5.Talión.

248 26 9
                                    

Disclaimer: AMOLAD pertenece a Thesnipster.


Todo se sentía realmente desagradable; No tenía la conciencia suficiente para saber que pasaba, sin embargo el hedor del alfa, sus asquerosas manos deslizándose por su cuerpo, intentando apartarlos sin lograr hacerlo.

—Mantente quieta muñeca — Habían susurrado en su oído, mientras presionaban sus manos por arriba de su cabeza, y descubrían su pecho. —Te encantará esto— la voz ronca y quebrada por el deseo, pronto la rasposa mano se deslizó por la tersa piel, sin embargo Des lo único que podía sentir era asco....

Era horrible que en ese instante; en el momento en que su mente se nublaba y se sentía como una presa, recordara todo tan certeramente, el alpha en su más bajo instinto. Era tan clara la imagen del pasado, aquellos ojos esmeralda que le veían siempre con tanta entrega y devoción, cuidándolo con fervor, enamorándolo con cada mentira que sus dulces labios le dijeron, inhumano el cambio de cuando la ternura se transformó , reflejándose en esas bellas esmeraldas... nada.

Ese día se sintió acorralado por aquella fiera bestia, apartó la mirada; porque quien tenía sobre de él no era Leo, sin poder evitarlo un segundo aquella vez con preocupación todo su cuerpo tembló en anticipación, retrocediendo al encuentro de ambos, de no haber sido el celo, posiblemente él se hubiera arrojado a los brazos del moreno, sin embargo en ese instante, a sus escasos trece años no sabía qué hacer, su cuerpo reaccionaba por instinto más que por sentirlo verdaderamente, tenía miedo...

—Leo, espera...— el menor temblaba bajo el fuerte agarre del joven. —¿Qué pasa? — fue lo último que pronuncio antes de que sus labios fueran tomados en un rudo beso, mientras estrujaba su fina cintura, produciéndole dolor. —d-duele—tartamudeó intentando apartarlo, sin embargo el agarre se hizo más fuerte, empezando a introducir sus manos por debajo de su camisa blanca, recorriendo de manera tosca y sin experiencia su espalda.

Ante sus crecientes jadeos, y el calor de su cuerpo que no se iba, empezaba a sentirse extraño; todos siempre decían que era su culpa, "provocar" "incitar" ¿Realmente lo era? Los niños que se arrojaban sin motivo sobre de él, los adultos muchas veces intentaron atraerlo en lo que ahora reconocía, como un engaño para someterlo y volverlo propiedad de ellos.

Él simplemente no sabía qué hacer con sus ciclos de ovulación; todos sus compañeros sabían que era un omega; se había presentado su primer celo cuando tenía 7 años; causando tantas murmuraciones, y reclamaciones hacía su familia. Una gruesa lágrima se había deslizado por la tez blanca.

—¡Detente!—Había gritado empujando al mayor, mientras sus ojos se cristalizaban al recordar las veces en que fue acusado.

Intentó escapar del moreno, tropezando en el proceso; en su mente el actuar de aquél era culpa suya. Sin embargo, fácilmente fue presionado contra el suelo, las manos de Leo pronto rompieron su camisa y tomaron su pecho, marcándolo a un paso exigente y demandante, los besos pronto se volvieron succiones, y aquellas en marcas moradas y rojizas en su piel nívea, su llanto era opacado por sus propios gemidos y jadeos, era demasiado placentero, no tenía la fuerza para evitar al alpha, sus brazos temblorosos rodearon a Spindler y lo acercaron así mismo, entregándose por completo...

Sin embargo aquel acto fue notado por Leo, quien estaba perdido en su propio instinto y las palabras de su madre, aquellas que resonaban en sus adentros: "La mujer de un viejo asqueroso que logré poseerlo" El chico sólo bufó molesto mientras deshacía el agarre del menor, y lo volteaba con su rostro sobre césped del jardín.

El suspirar del mayor contra su cuello, y la rudeza con la que fue puesto en el suelo, lo hizo regresar a la realidad, no quería, no podía... A él ya le habían explicado las consecuencias de aquello, quería a Leo pero era demasiado pequeño para saber qué era lo que quería en ese momento.

BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora