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—¡Tyler! ¡Un capuchino a la mesa 21!.-

—¡Saliendo!.—

Un día después del accidente en mi muralla y aún así vengo a trabajar al café de mi familia como es costumbre, “Joseph's coffe” ya tiene muchos años de tradición y prestigio por lo cuál mi familia siempre le ha puesto ese grado de importancia al asunto de trabajar dentro del local, es como un reconocimiento a alguien de la familia y por ende no debo faltar.

¡No hace poco obtuve porfin el trabajo!

A decir verdad soy un poco asocial/tímido, por lo que he estado mejorando para que mi familia se sienta orgullosa y hacer valer el reconocimiento que me han hecho al contratarme.

El lugar estaba adornado al estilo vintage clásico y viejo que nunca pasa de moda.
Mesas de madera caoba con terminaciónes únicas que mi abuelo hizo junto con las sillas y el mesón principal donde se suele cancelar los pedidos.

Las paredes blanquecinas eran adornadas con florecillas con un tono un poco más oscuro que su fondo, en ellas habían hermoso cuadros de flores amapolas y girasoles.

Toulouse Lautrec.

También habian afiches, de Coca-Cola antiguos, de marcas de autos, pop art, aquí había mucha diversidad.

Ventanales de marco obscuro, muy grandes adornaban las paredes y estos daban un vistazo a la ciudad pues el café estaba en un segundo piso.

Al mirar el ventanal principal, al servir los pedidos siempre he de recordar con cariño, aquel día en el que hubo fuegos artificiales, junto a mi familia apreciándo esa vista digna de recordar.

Sonreí y tomé el capuccino, junto con una charola plateada y las puse en mi mano derecha para mirar las mesas.

Tenía tiempo practicando el balanceo de los platos sobre mis manos, por si se rompe algo tendría que pagarlo yo desde mi sueldo lamentablemente.

Mejor prevenir que lamentar.

Miré la charola sobre mi muñeca una vez más y busqué entre las mesa el número veintiuno.

Choqué la mirada con un joven de ojos bicolor muy guapo, su cabello desordenado y chaqueta de cuero le daba ese aire de chico rudo que tanto me gusta.

Me di cuenta después de haberlo mirado embobado unos instantes, de que su mesa era precisamente la que buscaba.

El número de la mesa estaba a lado de su  brazo tatuado junto con unos papeles rojos.

¿Papeles rojos? ¿ para qué? Dirán ustedes, les explicaré.

Este lugar tiene un peculiar juego con sus clientes ya que cada vez que le quieres dar un reconocimiento al mesero, por su buena atención o por gusto, tienes en cada mesa pequeños papeles en forma de corazón y un plumón amarrado en la mesa.

El cliente debe de anotar su nombre en el papel y pegarlo en el delantal del mesero y/o mesera.
Yo tenía muchos corazónes, los más destacados eran de chicos.

Personalmente no me acuerdo de sus nombres liado a la persona que me entrega el corazón. Pero sí de caras y sonrisas.

Mi Mirada se desvió a su cabello, antes lo traía de un color distinto.

Recordé inmediatamente al chico encapuchado del día de ayer quién poseía un color similar ¿una coincidencia?

Es imposible, no creo que sea el mismo debe ser mi imaginación, si, eso debe ser. El mundo no es tan pequeño.”

Dejé el capuchino sobre  la mesa simulando tranquilidad—... Con su permiso.

—Esp... Espera un momento.— me detuve en seco y lo miré con cordialidad.

¿Sí?..¿Necesita de  algo más, señor?
—Necesito... Hablar contigo.

“¿Qué?”

Lo lamento señor, no puedo hablar de más con los clientes.

—... Es sobre tu muralla.

Lo miré sorprendido y muy confundido.

Unas imágenes volaron por mis cabeza como si de una película se tratase, mostrando el peculiar cabello y las borrosas facciones del vándalo del día anterior, conectandose con el cliente.

Su cara conectó precisa con él.


Él, quién lo despertaba por las noches con la garganta seca por la incertidumbre de no saber por qué lo miraba de esa forma en la cafetería. El joven que le entrego un corazón,

su primer corazón.

No logró reconocer su rostro en la noche por su somnolencia, ”Estúpido tyler, estúpido.”

“Sí ya me conocía... ¿Lo habrá hecho aposta? ¿De verdad es él?.

El hermoso joven desconocido de la noche anterior, el joven de buzo estrechamente apretado en su cintura y torso.  El que le dió su primer corazón. ¿Le pintó su muralla?

¿Dios, por qué me haces esto?

Derepente sentí la necesidad de hacerle un millón de preguntas.

Y ahora tenía la oportunidad perfecta, pues no sabía dónde encontrarlo y justo ahora me había caído del cielo.

No les mentiré, si que quería buscarlo.


S-salgo a colación a las 2.— le dije mirando mi reloj en mi muñeca, sin mostrar mis ganas de hablarle, temblaba.

Carraspeó.

—... Bien, estaré aquí hasta entonces. Por cierto soy Josh.- Dijo tendiendome su mano.

Tyler.— Tomé su mano dimensionalmente más grande que la mía. Áspera y callosa.

Sentí un click.

Josh. Josh. josh. josh

Por inercia miré mi uniforme, mí vista se fue  al corazón más gastado que llacía pegado sobre mi uniforme, con una caligrafía característica de grafiteros, que decía Josh.

Algo nació dentro de mí. Un cosquilleo que  jamás había sentido dentro de mi organismo en la parte de mi estómago.

Josh.

Una corriente eléctrica atravesó mi espina dorsal.

Me alejé de él con una sonrisa boba, pero a la con un seño fruncido, muchas sensaciones simultáneamente.

Las horas en mi trabajo por primera vez se hacían interminables, tanto y más junto con la mirada penetrante de Josh sentado junto a la puerta principal.

(•••)

Ya al terminar con el último cliente a las 2:15 minutos, cambié turnos con una compañera a la velocidad de la luz.

Fui a los casilleros y me saqué el delantal, saqué un poco de loción y me eché por las dudas.

Me miré en el espejo no muy convencido de mí aspecto, suspiré y salí.

Hey.—Me senté en la silla frente a él.

—Hey— Sonrió sin dejar de mirarme.

Esquive su mirada inevitablemente.  Sentí el calor sofocante

¿Cómo lograré mantener una conversación sin desmayarme con este hombre al frente?

...

Grafiti ‹‹Joshler››Donde viven las historias. Descúbrelo ahora