Amargado pero a la vez tan dulce.
Tan frío pero a la vez tan cálido, que estar en sus brazos te derretía en cuestión de segundos.
Un tipo duro, difícil de roer, pero que una vez que llegas a su corazón resulta tan blando como una pluma y tan tierno como un cachorrito.
Con esa mirada que te dice; "Aléjate", pero que si lo miras de muy cerca te dice: "Quedate conmigo".
Con su postura de: "Me importa un carajo el mundo" y sus "Solo me importas tú"
Parecía que los odiaba a todos... Excepto a mi.
Era un hombre difícil, pero tan fácil de querer.