JEFE DE SEGURIDAD

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Omar apenas estaba terminando de ponerse el traje anti radiación cuando le llegó la primera llamada de emergencia. Miró hacia el panel de seguridad y advirtió que provenía de la sala del científico. Llegaron 2 llamadas más, lo cual le hizo vacilar por un momento. No obstante, decidió que cualquier cosa que proviniera de aquel doctor loco era mucho menos importante que la salida de reconocimiento que tendrían en 5 minutos cuando llegaran a su destino.

Aquel magnífico destino que tanto había soñado conocer. Ahora tendría el privilegio y el honor de ser el primero en pisar aquel vasto territorio inexplorado hasta el momento. En todos sus viajes como guardia nunca había llegado tan lejos. En su trayecto hacia el cinturón de meteoros había viajado hacia la velocidad luz, es verdad, pero apenas durante 12 minutos. Un viaje de más de 3 horas a la velocidad Luz significaba mucha distancia. Muchos años luz de distancia para poder llegar a aquel lugar soñado.

- ¿Estamos listos?

Omar giró la cabeza. Ricardo Méndez, líder de la expedición, aguardaba su respuesta con la expresión intranquila.

- Dame un minuto más. ¿Alguna novedad?

- No sé si deba decírtelo, quizás no te concierna a ti, pero… me pareció ver algo a través de la ventana. Algo inhumano.

- ¿Algo inhumano? – Omar frunció el ceño. Bajo su peso sintió como la nave disminuía la velocidad poco a poco. – La velocidad Luz se ha desactivado. Dime, Ricardo, que fue exactamente lo que crees que viste.

- Primero parecía una sombra, pero era muy pequeña para ser parte de la nave. Así que seguí mirando. Pensé que era una anomalía causada por la velocidad de la nave pero, en ese instante, me pareció verlo moverse.

- ¿Te pareció? – Un gesto de incredulidad apareció en el rostro de Omar.

- Bueno no estoy seguro. ¿Algún tipo de ser podría moverse a esa velocidad? Incluso una nave muy pequeña no podría. Todo esto me da mala espina Omar.

El jefe de seguridad reflexionó por un momento. Entonces las sirenas empezaron a sonar. Habían llegado a su destino.

 

- No te preocupes. – Fue su respuesta, y acto seguido se levantó y llamó al equipo. Luego miró a Ricardo. – Es hora de empezar con el reconocimiento. Yo iré adelante.

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