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Olvide cuando fue la última vez que alguien hizo enfurecerme, solo sabía que ese escuincle lo había hecho.

Salí del cuarto enojado con un único objetivo: encontrar a cierto niño rubio y despedazarlo. Ok no, pero si darle una buena tunda.

Bajé las escaleras, giré por el primer pasillo a la izquierda, luego a la derecha y seguí en línea recta. Sabía perfectamente donde estaba aquel enano y quería llegar antes de provocar una posible cuarta guerra ninja.

–Ah... ¿Y qué es hum, "penetrar"?

La sangre se me heló al momento. Había llegado a la habitación, pero no a tiempo. Adentro, se encontraba una de las mujeres más peligrosas de Konoha, una kunoichi le quedaba corta. Su nombre era Yuuki, su apellido no recuerdo. Tiene 20 años y representa todo lo contrario a su nombre. Es peligrosa, explosiva, fuerte.

–Naruto ¿Dónde viste esa palabra?

–Hum, la leí de un libro. Tenía muchas palabras románticas, me salté varías ojas y me encontré con esa palabra.

Lo esuchaba tras la puerta. ¡Maldito escuincle!

–¿Ah... s... si? –Yuuki sonaba nerviosa – ¿Y qué libro era?

Mi corazón se paró en ese momento.

–Este de aquí...–

–¡Hatake... KAKASHI!

Y fue ahí, después de oír el estruendo al abrir la puerta y ver a esa mujer enojada cuando la ida de despedazar a Naruto no sonaba mal.

¡Maldito escuincle!

–Hum, ¡Hola! – saludé

Yuuki me miraba furiosa con el rubio atrás de ella viendo asustado la escena mientras cargaba en sus manitas mi libro ¡Mi preciado Icha Icha!

–Ka...ka...shi – susurró mi nombre con lentitud.

–Hum, vengo por mi libro – señale a Naruto. Yuuki despertó de su transe y cargo a Naruto mientras pegaba mejilla con mejilla a la de él y lo acurrucaba.

De más está decir que Naruto se sonrojaba al tacto con la mujer. De más está también, decir que Yuuki era de las pocas y contadas personas en la aldea que aceptaba al niño.

–¡Que te pasa Hatake! ¿Cómo puedes perturbar la mente pura e inocente de un niño? ¡Eres un enfermo! ¡Deberías dejar de leer estos libros malditos!

Esa y otras cosas gritaba la chica

–Em, disculpe señorita pero, la busca el director del orfanato...– interrumpió un pequeño y nervioso joven con lentes.

Yuuki suspiró.

–¡De esta no te salvas! Ahora vuelvo...

Y se fue, afortunadamente, se fue.

Voltee a ver a Naruto y este me sonrió nervioso.

–Maldito mocoso – susurre mientras tomaba mi lindo, preciado y hermoso Icha Icha con mi mano izquierda mientras que con la otra tomaba la mano de Naruto y salíamos caminando de ahí.

Pasamos por el jardín del orfanato. Había muchos niños jugando pero, conforme nosotros cruzábamos esa plaza, los pequeños se abrían y retiraban del camino por donde andábamos. Era por Naruto. En cambio, el pequeño rubio solo andaba cabizbajo.

Su presente no era muy diferente a mi pasado...

–Naruto

Volteo.

–¿Vamos por una nieve?

–¿Y en la noche iremos al festival como habías dicho?

Asentí.

Sus ojos azules se iluminaron y con una gran sonrisa, aceptó.

–Amm.. ¿Amigo?

–¿Hum?

–¿No deberíamos pedir permiso para salir del orfanato?

–Deberíamos...

–¡Amigo! ¡Nos van a regañar!

Me voltee y le sonreí.

–Una de las ventajas de ser "odiado" por todo el mundo, es poder salir a comprar una nieve sin que lo noten. ¿No crees? – Levante mis hombros y le sonreí

Naruto me miró con una cara de puchero, suspiró se cruzó de brazos y 5 segundos después empezó a reír echando sus brazos tras su cabeza.

Reía como no lo hacía en mucho tiempo.

–Tenemos una gran ventaja, amigo – y chocamos nuestros puños.

Continuó caminando con gracia.

–¡Amigo!

–Hum

–Entonces ¿Qué es penetrar?

Eso no esperaba.

–Em bueno... es cuando metes algo en algo.

–Aaah ¿Y "tomarte entre mis brazos y llevarte al infinito en un segundo"?

–Hum, es como cuándo le hace muchas cosquillas a una niña y se ríe mucho....

–Aaah... ¿Y qué es hum, "acariciarte suavemente tu monte venús"?

–¡Naruto deja de preguntarme cosas!

El niño me miró sorprendido. ¡Me había sacado de mis casillas!

–Dame la mano, guarda silencio y nunca ¡NUNCA! Vuelvas a preguntar sobre mi Icha Icha ¿Ok?

–Esta... está bien amigo... – me contestó con nerviosismo.

Tomó mi mano, y en paz y silencio caminamos en busca de una nieve.

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Tres niños y un ANBU || Equipo 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora