BROKEN

1. El cordero.

Disclaimer: Amolad pertenece a The Snipster.

—"Esta historia comienza con un cuento, uno de esos textos que las personas crean para entretener a los niños que ahora están durmiendo, Como toda buena historia que se cuenta antes de ir a la cama, esta tiene un comienzo, algo aburrido debo admitir, un poco tonto he de decir; en algún momento tendrán su nudo y finalmente tendrá un final feliz..." —Su mente mantenía presente las interminables historias que él felizmente le contaba, mientras abrazaba su frazada y veía a ese joven recrear con su manos un universo que él no conocía.

Muchas veces soñó, pensó; que su vida sería pintada como en los incontables cuentos de hadas que le habían narrado; Eso era lo que siempre había querido, y con lo que siempre había soñado desde que tenía uso de razón, la fantástica historia de que dos personas están unidas desde que nacen y que se encontraran como una clase de destino inevitable. Era algo romántico pensar que hay algo que las lleva a sus vidas unir, pero el mundo no es color rosa, es más bien de color obsidiana, que al colocarle todos los colores de las personas que pasan por tu vida sólo queda ese pardo montón de esperanzas que no dejan ni al más fino rayo de luz entrar... y en ese momento es cuando el destino es incierto, cuando te cubren con un espeso velo los ojos y te dejan solo, para deambular en el desierto.

—Maldito... No eres más que un inferior ¡Omega¡— Había Escupido con enojo un joven castaño, mientras su rostro era aplastado por una bota negra y pesada; Unos ojos color ámbar lo miraban con desprecio, mientras una sonrisa burlesca adornaba su agraciado rostro, las lámparas del callejón enmarcaban a la alta figura, su cuerpo se movía con soltura y seguridad, la gargantilla adornada con aquellas puntiagudas piezas de metal le daban un aire peligroso a su persona.

—En este momento ¿Quién es el que está abajo? Sr. Alpha— pronunció mientras ejercía más presión en el rostro que mantenía cautivo contra el pavimento mojado de una calle de Detroit—¿Crees que puedes ir por estas calles sin temor, por la posición que se te dio cuando naciste? —Ladeo con la punta de su bota la mejilla amoratada e hinchada. — Muy mal— Soltó con ironía desde sus sonrosados labios, sin borrar aquella sonrisa de su rostro, movió su índice en negación, ante el forcejeo inútil de su presa.

Las altas horas de la noche hacían a las solitarias calles de los barrios más bajos de Michigan, peligrosos; Un lugar nada seguro para pasear si se tratará de un Omega o cualquier otra persona, sin embargo un cordero vestido con piel de lobo se pasea como rey en aquél inhóspito lugar.

—Déjame ir.... —Suplicó, con gruesas lágrimas escurriendo por su demacrada tez—No lo volveré hacer, ¿Está bien?—Carraspeo en un inútil lamento.

La sonrisa ladina que adornó su blanca piel, no tenía comparación, Des era todo menos una persona frágil, tal vez en algún momento de su infancia añoró ser rescatado cuando se metían con él sus compañeros de clase, quizá; buscó en aquél amigo de la infancia un leal y bravo caballero, para ser rescatado como si una damisela en peligro fuese, sin embargo; aquél le demostró que no debía depender de él, que en este mundo con lo único con lo que contaba era consigo mismo.

—¿Qué dijiste esta mañana? —Preguntó con falso desconocimiento— cierto—Mencionó, mientras daba una fuerte patada en la parrilla costal de su presa —Los Omegas son débiles—un golpe en la pierna derecha de aquél con su stick —Tontos— Soltaba con desprecio —Muñecas vacías para mancillar y vestir. —Termino volteándolo para que lo miraba directo a la cara. —¿Qué se siente caer en la trampa de este débil, estúpido, muñeco de aparador?—ladeo su rostro hacia un lado en forma de interrogación, estaba dispuesto a continuar con su masacre.