II

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Semanas después de lo ocurrido con aquella niña de ojos verdes, me encontraba cierto día subiendo las escaleras de la torre del Hokage. Sandaime sama había solicitado mi presencia con urgencia, así que, dos horas después del llamado, toque las puertas de la gran oficina haciéndome pasar momentos después.

–Hokage sama, ¿me ha llamado? – pregunté con todo el respeto que pueda tener.

El Hokage, quien no hiso ningún ademán de molestia por mi rechazo, me dijo a continuación.

–Kakashi, ¿Recuerdas la niñita que cuidaste semanas atrás? – yo asentí levemente con la cabeza. – Pues sus padres te han querido agradecer desde hace días el gran trabajo que has hecho, pero como estabas en una misión, los he llamado hoy.

Fue entonces cuando me percate del grupito de personas que se encontraban a un costado de la habitación. Un señor de mirada amable y una señora con carácter visiblemente fuerte pero con una ligera sonrisa se encontraban tomando con sus manos los pequeños hombros de una sonrojada niña.

La chiquilla nomás me vio, me empezó a preguntar con la mirada si podía venir conmigo. Yo, asentí ligeramente y la escuincla corrió hacía mí.

–¡Onii-saaaaaaaaan! Gritó mientras me apretujaba fuertemente mi pierna izquierda. Revolví un poco sus cabellos rosados mientras me miraba felizmente.

–Los padres de Sakura están muy agradecidos con tu trabajo, la niña se ha encariñado completamente contigo, así que han pedido de favor, que te asigne la misión de cuidarla estos dos días mientras ellos salen a un pequeño viaje de negocios. – habló el hokage entre pequeñas risas.

–¿Qué? – fue lo único que atine a decir. Ósea, ¿Qué? En que rayos estaban pensando, soy un asesino silencioso! No un "niñero" que cuida a niñitas mientras sus padres "hacen" un viaje. Estaba a punto de negarme cuando unas manitas jalando mi capa me llamaron la atención.

–Onii-saaan, nos vamos a divertir mucho. – y ahí estaban esos ojitos y esa carita suplicándome ¡maldita manipulación femenina!

–Sakura chan, yo bueno... – trate de negar de una forma sutil, pero las voces de sus padres me interrumpieron.

–Sabíamos que accederías, estamos muuuy agradecidos contigo. Eres un chico muy lindo y apuesto, te recompensaremos por esto. Cuida bien a nuestra pequeña Sakura... – el ajetreo de su madre alabándome por algo que no he aceptado me confundió. Su padre me puso una gran y pesada mochila en mi mano mientras me daba indicaciones como –Cuida que se duerma temprano, que no tome mucha agua antes de dormir , – y esa santa de cosas que no lograba atender.

Segundos después los padres de Sakura, quien aún se encontraba tomada de mi mano, desaparecieron tras la puerta.

–¡¿Qué?! – Suspiré – Hokage sama, esto es...

Tres niños y un ANBU || Equipo 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora