11/agosto/2003
El Pato de la escopeta.
Aquella mañana me desperté con media hora de retraso y debido a esto, el agua ya estaba fría cuando quise bañarme. Pues, mi madre lo encendía una sola vez, para sembrar disciplina. Pero eso no fue todo, también descubrí que las agujetas de mis zapatos tenían chicle y tuve que quitársela. Por lo que, cuando llegué a la mesa para desayunar todo estaba frío.
Para todo esto, mamá ya se había ido al Instituto y no pudo llevarme a la escuela. Por lo que tuve que caminar. Encontré a "Pat" en la entrada de la escuela, esperándome con un par de ojos dulces como una estrella saltarina.
Mi amor por ella es como el aire de un suspiro, llena mi cuerpo de paz aun en las noches más frías. Mi amor por ella es magia debajo de la luna, es una fuerza que me convierte en algo más que una persona.
Subí la escalinata mirando su cabello negro balancearse de un lado a otro desprendiendo un aroma a durazno. Su mirada siempre iba hacia el frente y su nariz cambiaba de dirección como la pluma de una brújula. Lo que siempre me hizo preguntarme si había una imagen más hermosa que la de su nariz partiendo el cielo y la tierra durante el atardecer.
La acompañé a su salón y me dio un beso en la mejilla para despedirse. Miré sus ojos un buen rato, para corroborar que todo aquello fuera realidad y no una ilusión mágica. Así que la vi caminar hacia su salón, deslizándose por el mundo como una sombra que lo llenaba con su elegancia.
El resto de mi día fue un tortuoso lamento para poder verla de nuevo. Pero todo empeoró en el segundo receso cuando, tuve que pagar mi deuda con Karina y tuve que usar todo mi dinero para comprarle el desayuno en lugar de comprar algo para mí. Por lo que regresé a mi clase de contabilidad con el estómago vacío. Lo bueno fue que la profesora salió del salón y nos dejó instrucciones para trabajar en equipo. Pero mi equipo, era muy malo. Porque nadie sabía nada de contabilidad y siempre teníamos que pedir ayudar al resto de los estudiantes. Así que hicimos lo mismo de siempre, nos miramos a los ojos, sonreímos y fuimos a pedir ayuda.
Pero eso resultó ser muy bueno para mí, pues cuando me encontraba pidiendo ayuda mi estomago rugió tanto que todos escucharon. Provocando que una de mis compañeras me ofreciera galletas. Su nombre era Nitzia, era una chica muy amable. Siempre sonreía a todo el mundo y les hablaba con una voz suave como el canto de un pajarito.
-No puedes pasar el día sin comer. – Dijo y me dio una palmada en el hombro derecho.
Tomé las galletas y las comí tan rápido como pude, Nitzia sonrió y me ayudó a terminar la actividad.
Entonces, regresé a mi equipo con las respuestas para compartírselas. Y luego me dirigí al taller de arte para ver a "Pat". La encontré parada frente a un lienzo, tenía el cabello amarrado con una liga y había dejado dos mechones libres, a la altura del rabillo de sus ojos. Su nariz afilada se movía como una espiga de trigo en el campo, era dulce, graciosa y bella. Así que entré y me acerqué a ella.
-Hola, ¿cómo estás? – Le pregunté.
Sus grandes ojos me miraron escudriñándome, mientras una sonrisa nacía en su rostro.
-Hola ¿Qué haces aquí? – Contestó.
-He venido a verte. – Le dije y tomé su mano con la que sostenía un pincel de madera clara.
Su piel era tan suave como las flores de algodón maduras.
-Te extraño. – Le dije, ella sonrió y soltó una risita como grillito cantor.
La miré a los ojos y mi estomago rugió.
Un bochorno me subió por todo el cuerpo, para asentarse en mis mejillas.
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Ámame Hasta el final
RomanceErnesto tenía una vida tranquila. Pero todo cambió cuando se enamoró de una princesa de la mafia. Entonces, descubrió que la misteriosa muerte de su padre, había sido un asesinato por la familia de su amada. Un amor rodeado de oscuridad.