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Tercera semana

Organizar una boda no era para nada fácil.

Primero estaba hacer la lista de invitados, luego buscar un salón y una iglesia disponibles el mismo día, después mandar a hacer las invitaciones, organizar las mesas de acuerdo a quién se llevaba bien con quién, el pastel, la comida, poner tu mesa de regalos donde obviamente todos te regalarían electrodomésticos para que empezaras tu vida nueva al lado de tu nuevo compañero como se debe, encontrar el vestido o traje ideal, las damas de honor, madrinas, padrinos, arreglos, adornos, ensayos, las sortijas y ahí se fue todo el dinero que ahorraste durante toda tu vida para mudarte a otro lado.

Y si faltaban casi dos meses para la tuya, olvídate.

Los detalles finales, que quieres cambiar esto, que no se puede aquello y la maldita sesión de fotos en algún momento.

No, esperen, esa es el día de la boda, ¿cierto?

Barry miraba a Audrey ir de un lado a otro, sus ojos se movían con ella. Él había decidido mantenerse quieto en lo que la pobre chica entraba en crisis porque al lado de una chica tan dramática y problemática como ella que como un plus amaba pelear con la gente era mejor mantener distancia.

—Mis tíos en Gótica todavía no me mandan confirmación.

—Lo harán, Audrey, faltan dos meses.

— ¡Exacto! ¿Quién dice que no se les presentará algo ese mismo día?

El chico cerró los ojos un momento pero de repente los abrió.

— ¿Gótica todavía tiene a Batman?

—Ajá —dijo Audrey—. No sé por qué te preocupas sobre eso, Bartholomew.

—No, es sólo que... ¿de casualidad has llegado a una conclusión de quién es?

No como que supiera quién era el vigilante de Gótica en su otra linea del tiempo, con ayuda de Cisco todos habían llegado a la conclusión de que existía la mínima posibilidad de que Batman, el vigilante de Gótica, fuera Bruce Wayne. No sería la primera vez que un millonario quisiera ser superhéroe como tal era el caso de Oliver Queen alias Flecha Verde.

—Mis instintos de mujer gritan que es Thomas Wayne.

Si Barry hubiera estado tomando agua, seguramente la hubiera escupido.

— ¿Thomas Wayne?

—Ajá. Y si quieres hablar del Guasón, entonces esa es Martha Wayne.

— ¿Y qué hay de Bruce?

—Cariño, fingiré que tu repentina amnesia se debe a que también estás estresado por todo esto.

La razón por la que Audrey estaba comportándose así era porque en ese momento estaban en la floristería donde les harían los arreglos que estarían de centros de mesa y colocados en lugares específicos de la iglesia y el salón.

Según lo que Barry entendió, Audrey meses atrás había pedido que en los arreglos colocaran al menos tres peonias y algún estúpido lo cambió a girasoles y ahora los dos adornos de prueba eran un fracaso, Audrey se enojó y se volvió a enojar al decirle que las peonias estaban agotadas pero que buscarían para tener todos sus arreglos el día de la boda.

Que era en dos meses.

Audrey estaba molesta por ese insignificante detalle que a lo largo de los dos meses podría arreglarse sin necesidad de tanto drama.