando atacó al muchacho pero éste lo esquivó, sostuvo su muñeca doblándola y con su puño le dió un certero golpe que lo dejó desmayado.

Aome estaba asustada e impresionada, varias personas se habían acercado al escuchar la pelea y ya habían llamado a la policía. Al llegar la patrulla, se llevaron al ladrón quien traía varias carteras debajo del camperón. Le tomaron la declaración a Aome y al muchacho diciéndoles cuando debían volver a declarar.

- Joven Taisho, señorita Higurashi, tengan buen día -se despidió el oficial.

Aome miró a su salvador. Era un chico de no más de 17 con el largo pelo plateado, alto, delgado pero con buena musculatura que llevaba un uniforme azul de colegio.

- Gra... gracias por salvarme -tartamudeó la joven.

- De nada.

- Soy Aome.

El muchacho parecía que no iba a contestar pero dijo:

- Inuyasha.

Ella iba a decirle algo más pero él se giró y empezó a caminar.

Que muchacho más grosero -pensó-, dejarme así con la palabra en la boca.

Aome comenzó a caminar y sorprendentemente iba justo detrás de él. Estaban cerca de la escuela cuando el chico giró y se fijó que Aome aún iba detrás de él.

Debe pensar que lo estoy siguiendo.

Sorprendentemente el joven desapareció y Aome entró a la escuela encontrándose con sus amigas.

- Buenos días, Aome -dijeron sus amigas a coro.

- Buenos días.

- Aome feliz cumpleaños -le deseó Ayumi-, espero que tengas un buen día.

- Es cierto Aome, felicidades -dijo Yuka.

- Felicidades Aome, ¿tienes algún plan para hoy? -preguntó Erin.

- En realidad no, solo espero no tener mucha tarea. -No quería contarles lo que pasó para no preocuparlas, de todos modos era algo que ya había pasado y no tenía que explicarles.

Fueron a su salón y en cuanto todos estuvieron en sus asientos el profesor les dijo:

- Silencio, el día de hoy tenemos un nuevo estudiante, por favor pasa -le dijo a un joven que esperaba afuera-. Él es Inuyasha Taisho, por favor sean amables con él.

Luego de observarlo vio que era el mismo que la había salvado esa mañana.

- Pasa a tu asiento, por favor -dijo el profesor señalando un asiento detrás de Yuka, en la fila a la izquierda de Aome hacia la ventana.

- El día de hoy comenzaremos... - empezó el profesor mientras Aome trataba de concentrarse en la clase pero no podía, se sentía ligeramente observada del lado izquierdo de su espalda.

La clase pasó y sonó el timbre del receso. Todos se levantaron para poder salir, Aome salió ansiosa del salón y en el pasillo se tropezó con una chica castaña haciendo que ésta tirara sus libros.

- Lo siento -se disculpó agachándose para ayudarla a recogerlos.

- No hay problema -contestó.

Era una chica muy bonita, castaña y de ojos grandes.

- Apresúrate Sango -le gritó su amiga-, debemos devolver estos libros a la biblioteca.

- Sí, ya voy -contestó la chica para luego irse.

Aome parecía pensativa, había hablado muy poco en el receso, por eso Ayumi le preguntó:

- ¿Te sucede algo? Has estado muy callada.

- No ocurre nada -contestó aunque eso no evitó que sus ojos se dirigieran al chico nuevo que estaba solo en el salón.

Claro que su amiga lo notó pero no dijo nada.

Por suerte para Aome las clases terminaron y pudo irse a casa.

Dirigiéndose al parque notó que el joven Taisho iba delante de ella, pero cuando se distrajo no vio por dónde se fue. Era mejor así o él creería que sí lo estaba siguiendo.

Ya en su habitación y después de una cena y pastel con su familia, volvió a pensar en él. Esa mañana la había salvado de un delincuente, apenas intercambiaron unas palabras y ni siquiera le habló en la escuela.

¿Acaso ella debía hablarle? Y en ese caso ¿qué le diría? ¿Rescatas muchas chicas por ahí?

No sabía por qué seguía pensando en él, sólo sabía que le parecía conocido.

Ahh Inuyasha...

Conexión de la Época actual con la antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora