Tercera Carta

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El atardecer tenía su nombre.

Después de aquella charla, Fausto me llevó a una cabaña detrás de la mansión Amatti. Era blanca con tejado marrón y una chimenea de ladrillo rojo. No obstante, había algo que la hacía extremadamente peculiar. Tenía un porche con un saco de boxeo y un par de sillones de madera clara con cojines terracota.

-Esta es la casa. – Dijo Fausto sonriendo y señalando el saco de boxeo.

-¿La casa? – Pregunté.

-La casa donde los niños se convierten en hombres. – Dijo Fausto. Y me sonrojé.

Antes que nada, no Emma, no es ese tipo de casa. Deja que te explique. Apenas al llegar al porche se pude escuchar música clásica, acompañada del aroma de carne asada y romero. Es una casa rustica, una casa vieja y una casa maldita. Antes de acercarnos a la puerta, ésta se abrió desde adentro, dejando ver al encargado de la entrada "Simón" un chico delgado de unos 2 metros, con cabello verde y ojos del mismo color. Vestía un traje gris metálico con camisa negra.

- Bienvenuti.- Dijo Simón.

- Grazie.- Contestó Fausto.

-Ill ragazzo di Patrizia.- Añadió

- Por favore.- Contestó Simón extendió su mano derecha mostrándonos el camino al interior.

Detrás de la puerta había un recibidor lleno de sombreros, abrigos, chaquetas, zapatos y botas. Así como un letrero con todas las reglas del lugar.

1.-No usar zapatos.

2.-Dejar tu prenda exterior en el perchero.

3.-Deja tus llaves, tu teléfono y tu dinero en un casillero.

4.-Procura traer algo de comida cada vez que puedas.

5.-Deja tu arma con el armero.

6.-Se prohíbe el uso de armas blancas dentro de "la casa".

7.-Está estrictamente prohibido pelear por mujeres dentro de "la casa".

8.-Los acuerdos de la casa se llevan a cabo por votación en junta de consejo en la sala principal.

9.-No hablar de negocios dentro de "la casa".

10.-Nunca faltar la regla número 11.

11.-Jamás traer a alguien que pueda traicionar a la familia.

Fausto me hizo leerlas tres veces antes de adentrarnos más. Así que después de que se aseguró de que las había comprendido. No quitamos los zapatos, dejamos nuestras cosas y entramos a la sala principal. Que era tan grande como para 40 personas, pero sólo había 6 al momento. Sentados en 2 de los 3 sillones de piel frente a un televisor de pantalla gigante.

-Un lugar sin reglas, es el peor en el que puedes estar. El respeto es lo más esencial para ser feliz. – Dijo Fausto.

-Este es Ernesto, el chico de "Pat". – Dijo Fausto.

-¿No es demasiado joven para morir? – Preguntó el más grande y fuerte de todos, parecía un oso. Su cabello era negro y rizado, con piel morena. Usaba un traje negro con camisa roja. Me tragué media lengua cuando hizo su comentario y todos comenzaron a reír. Entendí que querían jugarme una broma, pero un chico delgado de cabello blanco y traje negro preguntó.

-Enserio, ¿no es demasiado joven? ¿De dónde lo sacaron? Tiene que ser hijo de alguien del gobierno o de alguien de la marina para hacer algo como esto ¿Verdad? – Dijo aquel chico, su nombre era Romario.

Ámame Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora